Durante algunos de los más álgidos momentos de la pandemia del covid-19, las lagunas artificiales de Crystal Lagoon estuvieron llenas. Los negocios del bioquímico y empresario dueño de la firma, Fernando Fischmann, no pararon. De hecho, todo lo contrario: el 2020 fue, a pesar de lo que se podía esperar, uno de los mejores años en la historia de la firma chilena.

Las Lagunas de Acceso Público (PAL, por sus siglas en inglés) Epperson, en Florida, y Lago Mar, en Texas, vendieron diariamente unos US$50 mil en entradas, recibiendo más de 1.200 visitantes con pases que se agotaban con una semana de anticipación, cuenta el gerente general de Crystal Lagoons, Cristián Lehuedé. Y todo esto, mientras la mortal crisis sanitaria arreciaba en Estados Unidos.

'Su éxito se debe a que los lugares turísticos y playas públicas son difíciles de controlar sanitariamente. En cambio, en un proyecto PAL se puede controlar el acceso, tomar la temperatura, respetar el aforo y distanciamiento necesario, etc. Esto ha incentivado a que la gente que no estaba dispuesta a ir a una playa pública, vaya a las lagunas de acceso público, lo que ha generado un tremendo éxito', explica el ejecutivo.

Desde hace un año que el número de proyectos de Crystal Lagoons se ha disparado alrededor del mundo, principalmente por el modelo inmobiliario master agreement, en que la empresa se asocia con desarrolladores para construir proyectos. Hoy, cerca de un 90% de los contratos de la empresa son de este tipo. Y de los 1.015 proyectos que tiene la empresa de Fischmann en distintas etapas de desarrollo alrededor del mundo (en un total de 60 países), 810 son PAL.

'Durante la pandemia hemos firmado los más importantes master agreements de nuestra historia', asegura Lehuedé.

Entre ellos está el contrato con el consorcio Hyundai-NexPlan en Corea del Sur, para construir 30 proyectos PAL en distintas ciudades del país; más de 16 proyectos en asociación con la multinacional Epic en Estados Unidos, donde los primeros estarán en Phoenix y Los Ángeles; y 18 PAL en Centroamérica, distribuidos entre El Salvador, Guatemala, Costa Rica, República Dominicana, Honduras, Panamá, Nicaragua y Belice.

También firmaron en Pakistán contratos para 15 lagunas de acceso público con el holding empresarial local Ary Group.

Las ideas de Fischmann

Uno de los últimos inventos de la empresa son lagunas con sectores temperados. La idea fue del mismo Fischmann, quien está radicado en Miami, Florida, donde trabaja la mayor parte del tiempo junto a su equipo de Investigación y Desarrollo.

Hoy Crystal Lagoons vale US$4.100 millones, según la consultora Economics Partners y tiene 2.000 patentes. Y quizás la idea clave que disparó el negocio de la empresa fueron justamente los mencionados master agreements. Estos licenciamientos son contratos en los que la empresa se asocia con inversionistas institucionales, fondos de inversión, desarrolladores inmobiliarios o incluso con family offices, para construir proyectos.

Crystal Lagoons les promete a los socios exclusividad en zonas geográficas determinadas, y se queda con alrededor de un 20% de las ganancias por entradas, además de la explotación comercial dentro del proyecto, como ventas de tiendas comerciales, eventos, etc.

Los inversionistas parecen pensar que este es un trato justo, sobre todo viendo la resiliencia que los complejos de Crystal Lagoons y sus anteriores socios han tenido a la actual amenaza sanitaria.

'En el mercado inmobiliario, los desarrollos de Crystal Lagoons son a largo plazo; por lo tanto, proyectos que se firmen hoy, comenzarán no antes de un año y medio', agrega Lehuedé.

Además, comenta que la tecnología de la compañía opera de manera remota, 'ya que las lagunas son íntegramente operadas por internet, lo que permite desde cualquier lugar del mundo monitorear y controlar a través de telemetría todos los sistemas de las lagunas'.