Señor Director:
El 11 de abril de 2016, en dependencias del CREAD Galvarino de Sename, en Estación Central, murió Lissette Villa, en un procedimiento calificado como fuera de todo protocolo, según las autoridades de la época. El caso hizo visible los graves problemas del sistema de protección, dio pie a comisiones investigadoras y puso al país en la retina de organismos internacionales.

La opinión pública comenzó a demandar mayor transparencia y se dieron a conocer cifras estremecedoras, contabilizando más de 1.800 muertes de personas, desde 2005, que estando bajo custodia del Estado perdieron la vida. En 2018 el Comité del Niño de Naciones Unidas identificó graves y sistemáticas vulneraciones, recomendando legislar sobre un sistema de Protección Integral, entre otros. Asimismo, solicitó la eliminación del CREAD de Playa Ancha en la V Región, luego de reportes sobre graves vulneraciones en dicho centro, administrado directamente por Sename. La respuesta del Estado fue avanzar en eliminar los CREAD y transformarlos en residencias familiares y de alta especialización.

También como parte del Acuerdo por la Infancia, se avanzó en la separación del Sename en el Servicio de Reinserción y otro de Protección Especializada, el que hoy está en etapa de formulación para su entrada en vigencia. Pero, a pesar de los avances, quedaron pendientes importantes reformas.

Precisamente el lapidario informe de la PDI, dado a conocer en 2018, dio cuenta de 2.071 graves vulneraciones en cerca de un 90% de las residencias catastradas, y 310 abusos sexuales en el 50% de ellas. Inevitablemente, el Sename es un sistema complejo que requiere de buenos dispositivos de control, inexistentes.

Por otra parte, hay importantes carencias en materia de salud y educación. Mientras no exista un sistema que garantice el acceso a un catálogo de derechos, con responsables y sanciones para quienes no cumplen, los cambios legislativos no tendrán una expresión real. Quedan innumerables desafíos, son generaciones privadas de protección, expuestas a numerosos riesgos porque aún no cuentan con un sistema de protección que les garantice su desarrollo positivo.