Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2021-07-13
Tipo:   Prensa Escrita
Página(s):   A7
Sección:   Cultura
Centimetraje:   25x20

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'Pancho era el que que más versos conocía, más melodías dominaba y más entonaciones utilizaba', asegura Manuel Sánchez.
El Mercurio
Francisco Astorga, el maestro mayor del canto a lo poeta
Fallecido a los 61 años por covid-19, deja un legado en escritos, versos, cantos, investigaciones y cientos de alumnos a quienes enseñó.
Son mil décimas las que a esta hora se están reuniendo espontáneamente entre sus seguidores, alumnos y compañeros para recordar a Francisco Astorga Arredondo, cantor a lo divino y guitarronero, investigador y educador, y sobre todo un hombre clave para entender la evolución en la historia reciente de este culto. Un formulario distribuido por redes sociales con ese nombre, 'Mil Décimas para Francisco Astorga', busca dar con un primer homenaje a su figura.

Tras una larga hospitalización en Rancagua, la noche del sábado Astorga falleció producto de complicaciones del coronavirus. Tenía 61 años. Sus restos fueron velados en su casa de El Rincón, en San Francisco de Mostazal, y sus funerales se realizaron ayer en el Cementerio Parroquial de Codegua.

Codegua, Rancagua, San Francisco de Mostazal, El Rincón, El Romeral de Pilay, y otras comarcas centrinas fueron un territorio sin límites nominales por donde el joven e inquieto Astorga comenzó a moverse en busca de los secretos del canto a lo poeta y del guitarrón chileno de 25 cuerdas. Hizo suyo ese instrumento, que llegó a dominar con maestría, pero que a la vez compartió abiertamente a través de sus investigaciones, método para la práctica y la cátedra que creó en la UMCE.

'Pancho fue el hombre que introdujo el guitarrón a la universidad. No existe otro maestro tan decisivo en la historia del canto a lo poeta como él', define Manuel Sánchez, uno de sus alumnos aventajados de los años 90. 'Los cantores viejos, que eran grandes creadores, no siempre podían enseñar. Otros no querían que les robaran sus versos, y algunos incluso cantaban dando la espalda al público. Pancho daba la cara siempre para compartir esa sabiduría', agrega.

'Los dos hicimos un camino juntos, aunque él era siete años mayor que yo', rememora la payadora Cecilia Astorga, su hermana. 'Nuestros padres eran profesores rurales y nos alentaron a hacerlo. Pancho al final conectó dos épocas: el pasado del canto a lo poeta, que estaba muy oculto, y la época de hoy, que es muy activa. Él enseñó por años de años como profesor de Música en escuelas y como profesor universitario en el Área del Folclor en la UMCE. Estaba dirigiendo tres tesis', agrega.

Ciento por ciento

Entre esos cultores que surgieron directamente de su traspaso de oralidad también aparecen los nombres de Moisés Chaparro, Hugo González, Ignacio Reyes, Alejandro Ramírez y Myriam Arancibia, su pareja, hasta desembocar en la muy joven guitarronera Emma Madariaga. También Juan Carlos Bustamante, oriundo de Molina.

'Me acerqué a Pancho por el guitarrón. Comenzamos a salir juntos a cantar en las vigilias, el 88. Y más adelante hicimos el libro juntos. Para mí toda esa historia se dio por su influencia', dice Bustamante. Se refiere a 'El renacer del guitarrón', una investigación en terreno realizada hace 25 años que terminó siendo parte de su legado. 'Él quería dar a conocer el guitarrón chileno, pero al final se convirtió en un método de enseñanza. El impacto fue inesperado y mucho mayor de lo que pensábamos: la cantidad de guitarroneros se ha triplicado', agrega.

En 2016, la Academia Chilena de la Lengua lo reconoció con el Premio Oreste Plath, como resultado de un trabajo amplio que también lo había llevado a tomar un rol principal en los encuentros de canto a lo divino en el Templo Votivo de Maipú y la Basílica de Lourdes. De esa experiencia también nació la Agrupación Nacional de Cantores a lo Divino, que él presidió durante años.

Sus trabajos discográficos giran alrededor de ese culto poético: 'Canto a lo divino y a lo humano en Aculeo' (2001), 'El nacimiento de Cristo en el canto a lo divino' (2005), 'Misa en décimas a lo divino' (2006) y su 'Cantata a la diócesis de Rancagua' (2012), una de sus últimas grandes creaciones.

'Aunque tiene apariciones en el mundo de la paya, era ciento por ciento cantor a lo divino, porque además era muy religioso, creyente', refiere Manuel Sánchez. 'Pancho conocía más versos, melodías y entonaciones que nadie. Y al mismo tiempo era muy reflexivo y silencioso. Tenía una especie de aura mística. Nadie quedaba indiferente', cierra.
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IÑIGO DÍAZ-