Señor Director:

La arquitectura de Chile se ha destacado en exposiciones universales, desde la primera exposición internacional en la Quinta Normal en 1875, con un pabellón que hoy es el Museo de Historia Natural.

En la Exposición Universal en París en 1889, donde se inauguró la torre Eiffel, presentó un edificio prefabricado, que luego se desarmó y se trasladó a Chile, siendo hoy el Museo Artequin. Participó con pabellones en Gante en 1913 y en Sevilla en 1929 con un moderno edificio del arquitecto Juan Martínez. Estuvo en la Exposición Mundial de Bruselas en 1935 y en Nueva York en 1939 con un edificio de Teodoro Smith Miller y un enorme mural de Camilo Mori.

Chile reapareció en Osaka 1970 con un pabellón de cobre y acero, de los arquitectos Guevara, Asenjo y Eskenazi. En la Expo Sevilla 1992, con el pabellón de los arquitectos José Cruz y Germán del Sol, que se hizo mundialmente conocido por su arquitectura de madera. En la Expo Lisboa 1998, Chile presentó un pabellón de Borja Huidobro y Roberto Benavente, con el mar como tema. En la Expo Shanghái 2010, un pabellón del arquitecto Juan Sabbagh, visitado por tres millones de personas. En la Expo Milán 2015, estuvo presente con un pabellón de madera, del arquitecto Cristián Undurraga. Obtuvo Medalla de Plata al Diseño. Fue desarmado y ahora está en Temuco transformado en un centro cultural para la ciudad.

Para la Expo Dubái 2020, se hizo un concurso en que ganó la propuesta de los arquitectos Radic, Puga y Velasco, con un pabellón de 400 m2, diseñado con madera recuperada de un galpón de lamelas y un techo textil. Se mandaron las piezas a Dubái para levantarlo, pero por causa de la pandemia se canceló su construcción. La feria entregó a Chile un galpón metálico donde instaló su muestra, lo que da la espalda a la arquitectura como elemento fundamental de nuestra participación, como fue en exposiciones anteriores. Esto, en Dubái, desgraciadamente cambió.