Pais: Chile |
Región: Atacama |
Fecha: 2024-07-05 |
Tipo: Prensa Escrita |
Página(s): 2-3 |
Sección: Actualidad General |
Centimetraje: 28x40 |
Cerca de medio centenar de personas presenciaron un hecho histórico ayer viernes: en el sector de Falda Verde, al norte de Chañaral, se realizó la segunda cosecha de lechugas regadas exclusivamente con agua recolectada por una docena de atrapanieblas instalados en la zona y, además, el cultivo fue apoyado con energía eléctrica obtenida de paneles fotovoltaicos.
La plantación totalmente autónoma y sustentable es el fruto de un proyecto Fondecyt Exploración de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), desarrollado por el Centro UC Desierto de Atacama de la Pontificia Universidad Católica de Chile, que tiene por objetivo probar la viabilidad de esta técnica para lograr producción agrícola en las condiciones extremas del desierto. Y esta segunda cosecha demostró que es posible.
En concreto, la producción experimental consiste en un invernadero con diez mesas habilitadas como piscinas, en las que se instalan planchas de plumavit donde se insertan almácigos de lechugas, las que consumen agua recolectada de la neblina. Una pequeña bomba de aire, que funciona exclusivamente con energía eléctrica fotovoltaica, entrega oxígeno a cada piscina, a través de un pequeño conducto. Y el complemento de fertilizantes y minerales añadidos al agua cierra las bases del cultivo, que está logrando producir 800 lechugas en 21 días.
Francisco Albornoz, profesor de la Facultad de Agronomía y Sistemas Naturales de la UC e investigador a cargo del proyecto, detalló: "el objetivo del proyecto es validar que la disponibilidad de agua de niebla permite hacer una agricultura masiva en el Desierto de Atacama. Nos referimos a que somos capaces de proveer un porcentaje relevante de la demanda de hortalizas frescas que se consumen en las principales ciudades del desierto. Los datos que tenemos muestran que la disponibilidad de agua es mucho más abundante de la que esperábamos".
La UC ha desarrollado investigación en zonas áridas desde 1998, con la instalación de la Estación Atacama-Alto Patache UC al sur de Iquique. Y sus datos han permitido confirmar que en la Región de Tarapacá la recolección de agua de neblina es posible entre los meses de mayo y noviembre, pero en la Región de Atacama los atrapanieblas funcionan de manera efectiva y continua los 12 meses del año.
"Estamos hablando que con eso podemos cultivar hectáreas, no estamos hablando aquí de una granja hidropónica en el patio de la casa, sino que de invernaderos que cubran hectáreas, estimamos que son más de 500 hectáreas las que se pueden cubrir solo cosechando agua de niebla", planteó Albornoz.
En Falda Verde, donde se desarrolla la investigación, se encuentran las instalaciones de la Agrupación de Atrapanieblas de Atacama, una organización comunitaria y sin fines de lucro que viene hace dos décadas experimentando con la técnica de cosechar agua desde las nubes a través de paneles de malla, que llegan a capturar 100 litros de agua al día por panel.
La agrupación está compuesta por vecinos de la zona, que han desempeñado múltiples trabajos y oficios y que se han mantenido por años en el intento de aprovechar la neblina, trayecto en el que han sumado experiencias, éxitos y fracasos.
Mario Segovia, uno de los miembros de la agrupación lo explicó así: "Esto es un gran desafío para nosotros que nos da el puntapié para poder sustentarnos. Llevamos 26 años en esto, somos una agrupación sin fines de lucro, trabajamos para la agrupación pero tenemos que salir a trabajar para nosotros también y esto debería ser sustentable para cualquier persona que quiera venirse para acá y hacer el desafío grande que estamos haciendo nosotros, porque nos están asegurando que esta tierra es cultivable, que el agua que se
produce acá también sirve para la agricultura. Nosotros no íbamos a ir por la agricultura, pero el proyecto ha mostrado que se puede."
Tal como lo dice Segovia, el proyecto de la UC confirmó la factibilidad de la producción agrícola en el desierto en base al agua recolectada de la neblina, pues además de las lechugas, en el invernadero experimental se está cultivando trigo, que podría dar origen a la "pasta del desierto".
Además, la investigación verificó que se puede producir con una baja inversión inicial y sin grandes costos de mantenimiento. En una segunda fase, el proyecto buscará hacer aún más eficientes los cultivos, pues actualmente cosechar una lechuga requiere de tres litros de agua por unidad y esperan llegar a los dos litros.
Para ello, la universidad provee el conocimiento técnico y académico de cómo desarrollar los cultivos, la agrupación chañaralina hace la mantención, recolecta muestras y cuida el invernadero y la ANID provee el financiamiento, en un círculo virtuoso de cooperación pública, privada y comunitaria.
Pero el desafío sigue siendo pasar de la producción experimental a una producción masiva que sea sostenible ambiental y económicamente.
El delegado presidencial provincial de Chañaral, Jorge Fernández, lo sintetizó así: "Evidentemente lo necesario son los recursos, porque para poder hacer producción a mayor escala hay que tener inversión. El espacio está, pero ese espacio hay que delimitarlo, hay que ver cómo desarrollar el riego, poner más atrapanieblas, hay que ir pensando en escalas. El sector público puede colaborar con quienes quieren desarrollar e innovar. El tema es hoy día que con este proyecto evidenciamos que se pueden cultivar cualquier tipo de vegetales en los cerros de Chañaral con agua de niebla y eso va a ser una puerta para que después recursos privados puedan invertir y desarrollar esto".
Por su parte, Camilo del Río, director del Centro UC Desierto UC planteó que el principal escollo, la falta de agua, tiene solución pues "la neblina es un recurso abundante, regular, es decir es sustentable en el tiempo, que está desde Arica hasta el centro de Chile. Todo territorio costero donde haya cierta altitud e interactúe con la nube probablemente tenga potencial y ese potencial lo venimos estudiando hace largo tiempo y podemos, con bastante certeza, aproximarnos al cuánto puedes colectar, cuando y en qué lugar".
El director del centro de investigación agregó: "Lo que es clave es que la comunidad se organice, que vean el beneficio que es tener agua de la nube y a partir de ahí el uso, las necesidades y el éxito van a depender de cada comunidad, pero el agua está."
Francisco Albornoz, el académico a cargo del proyecto agregó: "Nosotros dejamos toda la información de esta investigación disponible para el público, los fondos vienen de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo, por lo tanto la información es pública y nosotros no tenemos ninguna intención de ocultar información clave. Estamos completamente disponibles para responder las preguntas que puedan surgir y también incluso para acompañar proyectos e iniciativas que se vayan generando".
Albornoz complementó: "Existen diversas universidades en lazona del Desierto de Atacama que tienen la carrera de agronomía, entonces creemos que hay un potencial super importante para que alumnos que se gradúan de la Universidad Arturo Prat, de la Universidad de Tarapacá tengan un lugar para trabajar acá en el desierto."
Así, la expectativa de investigadores, miembros de la agrupación de atrapanieblas y autoridades de la zona es que la demostración concreta de la viabilidad de la agricultura con agua de neblina abra nuevas oportunidades en la región, aprovechando las características del territorio, diversificando las actividades económicas de la provincia y potenciando el desarrollo local.
Uno de los más entusiastas con las proyecciones del agua de la neblina es Hugo Streeter, uno de los fundadores de la Agrupación de Atrapanieblas de Atacama, quien está involucrado hace casi tres décadas en el desarrollo de la técnica. Al comienzo de la cosecha de lechugas hidropónicas, y frente a todos los presentes, sintetizó sus esperanzas en un poema de su autoría:
¡Oh, gente!/ Se depredan los mares/ se agotarán las minas/ más no así/ más no así la nieblina./ Nieblina de la costa/ nieblina nortina/ que ha pernoctado por siglos y milenios en las cimas./ ¡Oh, despertad!/ Hombres y mujeres de bien/ para salir de la rutina/ ahora/ ahora que nuestra comunidad/ está tranquila./ Nieblina, nieblina/ bendición divina.
Se trata de una técnica agrícola en la cual los cultivos no se realizan en tierra, la cuál es reemplazada por una solución de agua enriquecida con nutrientes. Un tipo común de esta técnica es el uso de tuberías, en las cuales se insertan los vegetales en cultivo, que se nutren del agua que circula. Sin embargo, en Chañaral se optó por piscinas con agua estancada, ya que su costo es menor pues solo se requiere una bomba de aire para oxigenar el agua, cuyo consumo energético es menor que una bomba de agua, necesaria para la hidroponía en tuberías, que requiere la circulación constante del líquido vital.
100 litros diarios de agua produce, en promedio, un panel de atrapanieblas.
12 paneles atrapaniebla hay actualmente en Falda Verde, que ocupan una mínima porción de espacio.