Hace algunos años, los medicamentos creados para el tratamiento de personas con diabetes tipo 2 se pusieron de moda a nivel mundial, pues sus componentes ayudan en el procesamiento del azúcar.
Se trata de dispositivos prellenados con una solución inyectable, la cual se administra con un pinchazo en el estómago una vez a la semana, o al día, según la indicación.
Sin embargo, lo que atrajo el interés fue un efecto secundario de remedios como Ozempic, Saxenda, Victoza, entre otros: la pérdida de peso.
El interés es tal que, por ejemplo, Ozempic se encuentra en escaso stock en diferentes lugares del mundo, entre ellos, Chile. Incluso, ayer la farmacia Cruz Verde envió un correo en que señaló que Ozempic “no se encontrará disponible por problemas de abastecimiento de laboratorio”.
El problema, alerta Erika Albetmann, nutrióloga de la Clínica Bupa de Santiago, es que “muchos pacientes llegan preguntando directamente por las inyecciones, ya que han visto redes sociales de personas famosas e influencers, amigos o familiares, que han usado el fármaco”.
Personas que no necesariamente padecen de las enfermedades o características para utilizar dicho fármaco, y quieren hacerlo por temas estéticos. “Muchos lo buscan como para bajar de peso y a veces ni siquiera tienen el exceso de peso”, añade Cecilia Vargas, diabetóloga de la Clínica Alemana.
Lorena Salinas, nutrióloga y diabetóloga de la Clínica Universidad de los Andes, critica que incluso han llegado personas a su consulta “que preguntan por el medicamento para bajar de peso porque tienen un matrimonio”.
Todo esto provoca, según Vargas, que “haya personas que usan estos medicamentos y no permiten su disponibilidad a quienes sí lo necesitan. Y el uso sin supervisión de estos medicamentos por indicaciones que no están muy claras también pueden ser de riesgo”.
Los peligros
Los problemas de esta masividad son varios. “Hay personas que lo han comercializado en redes sociales de forma ilegal, con todo lo que significan los cuidados desde el punto de vista de la manipulación y conservación adecuada de un medicamento y que se expone a riesgo. Se han vendido copias del medicamento (…) en redes sociales”, dice Salinas.
Ello sin mencionar los peligros asociados a la compra ilegal de medicamentos o agujas, ya que las profesionales también mencionan que han llegado, por ejemplo, pacientes con alergias o infecciones asociadas a la mala administración del medicamento o con agujas que no son las originales.
Pero hay un riesgo aún mayor: según Liliana Escobar, presidenta del Consejo Médico de Clínicas de Chile, el uso de Ozempic no está aprobado para su uso en obesidad en Chile, e incluso su utilización en el manejo de la diabetes tipo 2 es insuficiente. “Ni en Chile ni en Estados Unidos (la FDA) se ha aprobado para otros usos. Sin embargo, como su uso se asocia a pérdida de peso, en Chile y a nivel mundial se está usando para lograr este efecto”.
El rol de los médicos
Ante la alta demanda, hay un rol importante que toman los profesionales de la salud, que son quienes deben enfrentar a los pacientes que solicitan las inyecciones.
Según Vargas, “generalmente estos medicamentos tienen que ser indicados por un diabetólogo y otras especialidades. Pero hay algunos profesionales que pueden ser más flexibles en las indicaciones, pueden sentirse un poco más presionados ante la solicitud del paciente. La otra cosa que se ha reportado es que hay personas que acceden a controles telemáticos sobre todo, en donde no hay evaluación. Entonces, también es un tema que tiene que ver con la responsabilidad de la comunidad médica”.