La oferta que existirá este sábado y domingo podría ser abrumadora. Más de 320 artistas exhibiendo sus trabajos —lo que fácilmente se traduce en más de 6.000 obras— en el mismo edificio. Pero esa magnitud es lo que permite y determina uno de los sellos que se le ha querido imprimir a Art Week: la diversidad. Esta característica no solo está referida a los estilos y trayectorias de los expositores, también a los precios de las obras y de la entrada. “Es ilógico cobrar veinte mil pesos por el ingreso. Me parece que si uno quiere democratizar el arte y educar, lo mejor es que sea de la mano del arte. Mi meta en la vida es que todos puedan tener acceso al arte, no solo en el sector oriente”, afirma la argentina Christine Clément, artista visual y fundadora de esta venta, que ya va en su séptima versión.
Tal como el año pasado, Art Week se realizará en la Estación Mapocho, pero ampliada. Va a haber una veintena más de artistas, e incluso quedaron afuera unos 50 por falta de cupos. ¿Puede haber selección o curaduría en una feria de estas dimensiones? Clément asegura que sí. Y explica: “En abril publicamos nuestras bases para que los artistas postularan y pasaran por la curaduría. Existe filtro. Aquí exponen artistas consagradísimos, como Andrés Vio, Ignacio Gana y Palolo Valdés, y también jóvenes e híper talentosos que no han llegado a galerías porque no son tan conocidos”.
En la exposición, que se despliega por todo el edificio, estarán autores como Maite Izquierdo, Sofía Donovan, Consuelo Lewin, Jacinta Besa, Elias Santis y Consuelo Walker. “Los precios comienzan en $40 mil, o quizás menos, hasta los $10 millones”, asegura la directora de esta feria, que convoca además a ceramistas y orfebres, entre otros creadores. ¿Cabe eso en una venta de arte contemporáneo? “También. Pero, lamentablemente, la gente no los considera como arte. Pero un orfebre es artista. Hace su diseño de anillo y lo forma con metales nobles. Todo lo que está considerado como diseño único es arte”, responde.
El encuentro incluirá por primera vez una exposición inmersiva que desplegará ilustraciones de flora y fauna nacional a cargo de Cata Rojas, y al ingreso un grupo de artistas urbanos estará trabajando en vivo. Para quienes quieran un descanso a la vista, el programa de actividades incluye intervenciones musicales, talleres para niños, entrevistas con artistas y charlas sobre decoración. También una zona de descanso y un sector de food trucks.
La entrada general costará $3.000, mientras que los menores de 14 años no pagan. Esa determinación se relaciona con la experiencia de la propia Christine Clément, quien aprovecha de formular una crítica y un propósito nada de modesto. “Llevo 25 años en Chile y he estudiado de todo. Pero cuando llegué con mi trabajo de artista me di cuenta de que yo podía acceder a una galería para exponer, pero que mis compañeros de taller quizás no. Como soy argentina y residente del mundo, pues he vivido en distintas partes, me di cuenta de que en Chile es muy elitista el segmento del arte. Pasaron unos años y dije: ‘Quiero cambiar el escenario nacional'. Primero tuve galería, después surgió la feria, que comenzó chica, con unos 60 artistas”.