Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2025-03-11
Tipo:   Prensa Escrita
Página(s):   A6
Sección:   Cultura
Centimetraje:   33x20

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Solo los museos han logrado recuperar y hasta incrementar su público. El de Historia Natural recibió 460.605 visitas en 2024. MNHN
El Mercurio
Consumo cultural: cómo recuperar audiencias
Pese a la reactivación de eventos presenciales, gran parte del público no ha retomado sus hábitos culturales prepandémicos, mientras que el consumo digital de estos contenidos ha aumentado exponencialmente.
Durante los meses más duros de la pandemia, la industria cultural enfrentó un golpe sin precedentes. Artistas, gestores y trabajadores del sector vieron sus proyectos pausados, mientras el público se refugiaba en casa, buscando en las plataformas digitales una nueva manera de relacionarse con la cultura. A cinco años de aquel punto de quiebre, la participación cultural en Chile sigue sin alcanzar los niveles previos a la crisis sanitaria.
Javier Ibacache, presidente del directorio del Centro Cultural La Moneda, director de programación en el Ceina y especialista en gestión cultural, analiza estas tendencias y destaca los desafíos que enfrentan las industrias creativas para captar y fidelizar a los nuevos públicos. “Si bien la pandemia generó una crisis en la asistencia a eventos en vivo, también impulsó la digitalización del consumo cultural”, asegura. Hoy, muchas personas no han vuelto a los espacios presenciales. “Se estima que un 20% del público que asistía regularmente a actividades culturales antes de la pandemia ha dejado de hacerlo”, afirma Ibacache.
El cine es una de las industrias que más se ha visto afectada. Según las cifras de la Cámara de Exhibidores de Multisalas de Chile, en 2019 había casi 30 millones de admisiones a las funciones, de las cuales solo 200 fueron estrenos. Este es un número que para 2023 aún no se había logrado replicar, pese a tener casi 350 estrenos a lo largo del año.
Rangos etarios
Tomás Peters, profesor e investigador en la Facultad de Comunicación e Imagen de la U. de Chile, añade que esta tendencia no es homogénea en todas las edades. Mientras los jóvenes, “que son nativos digitales”, han trasladado gran parte de su consumo cultural a plataformas digitales como TikTok, YouTube, Spotify o Netflix. Los mayores de 40 años tienen un consumo mixto, combinando prácticas tradicionales con acceso digital.
En cambio, los adultos mayores han mantenido, en su mayoría, patrones de consumo previos a la pandemia. Según Peters, las prácticas “dependen de los niveles socioeconómicos”. Es decir, “a menor nivel socioeconómico, la práctica cultural se concentra en el ámbito privado, en el hogar y en pantallas como la televisión”. Mientras que los sectores con nivel económico más alto “acuden con mayor frecuencia a eventos públicos, pero siempre más cercanos a sus espacios territoriales”, afirma. Lo que hizo la pandemia fue “consolidar y radicalizar una tendencia que ya se venía observando hace décadas”.
Además, señala que la migración hacia el consumo de cultura digital no ha sido igual en todas las industrias. “Mientras los museos han logrado recuperar y hasta incrementar su público gracias a exposiciones más accesibles y flexibles, el teatro y el cine han experimentado una reducción en sus audiencias”, afirma Peters. Según la Síntesis de Públicos en los Museos 2024 de la Subdirección Nacional de Museos, las visitas “se acercan a las cifras obtenidas antes de la pandemia”. En 2024, los museos del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural “experimentaron un aumento en sus visitas por tercer año consecutivo”. Así, respecto de 2023, “el aumento fue de un 12%, alcanzando un total de 2.174.048 visitas”, en comparación con los 2.540.078 que hubo en 2019.
La mayor cantidad de visitas se registró en los meses de verano y de vacaciones escolares (enero, febrero y julio). Mientras que los museos más visitados fueron el de Historia Natural (460.605 visitas), el Bellas Artes (497.817 visitas), el Histórico Nacional (306.230 visitas), el de Niebla (231.825 visitas) y el Gabriela Mistral (124.916 visitas).
Marcela Valdovinos, investigadora del Observatorio de Políticas Culturales (OPC), refuerza esta perspectiva, señalando que la pandemia aceleró el fenómeno de la “domiciliación” de la cultura, es decir, “la tendencia a consumir cultura desde casa en vez de asistir a espacios culturales físicos”, dice.
La obra y el espectador
Redes como TikTok, según Ibacache, han modificado la manera en que las audiencias perciben y promueven la cultura, desplazando el foco de atención desde la obra misma hacia la experiencia del espectador. Peters, por su parte, destaca que “la participación cultural ha cambiado de forma”. En este sentido, “si antes se consideraba que la desigualdad en el acceso a la cultura se manifestaba en la dificultad de asistir a espacios tradicionales, como teatros y museos, hoy se necesita un nuevo marco teórico para entender qué significa la desigualdad en un contexto donde el acceso a la cultura está mediatizado por la conectividad digital”. Además, menciona que Chile tiene una de las tasas más altas de acceso a Internet en Latinoamérica, lo que ha permitido un mayor acceso a la oferta cultural en línea incluso en sectores históricamente marginados.
Uno de los principales desafíos para las instituciones culturales, según Valdovinos, es la difusión, ya que, aunque las plataformas digitales han expandido el acceso, no siempre llegan a todos los públicos.
Carolina Pérez, subsecretaria del Patrimonio Cultural, afirma que la gestión ministerial “ha abierto los patrimonios a la ciudadanía, entendiendo que son espacios que nos pertenecen y que debemos cuidar y disfrutar”. En ese sentido, durante este periodo, dice, “nos hemos comprometido en aumentar el presupuesto del sector —en más de $2.800 millones—, potenciar jornadas patrimoniales de alto impacto en la ciudadanía y trabajar en políticas públicas”.
Menciona políticas como el Plan de Infraestructura Patrimonial para “la construcción de nuevos museos y bibliotecas”, el Plan Maestro del Museo Nacional de Bellas Artes, la Política Nacional de Museos, en la cual iniciarán “el proceso de actualización para responder a los desafíos actuales”. Y en 2024, agrega la subsecretaria, “lanzamos la Política de Educación Patrimonial que orientará el accionar educativo en patrimonio”.
El Centro Cultural La Moneda, según Ibacache, también implementará un plan de desarrollo de públicos en 2025, reflejando la creciente necesidad de generar estrategias más allá de la programación tradicional. Peters subraya que las instituciones culturales han comenzado a replantear su enfoque sobre cómo vincularse con sus comunidades, priorizando la experiencia del espectador. “Ya no se trata solo de ofrecer una programación artística de calidad, sino de generar experiencias placenteras en los espacios culturales”, comenta.
El futuro del consumo cultural en Chile dependerá de la capacidad de adaptación del sector a estos nuevos hábitos. “Estamos frente a un perfil de espectador más volátil en comparación a los años prepandémicos, que necesita más estímulos o propuestas significativas para poder participar o asistir a las instancias culturales”, concluye Tomás Peters.
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MARTINA ADASME