Pais: Chile
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Región: Metropolitana de Santiago
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Fecha: 2025-03-20
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Tipo: Prensa Escrita
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Página(s): A8
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Sección: Vida Ciencia y Tecnología
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Centimetraje: 29x27
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Resultados del 15º Estudio Nacional de Drogas en Población Escolar, de Senda:
Las escolares chilenas consumen más tabaco, alcohol y marihuana que ellos
La “feminización del consumo” ha ido cobrando fuerza en los últimos años. Por ejemplo, el 25,5% de las alumnas de 8º básico a 4º medio reconoce haber bebido en el último mes, algo que solo ocurre en el 20,1% de los hombres de la misma edad.
El consumo de alcohol y tabaco entre los escolares del país sigue mostrando un descenso, llegando a las cifras más bajas en dos décadas. Así, si en 2005 casi la mitad (43,3%) de los estudiantes reconocía haber bebido alcohol en el último mes, en la actualidad lo hace solo uno de cada cinco (22,7%). En tanto, en igual período, el porcentaje de alumnos de 8º básico a 4º medio que dijo fumar tabaco a diario pasó de 15,3% a solo 1,3%.
Estos son algunos de los resultados que entrega el 15º Estudio Nacional de Drogas en Población Escolar, sondeo que, desde 2001 y cada dos años, realiza el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda). Cifras positivas según los expertos en el tema, pero que en ningún caso implican una celebración.
“No hay que olvidar que estamos hablando de población escolar y cualquier consumo es de preocupación”, enfatiza Natalia Riffo, directora de la entidad.
“Si bien en algunos consumos se vio una estabilización o tendencia a la baja, en otros se produjo un rebote, tal como ha ocurrido en otros países”, precisa Riffo. Eso sí, agrega, en general, la percepción de riesgo sobre estas sustancias aumentó.
Un fenómeno que preocupa a los especialistas y que ya se advirtió en estudios previos, es lo que la directora de Senda llama “la feminización del consumo”.
“Desde 2019 la prevalencia en el consumo de algunas sustancias en las mujeres supera a la de los hombres”, advierte Riffo. “Esto nos enfrenta a otros desafíos y riesgos que hay que abordar”.
Por ejemplo, si en 2019 el 27% de los escolares varones bebía, lo mismo hacía el 32,5% de sus compañeras. En 2021, las cifras bajaron a 21,4% y 26,8%, respectivamente. En tanto, en la última encuesta (de 2023), los datos muestran que el 20,1% de los hombres consume alcohol, frente al 25,5% de ellas.
En el caso de la marihuana, en 2019 el 25,9% de los hombres la consumía, y en las mujeres la cifra llegaba al 27,7%. Dos años después, los porcentajes bajaron a 17,1% y 20,5% respectivamente. Ahora, las cifras son 16,9% para ellos y 21,4% para ellas.
“En parte, esto tiene que ver con un cambio de percepción. Tradicionalmente, estas sustancias se asociaban a hombres”, dice Carlos Ibáñez, académico del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina de la U. de Chile, y del Centro de Estudio de Adicciones (Cesa), del mismo plantel. El gran problema es que su impacto es diferente: “En el caso del alcohol, por ejemplo, genera mucho más daño a nivel físico y psicológico en las mujeres que en los hombres”, ante un consumo similar.
A nivel general, el 19,1% de los escolares afirma haber consumido marihuana en el último año, levemente por encima de los datos del estudio anterior (18,8%). “No solo se estabilizó, sino que seguimos lejos del peak de 2015 (34,2%). También aumentó la percepción de riesgo (pasó de 30,3% a 34,4% en dos años); dos elementos que nos dicen que vamos bien encaminados”, dice la autoridad.
Al respecto, especialistas consultados sobre estos resultados prefieren hablar de un “quiebre en la tendencia a la baja”, como menciona Álvaro Castillo, director del Núcleo Milenio para la Evaluación y Análisis de Políticas de Drogas y profesor titular de la Facultad de Medicina USS. “También se está observando en otros países, en un contexto de mayor acceso después de la pandemia. Hay que ver si se llegó a un piso de consumo”.
Para Ibáñez, “desde 2015, cuando tuvimos un récord mundial de consumo, se logró frenar los mensajes que hablaban de usos terapéuticos o inocuos de la marihuana”.
Menos cigarros
A juicio de ambos, uno de los datos más positivos es la baja en el consumo de tabaco. “Es un reflejo de políticas públicas bien diseñadas (como aumento del precio de la cajetilla y restricciones a su publicidad) y que han tenido un efecto transversal”, dice Castillo.
Pese a la baja, Ibáñez advierte que sería importante conocer el uso de vapeadores o cigarrillos electrónicos en este grupo (Senda solo tiene datos en población general). “Hay adolescentes que han ido cambiando el cigarrillo tradicional; es un motivo de consulta cada vez más frecuente y que hay que visibilizar”, advierte.
El alcohol, por su parte, aunque muestra una baja, es la sustancia más consumida en la actualidad por los escolares.
Un dato relevante, precisa Riffo, es que entre quienes beben, uno de cada dos (53%) reconoce hacerlo hasta embriagarse. “Hay un patrón de consumo que es problemático”.
Lo mismo advierte Castillo: “Esto se asocia a conductas de riesgo (sexual, accidentes, peleas), que ponen en peligro no solo a la persona, sino que a los demás. Es un tema de salud pública preocupante”.
Entre las sustancias que muestran un alza en el consumo están la cocaína y la pasta base: la primera pasó de 1,9% a 2,5% entre 2021 y 2023, mientras que la segunda lo hizo de 1,1% a 1,8% en igual período. “El aumento puede estar explicado por la apertura y mayor acceso que se dio tras la pandemia”, dice Ibáñez. De hecho, las cifras son similares a las observadas en 2019 (2,9% y 1,7%, respectivamente).
El uso de tranquilizantes también mostró un alza leve (de 9,5% a 10,3%), al igual que el éxtasis (de 1,6% a 1,7%) y los inhalables (de 3,1% a 3,7%). En cambio, los estimulantes y los alucinógenos reflejaron un descenso, de 1,7% a 1,4% y de 1,6% a 1,2%, respectivamente.
Frente a este panorama general, Riffo plantea que la tarea es mejorar aún más los indicadores a través de la prevención. “El consumo de estas sustancias es bastante transversal en todos los niveles sociales, pero lo que no es tan transversal son los factores protectores; ahí hay que enfocarse”.
El plan de acción, agrega, “suma a otros ministerios así como el trabajo con municipios en términos de prevención ambiental”, es decir, intervenciones enfocadas a reducir el acceso y exposición a estas sustancias.
Castillo enfatiza que junto con fortalecer las intervenciones a nivel de colegios y familias, “no hay que olvidarse del grupo más vulnerable, que son quienes están fuera del sistema escolar o han desertado”.
Tanto a nivel de prevención como de apoyo cuando ya existe el consumo, Riffo comenta que hay más de 500 centros de tratamiento ambulatorio y residencial para jóvenes en el país.
Recuadro
Muestra
El estudio se realizó entre septiembre de 2023 y marzo de 2024, en base a encuestas a 49.211 estudiantes de 8º básico a 4º medio, de colegios públicos, subvencionados y particulares de todo el país.
Nex Prensa Escrita
Resultados del 15º Estudio Nacional de Drogas en Población Escolar, de Senda:
Las escolares chilenas consumen más tabaco, alcohol y marihuana que ellos
La “feminización del consumo” ha ido cobrando fuerza en los últimos años. Por ejemplo, el 25,5% de las alumnas de 8º básico a 4º medio reconoce haber bebido en el último mes, algo que solo ocurre en el 20,1% de los hombres de la misma edad.
El consumo de alcohol y tabaco entre los escolares del país sigue mostrando un descenso, llegando a las cifras más bajas en dos décadas. Así, si en 2005 casi la mitad (43,3%) de los estudiantes reconocía haber bebido alcohol en el último mes, en la actualidad lo hace solo uno de cada cinco (22,7%). En tanto, en igual período, el porcentaje de alumnos de 8º básico a 4º medio que dijo fumar tabaco a diario pasó de 15,3% a solo 1,3%.
Estos son algunos de los resultados que entrega el 15º Estudio Nacional de Drogas en Población Escolar, sondeo que, desde 2001 y cada dos años, realiza el Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda). Cifras positivas según los expertos en el tema, pero que en ningún caso implican una celebración.
“No hay que olvidar que estamos hablando de población escolar y cualquier consumo es de preocupación”, enfatiza Natalia Riffo, directora de la entidad.
“Si bien en algunos consumos se vio una estabilización o tendencia a la baja, en otros se produjo un rebote, tal como ha ocurrido en otros países”, precisa Riffo. Eso sí, agrega, en general, la percepción de riesgo sobre estas sustancias aumentó.
Un fenómeno que preocupa a los especialistas y que ya se advirtió en estudios previos, es lo que la directora de Senda llama “la feminización del consumo”.
“Desde 2019 la prevalencia en el consumo de algunas sustancias en las mujeres supera a la de los hombres”, advierte Riffo. “Esto nos enfrenta a otros desafíos y riesgos que hay que abordar”.
Por ejemplo, si en 2019 el 27% de los escolares varones bebía, lo mismo hacía el 32,5% de sus compañeras. En 2021, las cifras bajaron a 21,4% y 26,8%, respectivamente. En tanto, en la última encuesta (de 2023), los datos muestran que el 20,1% de los hombres consume alcohol, frente al 25,5% de ellas.
En el caso de la marihuana, en 2019 el 25,9% de los hombres la consumía, y en las mujeres la cifra llegaba al 27,7%. Dos años después, los porcentajes bajaron a 17,1% y 20,5% respectivamente. Ahora, las cifras son 16,9% para ellos y 21,4% para ellas.
“En parte, esto tiene que ver con un cambio de percepción. Tradicionalmente, estas sustancias se asociaban a hombres”, dice Carlos Ibáñez, académico del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina de la U. de Chile, y del Centro de Estudio de Adicciones (Cesa), del mismo plantel. El gran problema es que su impacto es diferente: “En el caso del alcohol, por ejemplo, genera mucho más daño a nivel físico y psicológico en las mujeres que en los hombres”, ante un consumo similar.
A nivel general, el 19,1% de los escolares afirma haber consumido marihuana en el último año, levemente por encima de los datos del estudio anterior (18,8%). “No solo se estabilizó, sino que seguimos lejos del peak de 2015 (34,2%). También aumentó la percepción de riesgo (pasó de 30,3% a 34,4% en dos años); dos elementos que nos dicen que vamos bien encaminados”, dice la autoridad.
Al respecto, especialistas consultados sobre estos resultados prefieren hablar de un “quiebre en la tendencia a la baja”, como menciona Álvaro Castillo, director del Núcleo Milenio para la Evaluación y Análisis de Políticas de Drogas y profesor titular de la Facultad de Medicina USS. “También se está observando en otros países, en un contexto de mayor acceso después de la pandemia. Hay que ver si se llegó a un piso de consumo”.
Para Ibáñez, “desde 2015, cuando tuvimos un récord mundial de consumo, se logró frenar los mensajes que hablaban de usos terapéuticos o inocuos de la marihuana”.
Menos cigarros
A juicio de ambos, uno de los datos más positivos es la baja en el consumo de tabaco. “Es un reflejo de políticas públicas bien diseñadas (como aumento del precio de la cajetilla y restricciones a su publicidad) y que han tenido un efecto transversal”, dice Castillo.
Pese a la baja, Ibáñez advierte que sería importante conocer el uso de vapeadores o cigarrillos electrónicos en este grupo (Senda solo tiene datos en población general). “Hay adolescentes que han ido cambiando el cigarrillo tradicional; es un motivo de consulta cada vez más frecuente y que hay que visibilizar”, advierte.
El alcohol, por su parte, aunque muestra una baja, es la sustancia más consumida en la actualidad por los escolares.
Un dato relevante, precisa Riffo, es que entre quienes beben, uno de cada dos (53%) reconoce hacerlo hasta embriagarse. “Hay un patrón de consumo que es problemático”.
Lo mismo advierte Castillo: “Esto se asocia a conductas de riesgo (sexual, accidentes, peleas), que ponen en peligro no solo a la persona, sino que a los demás. Es un tema de salud pública preocupante”.
Entre las sustancias que muestran un alza en el consumo están la cocaína y la pasta base: la primera pasó de 1,9% a 2,5% entre 2021 y 2023, mientras que la segunda lo hizo de 1,1% a 1,8% en igual período. “El aumento puede estar explicado por la apertura y mayor acceso que se dio tras la pandemia”, dice Ibáñez. De hecho, las cifras son similares a las observadas en 2019 (2,9% y 1,7%, respectivamente).
El uso de tranquilizantes también mostró un alza leve (de 9,5% a 10,3%), al igual que el éxtasis (de 1,6% a 1,7%) y los inhalables (de 3,1% a 3,7%). En cambio, los estimulantes y los alucinógenos reflejaron un descenso, de 1,7% a 1,4% y de 1,6% a 1,2%, respectivamente.
Frente a este panorama general, Riffo plantea que la tarea es mejorar aún más los indicadores a través de la prevención. “El consumo de estas sustancias es bastante transversal en todos los niveles sociales, pero lo que no es tan transversal son los factores protectores; ahí hay que enfocarse”.
El plan de acción, agrega, “suma a otros ministerios así como el trabajo con municipios en términos de prevención ambiental”, es decir, intervenciones enfocadas a reducir el acceso y exposición a estas sustancias.
Castillo enfatiza que junto con fortalecer las intervenciones a nivel de colegios y familias, “no hay que olvidarse del grupo más vulnerable, que son quienes están fuera del sistema escolar o han desertado”.
Tanto a nivel de prevención como de apoyo cuando ya existe el consumo, Riffo comenta que hay más de 500 centros de tratamiento ambulatorio y residencial para jóvenes en el país.
Muestra
El estudio se realizó entre septiembre de 2023 y marzo de 2024, en base a encuestas a 49.211 estudiantes de 8º básico a 4º medio, de colegios públicos, subvencionados y particulares de todo el país.
Pais: Chile
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Región: Metropolitana de Santiago
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Fecha: 2025-03-20
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Tipo: Prensa Escrita
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Página(s): A8
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Sección: Vida Ciencia y Tecnología
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Centimetraje: 29x27
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