Justo cuando la discusión del tamaño del Estado y el Presupuesto 2026 se ha tomado parte de la agenda de los candidatos presidenciales, un vuelco en las percepciones de los chilenos se constata: para mejorar su bienestar, los ciudadanos prefieren el esfuerzo personal antes que el apoyo del aparato público, algo totalmente opuesto hace cinco años, indica la última Encuesta Bicentenario 2025 UC.

El sondeo, que cumple 20 años de estudio de la sociedad chilena, buscó abordar la visión que tienen los ciudadanos acerca de la responsabilidad del Estado y a nivel personal. Para ello, se definen dos marcos conceptuales. Uno en que el 'Estado debería preocuparse y hacerse responsable por el bienestar de las personas' y el otro en que 'cada persona debería preocuparse y ser responsable por su propio bienestar'.

¿Cuál fue el resultado? Un 42% de los encuestados se inclinó por la responsabilidad personal, una cifra muy superior al 34% de preferencias del año pasado. En cambio, hubo una caída hasta el 28% (desde un 33% en 2024) de quienes creen que es responsabilidad del Estado. Con ello, se rompe la tendencia que indicaba niveles muy parejos en los tres años previos (ver infografía).

Junto con destacar el 'salto estadísticamente significativo' de la responsabilidad personal, Ignacio Irarrázaval, director del Centro de Políticas Públicas UC, manifiesta que es 'interesante constatar que las personas mayores tienen más predisposición hacia la responsabilización individual del bienestar, probablemente por sus propias historias de vida han constatado que es su esfuerzo el que les ayuda a progresar'.

También apunta a que el alza en esta atribución puede estar explicada por la desconfianza y la percepción de una débil implementación de políticas públicas que deberían contribuir a generar bienestar como es el caso de salud y vivienda.

El giro en 5 años

Además del incremento de la responsabilidad personal, la encuesta deja en evidencia el giro que se da en comparación a 2021, cuando se asignaba un 42% de preferencia a la responsabilidad del Estado frente a un 27% de responsabilidad personal.

En opinión de Eduardo Valenzuela, académico del Instituto de Sociología UC y miembro del comité de la Encuesta Bicentenario, 'el estallido desestabilizó muchas actitudes y opiniones, véase por ejemplo la confianza en la policía o la demanda por igualdad por encima del crecimiento económico. También se introdujo una corriente más favorable a la solución que podía ofrecer el Estado a los problemas sociales que se ha visto; sin embargo, desmentida en estos años'.

Y agrega: 'La gente retoma sus niveles habituales de desconfianza hacia el Estado y queda con la amarga sensación de que los problemas los debe resolver cada cual con su esfuerzo y su trabajo. La desconfianza hacia el Estado está muy arraigada en el sector informal, que observa que mucha política social beneficia a la clase media superior (por ejemplo, gratuidad universitaria), aunque la PGU puede ser una excepción'.

Pero el panorama es algo más complejo, cuando en el sondeo se contrasta la idea de que todos los ciudadanos deben recibir la misma ayuda del Estado versus una focalización de esta entre los más pobres y vulnerables. A la primera opción se le asigna un 44% versus un 32%.

En cambio, casi empatados se muestran los consultados ante la idea de que la mejor forma de progresar es esforzarse por emprender, capacitarse y trabajar duro (37%), frente a la idea de que para progresar en la vida se requieren garantías del Estado de buena educación y trabajo (39%).

Mejoran expectativasa largo plazo

En la antesala de las próximas elecciones presidenciales, la encuesta también abordó una mirada país de mediano a largo plazo. Entre sus hallazgos destaca una mayor expectativa de que el país pueda ser desarrollado y disminuya su pobreza en un plazo de una década.

Si el año pasado un 49% de los encuestados esperaba que el país lograra la meta del desarrollo en un plazo de 10 años, en 2025 ese porcentaje sube a casi un 60%. La distancia es más notoria al comparar con el 37% que marcaba en 2022.

Se trata del mayor nivel de optimismo de los últimos 15 años, remarcan en el comité de la Encuesta Bicentenario.

'Hemos notado un mayor nivel de optimismo respecto del futuro en el mediano o largo plazo. Y eso se basa en la percepción de que tenemos riquezas e incluso un nivel educacional que ha ido progresando', explica Irarrázaval. Y puntualiza que entre los más jóvenes hay un mayor optimismo en el largo o mediano plazo.

En esa línea, las expectativas de los chilenos de que disminuya la pobreza también aumentan en el sondeo de este año hasta un 40%, seis puntos porcentuales más que el año pasado. En su medición frente a 2021, cuando alcanzó su mínimo de los últimos años, el resultado ahora casi se duplica.

'¡Las personas señalan que Chile tiene futuro!', concluye el director del Centro de Políticas Públicas UC.