Señor Director:

En Chile no hay limitaciones para realizar mejoramiento genético convencional. Desde hace décadas existen programas desarrollados en universidades y centros de investigación públicos, que han permitido el desarrollo productivo agrícola del país.

Más recientemente, el sector privado ligado a la exportación hortofrutícola manifestó su interés en generar variedades propias para mejorar su posicionamiento comercial internacional en uva de mesa, duraznos, frambuesas, frutillas, y otras. Todo esto basado en la estrategia denominada 'alianza público-privada', promovida e implementada por el Ministerio de Agricultura, que ha permitido desarrollar programas de mejoramiento genético con fondos del Estado administrados por entidades públicas de investigación y por el sector privado, teniendo como resultado bienes privados, no públicos.

Lo que no se puede realizar en Chile es el mejoramiento genético denominado transgénico, el que se puede investigar bajo condiciones controladas, pero sin llevar los resultados a campo, ya que no hay marco legal que permita su uso. Esta situación ha sido discutida en múltiples ocasiones; sin embargo, no se ha avanzado en su regulación, dadas las profundas discrepancias sobre los efectos que podría generar este tipo de mejoramiento genético al liberar la especie/variedad al ambiente.

Hoy, Chile más que nunca requiere transparencia y claridad sobre las posiciones legítimas de los diferentes actores del desarrollo agrícola nacional. En la columna 'Cambio climático y sostenibilidad agroalimentaria' (31 de agosto) no parece claro el fin último que se persigue, por cuanto los temas aludidos son de uso común en los programas de mejoramiento genético en marcha.

Sin duda es altamente necesario abrir espacios de discusión público-privada sobre la importancia del mejoramiento genético para enfrentar el cambio climático. Abióticos y bióticos, en concordancia con el bien común y las necesidades del país, considerando la protección de la biodiversidad, los ecosistemas y la seguridad e inocuidad alimentaria, satisfaciendo las necesidades e intereses presentes y futuras de la sociedad toda.