Señor Director:

Un robo cinematográfico y violento se efectuó en San Antonio, en el sector de Puerto Seco. Seis camiones ingresaron, 25 contenedores fueron saqueados, de los cuales fueron abiertos y desvalijados 15, mientras que subieron otros 10 a los mismos camiones de los delincuentes. Lamentablemente, el guardia recibió una golpiza. ¿Quiénes están detrás de la planificación de dichos delitos, dónde terminan los productos robados?

En otra escena de película, este fin de semana unos delincuentes en Meiggs —no eran comerciantes— dispararon hacia otros delincuentes que saqueaban —no eran manifestantes—, que utilizan las marchas para efectuar delitos —no eran disturbios—. Tres heridos, entre ellos una periodista, que al igual que el guardia, estaba haciendo su trabajo.

¿Por qué ya no nos sorprende, por qué no es portada en todos los medios del país? Porque como sociedad nos hemos quedado en silencio permitiendo el avance de la violencia, pensando que corresponde a otro hacerse cargo. Sin atrevernos a llamar las cosas por su nombre.

Fuerte y claro: quienes utilizan la violencia como medio son delincuentes; quienes relativizan su utilización son cómplices pasivos. Ningún tipo de violencia es legítima, no se contextualiza, no se explica, solo cabe condenarla con fuerza y trabajar sin pausa hasta erradicarla.

Cada uno de nosotros, cada gremio, comerciante grande o pequeño, emprendedor o empresario, autoridad, cada estudiante debe asumir la firme actitud de condenar la violencia y recuperar la fe para marcar la diferencia.