En una mesa encabezada por AquaChile, empresa que lidera la producción nacional de salmón atlántico, se compartieron diversas reflexiones en torno a la sustentabilidad de la industria, el rol de la acuicultura y los altos estándares que destacan a Chile más allá del volumen de sus embarques.

"No se puede crecer si no es sostenible-mente. La industria tiene estándares similares a los europeos, tecnología y mucha innovación. Es una actividad que está muy regulada medioambientalmente y ha ido avanzando en buenas prácticas, por ejemplo, con dietas más sustentables en los alimentos, insumo muy importante en la producción; medición de huella de carbono; y nanoburbujas para mejorar la calidad del agua. Las empresas están en ese hace mucho rato", afirmó Joanna Davidovich, directora ejecutiva del Consejo del Salmón. No obstante, hay muchos desafíos por delante. Uno de ellos es el sanitario. En este ámbito, la industria ha demostrado su preocupación respecto a las enfermedades que afectan a los peces, especialmente, aquellas provocadas por bacterias y parásitos.

"En términos medioambientales, el foco está puesto en el impacto que tiene la producción en el fondo marino", añadió la ejecutiva. Según Alvaro Varela, fiscal de AquaChile, la acuicultura nacional ha pasado a ser un actor mundial y se ha vuelto muy relevante en la economía del país para todos los sectores. Sin embargo, a pesar de ser una industria relativamente nueva, ha logrado grandes avances "En AquaChile, destaco la salida del cultivo en Los Lagos, en 2019. No tenemos un solo salmón ahí, dadas las condiciones que se presentan en esa agua.

Además, hemos desarrollado una genética propia para producir en el país la totalidad de las ovas, dado que la importación es riesgosa desde el punto de vista sanitario, pues allí estuvo el origen de la crisis del virus ISA. Hemos desarrollado también una producción de smolt con un proceso de recirculación y aumento de su peso, para que lleguen en mejores condiciones al mar", señaló Varela. Adicionalmente, el ejecutivo recordó que la empresa ha invertido en desatadoras para eliminar las impurezas del agua, entre otras acciones que buscan mejorar la sustentabilidad.

Ciencia e investigación

Por su parte, Raimundo Soto, economista de la Pontificia Universidad Católica, valoró el rol que cumple la ciencia en la industria salmonera. "Hay muchas cosas que no sabemos cuál es su efecto verdadero sobre el ambiente y otras especies. Esa incógnita hay que eliminar. Además, hay que avanzar en la regulación que es buena en ciertas dimensiones pero insuficiente en otras. Hay que bajar la regulación a las condiciones locales de funcionamiento", señaló. Según el investigador de la UC, la producción se hace en lugares con distintas características y ese es un punto a considerar, al igual que la relación con las comunidades locales. Otro desafío, planteado por el académico es la demanda mundial por proteína.

"Estamos en una posición muy buena porque somos el segundo productor mundial de salmón, pero viene una ola de demanda gigantesca y, o nos subimos a la ola y lo hacemos sustentable y eficientemente o vamos a perder participación en el mercado. No queremos que esta industria desaparezca sino que aproveche esa vuelta", duo. Por lo anterior, Raimundo Soto, explicó que la investigación debe ir más allá de la biología marina. "Se necesita en sistemas de logística, en los problemas de contaminación por transporte que afecta directamente a la industria del salmón y también en temas de regulación, porque regular es un trabajo científico que hay que hacer con mucho cuidado", comentó.