Abordar el desarrollo sostenible de la industria acuícola y avanzar colaborativamente entre los distintos actores relacionados con el sector fue el objetivo de un conversatorio organizado por Diario Financiero y el Consejo del Salmón, realizado la semana pasada.

En el encuentro participaron el subsecretario de Pesca y Acuicultura, Julio Salas; la directora ejecutiva del Consejo del Salmón, Joanna Davidovich; el presidente de la Comisión Nacional de Evaluación y Productividad de Chile, Raphael Bergoeing; la directora del Instituto de Acuicultura de la Universidad Austral de Chile, Sandra Bravo; y el académico de la Universidad Católica Raimundo Soto, quien, junto al profesor Hugo Silva, elaboró el estudio 'Externalidades y regulación de la industria del salmón en Chile y el resto del mundo', que ahondó en cómo debería enfocarse la regulación de la salmonicultura en Chile pensando en el desarrollo sostenible de la actividad, de cara a los próximos años.

Además de destacar el positivo impacto de la salmonicultura en la economía -que el año pasado alcanzó exportaciones por US$ 5.180 millones (FOB), cifra solo superada por el cobre-, el informe compara la experiencia de regulaciones de otros países líderes en producción de salmón y realiza recomendaciones regulatorias al mercado local, como la necesidad de contar con una estrategia nacional de desarrollo sustentable con una visión estratégica de largo plazo que permita la creación de un 'cluster productivo y de innovación de alta complejidad'.

El estudio alerta la urgencia de definir un objetivo medioambiental principal y condicionar el crecimiento de la industria al cumplimiento de ese estándar, considerando también la relación entre la industria y las áreas marinas protegidas (AMP). También señala que la regulación debe considerar las condiciones locales de producción y tener una sólida base científica respecto de las condiciones oceanográficas y sanitarias en cada locación, y que existe un espacio significativo para aumentar la eficiencia productiva, optimizando la duración de ciclos de producción y descansos, y mayores niveles de flexibilidad para reubicar barrios y licencias.

Además, el análisis plantea el rol de la tecnología para aprovechar nuevos lugares para la producción y, al mismo tiempo, expirar licencias ubicadas en sectores poco productivos, mientras se consolida la ubicación de empresas en barrios, fomentando la competencia y reduciendo barreras a la entrada.

'Este estudio es muy valioso, ya que refleja que el sector salmonicultor está disponible para dar pasos concretos en la dirección de construir una estrategia de largo plazo que nos permita, como país y entre todos los actores, impulsar una industria salmonicultora cada vez más sostenible y competitiva', sostuvo Joanna Davidovich.