Varias observaciones, aunque con distintos énfasis, realizaron ayer la abogada especialista en impuestos Carolina Fuensalida y la economista y docente de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI) Andrea Repetto sobre el proyecto de reforma tributaria, en la comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados.

Fuensalida se mostró crítica respecto del proyecto del Gobierno, calificándolo como una reforma 'radical' al introducir varias innovaciones en el sistema, como el impuesto a la riqueza o tributo al patrimonio. 'Es radical introducir un impuesto al patrimonio con la cantidad enorme de impuestos al patrimonio que ya tenemos.

Está el impuesto sobre los bienes raíces, es patrimonio; tenemos la patente municipal, patrimonio; la sobretasa sobre el impuesto territorial, que es al patrimonio; el impuesto al lujo, que es impuesto al patrimonio; y tenemos el impuesto a herencias y donaciones, que es impuesto al patrimonio', advirtió la exasesora del Ministerio de Hacienda. Añadió que 'esta clase de impuestos de carácter patrimonial suele incluirse en jurisdicciones en que no hay toda esta gama de impuestos, pero en Chile tenemos todos los anteriores más este nuevo.

Para mí eso es radical, es tajante'. Fuensalida también cuestionó el impuesto de salida de 5% para quienes decidan domiciliarse en otro país y que se aplicará sobre el patrimonio que exceda las 6.000 UTA. 'El impuesto de salida es una restricción para la salida física de las personas de Chile. No me parece que desde una perspectiva constitucional, legal, una persona para salir del país tenga que pagar una suerte de peaje por la salida. Los impuestos, como los entendemos, es una contribución que hacemos todos para la mejoría de todos como país.

Cuando yo me voy del país por una decisión personal, por miedo, inseguridad jurídica, inseguridad personal, o por nuevos proyectos familiares, todas razones legítimas, por qué tengo que pagar un impuesto sobre mi patrimonio, si no voy a seguir siendo residente ni domiciliado en el país', criticó. Repetto, por su lado, explicó que parte de la brecha entre lo que se debiera recaudar y lo que efectivamente se recauda 'puede deberse al propio diseño del sistema y el proyecto ofrece algunos avances en esos ámbitos'.

En ese sentido, destaca los cambios en exenciones como renta presunta y el cobrar impuestos por el FUT acumulado en empresas pasivas. Sin embargo, ahí advierte que 'la regla debe ser tal que ninguna empresa productiva tenga que pagar este impuesto'. También señaló que la desintegración 'es una buena idea pues tiene el beneficio de la simplificación, tanto para los contribuyentes como para la autoridad. También reduciría espacios de elusión. Por algo la desintegración es la norma en la OCDE'. No obstante, expuso observaciones sobre el impuesto patrimonial.

'Es una discusión que debemos tener; teóricamente tiene el potencial de generar menores distorsiones en la producción al cobrar impuestos sobre el stock y no sobre el retorno. Sin embargo, es importante tener en mente lo difícil que es conocer ese patrimonio y evaluar su valor, por lo que se presta para cambios en el portafolio e inequidades', dice. Concluye que 'el primer paso es revisar otros impuestos a la riqueza que ya tenemos y no estamos seguros de que funcionen bien, impuesto a la herencia en particular (...). Creo que debiésemos ir por ahí y empezar a pensar si en realidad estamos capacitados para tener un impuesto al patrimonio'.