Mañana comienza la COP26 en Glasgow, Escocia. Además de dar el puntapié inicial a la reunión donde se buscarán acuerdos para salvar al planeta de la crisis climática, Chile entregará la presidencia de la cita. Así, volverá a ser una delegación más, lo que le permitirá empujar los temas que considera prioritarios.

Aún así no será una tarea fácil. Con el último informe del IPCC (Panel intergubernamental de cambio climático de Naciones Unidas), quedó claro que el mundo está en un momento crítico para reducir las emisiones contaminantes. Si los acuerdos no se logran o no son suficientemente ambiciosos, será poco lo que quedará por hacer para detener el alza de la temperatura del planeta en 1,5 °C.

'Al dejar la presidencia de la COP, Chile puede volver a negociar desde su punto de vista', asegura Maisa Rojas, directora del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2 y académica de Geofísica de la U. de Chile. Esto porque al estar a la cabeza de la reunión debía facilitar y asegurar el proceso completo de negociación, dejando atrás su posición, agrega la experta. Pero además, y 'dado que Chile ha avanzado tan fuertemente en la acción climática, debería jugar un rol de liderazgo mayor dentro de la región'.

Un ejemplo de lo anterior es el comité asesor científico que se creó para la COP25 y que ahora pasó a ser un comité permanente, algo que solo una veintena de países tiene.

A ello se suma la Estrategia Climática de Largo Plazo (ECLP), anunciada esta semana por el Ministerio del Medio Ambiente, que establece, entre otras cosas, las metas y objetivos sectoriales para lograr la carbono neutralidad y resiliencia para 2050. Será presentada como parte de los compromisos de Chile en la COP26.

Pero también, agrega Carolina Schmidt, ministra del Medio Ambiente, será importante seguir impulsando lo que se logró en la COP25. Esto es parte de lo que Chile quiere promover.

Entre ellos está la suma de los océanos en la acción climática global. 'Ellos ocupan más de dos tercios de nuestro planeta y Chile ha impulsado esta incorporación como clave para lograr la reducción de emisiones', dice la ministra.

Otro punto a defender tiene relación con la incorporación de la Plataforma de Santiago. Ella se hace cargo de las pérdidas y daños que sufren los países frente al cambio climático, particularmente los más vulnerables, entre los cuales se encuentra el país.

El financiamiento de la acción climática es otra de las medidas que buscará promover Chile, uno de los grandes temas a resolver en la COP26 si se quiere contener el calentamiento global. 'Este será uno de los temas más complejos: cómo conseguimos el financiamiento global con particular énfasis en la adaptación al cambio climático, que requieren países como el nuestro, y con foco en los grupos más vulnerables', explica la ministra. El Plan de Acción de Género, implementado por Chile durante su presidencia, necesita de ese financiamiento, por ejemplo.

Junto con lo anterior, la discusión sobre ambición en las NDC (Contribuciones Nacionalmente Determinadas), o las metas de reducción de emisiones que cada país se autoimpone, también será crucial. Otro tanto pasará con los mercados de carbono, donde se necesita una transparencia que permita y facilite la contabilidad y seguimiento de la reducción de emisiones, agrega, y con la fórmula para lograr aumentar la resiliencia de los países.

Varios frentes

Al igual que en la COP25, Chile también tendrá presencia a través del pabellón científico que tendrá la cita de Glasgow. Encabezado por el IPCC, y con la Fundación MERI como miembro de la organización, este permitirá mostrar la ciencia que avala la urgencia de lograr acuerdo significativos.

'Una de las características del pabellón es que tendremos no solo científicos, sino también distintas personalidades del mundo financiero y filantrópico, así como a la Organización Mundial de la Salud, entre otros', cuenta Patricia Morales, gerente general de Filantropía Cortés Solari, a la que pertenece Fundación MERI.

Pero también se tomará la oportunidad, continúa, para poner en evidencia que Chile es un gran laboratorio científico para obtener evidencia del cambio climático, con escenarios únicos y estratégicos como el océano, explica.