Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2021-10-30
Tipo:   Prensa Escrita
Página(s):   5
Sección:   
Centimetraje:   34x26
La Tercera
Elevando la discusión: los debates que marcaron la semana
La política del péndulo
Muchas veces en política -como en economía- valen más las percepciones que la realidad. Y si bien aún no sabemos cuál será el resultado del 21 de noviembre próximo, la sensación es que el país terminará enfrentándose a una elección entre dos extremos, en la esquina izquierda Gabriel Boric y en la derecha, José Antonio Kast. Unos y otros dirán que extremos no son, pero al menos en el espectro de los postulantes a La Moneda -con opciones de ganar- se ubican en las antípodas. Será "un choque de trenes", como dice Héctor Soto. Y uno nada sorpresivo, porque, después de todo, seguimos una tendencia mundial.

Como agrega Soto, estamos ad portas de una "experiencia que ya vivió Estados Unidos con Trump, Brasil con Bolsonaro y Perú con Pedro Castillo". Y va incluso más allá. "La radicalización y la creciente desconfianza en los mecanismos de la democracia liberal están en el aire", apunta. Una realidad que el planeta no enfrentaba desde los años 30 del siglo XX, "cuando medio mundo, con la sola excepción de Inglaterra y Estados Unidos, sucumbió al hechizo de los totalitarismos, de los populismos o de los cuarteles". Y todos sabemos cómo terminó eso.

Será nuestra tendencia a la bipolaridad, pero lo cierto, como agrega Gonzalo Cordero el domingo pasado, es que sorprende que hoy -a la luz de las encuestas-, "el mismo país que votó abrumadoramente por una nueva Constitución, que eligió una Convención Constituyente de extrema izquierda, en que se produjo eso que los matinales llamaron el 'estallido social', ahora parece que puede elegir al candidato de 'extrema derecha'". Y para Cordero la respuesta es simple, la gente no quiere "nuevas eras" o "grandes revoluciones", como promueven algunos, sino "pequeñas cosas", "tener trabajo" y "que se cumpla la ley".

Ya sea por eso o por "una centroderecha debilitada y un ecosistema de medios y líderes de opinión que no cuestiona la admisibilidad de ciertas posturas contrarias a la democracia", como sostiene Javier Sajuria, o "un electorado no escuchado que ha terminado extremando sus posiciones", como dice Pía Mundaca, el hecho es que José Antonio Kast vive su "momentum".

En Chile no se ha inventado la rueda. La historia abunda en ejemplos de casos donde las sociedades pasaron de episodios de convulsión social al triunfo de quienes prometían la ley y el orden. Y cuando el candidato de Chile Podemos Más "está rodeado de una creciente soledad", como escribe Juan Ignacio Brito, esa opción se refuerza. Estamos -por majadero que suene- ante una elección abierta, donde, como recuerda Carlos Correa, las certezas que surgieron tras las primarias de julio se desplomaron. Para él, será finalmente "la franja televisiva la madre de todas las batallas electorales".

¿Cambio de era?
Pero al margen de la campaña presidencial, la Convención Constitucional sigue en el centro del debate. No es para menos, dirán algunos, considerando que es la instancia que determinará nuestro futuro manual de instrucciones. Pero de ahí a instalarla como una suerte de momento fundacional, algunos lo ponen en duda. "No quisiera caer en la ironía innecesaria, pero me cuesta creer que en el futuro el tiempo se medirá en años AB y DB (antes de Bassa y después de Bassa)", escribía Gonzalo Cordero el domingo pasado, en referencia a las declaraciones del vicepresidente de la Convención que aseguró que ese organismo marca "el fin de una historia de despojos".

Y como decía el constitucionalista sudafricano Heinz Klug en una entrevista de Paula Escobar, no hay que olvidar que -tanto en su país en los 90 como en Chile hoy- estamos frente a una Asamblea Constitucional y no ante una Asamblea Constituyente que reclama una "tabula rasa" que "va a escribir la historia desde el día uno". Nada de venganza, sino de responsabilidad, agregaba, en referencia a lo que se hizo en Sudáfrica -que muchos han usado como referente. Un punto al que en parte apunta también Claudio Alvarado al advertir "la escasa preocupación por incluir a los adversarios" en el discurso de Bassa. Nada de "la casa de todas y todos", advierte.

Y si para Alvarado el mayor error del vicepresidente de la Convención es "creer que este proceso, ambiguo e indeterminado, les pertenece" y haber olvidado que los sucesos de octubre de 2019 no tenían dueño, para Paula Walker uno de los principales pecados de los convencionales "es el "síndrome de la galería", que consiste en hablar de una forma cuando la persona se sabe escuchada públicamente (…), y hablar en serio cuando se trata de lograr acuerdos, siempre que sea privadamente". Y según ella, mientras no haya un compromiso de habla "veraz" se hará cuesta arriba la convivencia interna, más aún cuando crece cierta desafección ciudadana al proceso.

Para Walker, la Convención enfrenta un desafío de "comunicación" para entregar "señales francas a la ciudadanía". Un punto paradójico a la luz de otro problema que advierte Ascanio Cavallo en la Convención y que releva en su última columna: "La sistemática desafección que ha mostrado la Convención" por la libertad de expresión, libertad "fundante" como la califica. "¿Inconciencia?" o "¿aturdida concesión a métodos antidemocráticos?", se pregunta. Independiente de la razón, el riesgo no es menor, dice, porque es esa libertad, la de expresión, la que "sostiene la red de todas las demás protecciones". Y a la luz de eso, si para Joaquín Trujillo, "'una época' consiste en ese trazo de tiempo (...) que hace larga y vivible la meseta entre dos abismos", la pregunta que queda rondando en el aire es si estamos ante el fin de una época.

Tiempos de campaña
Pero volviendo a la campaña, que es finalmente lo que nos ocupa por estos días, el hecho es que los dos candidatos que aparecían como seguros contendores de la segunda vuelta viven momentos complicados -uno más que otro, es verdad. Así, mientras Sebastián Sichel aparece como el "candidato picado" que busca "culpables por la oportunidad perdida", según Juan Ignacio Brito, a Gabriel Boric le falta bajarse del árbol, según Daniel Matamala, porque "un candidato testimonial puede disparar de chincol a jote, pero un probable presidente debe escoger con sabiduría sus armas".

La falta de definiciones de Boric "sólo acentúa una incertidumbre que ya tiene efectos serios sobre el país", agrega Matamala, con un "peso depreciado, inversiones detenidas" y "riesgo país escalando hasta superar el de Perú". Un panorama nada bueno considerando, apunta, que el próximo presidente deberá hacer frente al "fin de las ayudas estatales, el estancamiento económico y enormes presiones de una ciudadanía movilizada por más gasto social, con la caja vacía después de que las reservas se gastaran durante este 2021". Y una resaca tras el "boom" de los retiros. Caída libre de la economía, que según el Banco Mundial pasará "de crecer 10,6% en 2021, a apenas 2,4% en 2022, y 1,8% en 2023". Y a la que se suma, según Manuel Agosin, la idea de revisar los tratados comerciales, que nos podría llevar a renunciar a sus beneficios solo por no querer cumplir con sus obligaciones. Algo que, agrega el economista, no parece ser "un buen negocio".

Todo ello, además, en una campaña, que, según Pablo Ortúzar, "ha sido la más vacía y sucia desde la recuperación de la democracia". Y donde, como agrega Max Colodro, "la violencia" se ha instalado como "un eslabón decisivo en el proceso de transformaciones en el que se encuentra embarcada la sociedad chilena". Panorama nada auspicioso. "Una tragedia griega", donde "todos sabemos lo que va a pasar y nadie es capaz de evitarlo", concluye Ortúzar.


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Por Juan Paulo Iglesias-