Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2022-08-07
Tipo:   Prensa Escrita
Página(s):   E6
Sección:   Artes y Letras - Revista de Libros
Centimetraje:   51x27
El Mercurio
PANORAMA EDITORIAL | Nuevas voces, variados temas
La libertad de escribir: los nuevos aires del ensayo literario chileno
Reflexiones, crítica, autobiografía y asociaciones libres, todo cabe en un género que en libros como El curso que hice al revés, de Ignacio Álvarez; Contra el cliché, de Julieta Marchant, o Una historia posible, de Manuel Vicuña, encuentra un nuevo impulso. Y varios otros títulos que renuevan el panorama.
Por un momento, al profesor Ignacio Álvarez le pareció absurdo lo que había hecho Ognen Èemerski: traducir al macedonio Moby Dick. Prácticamente, tuvo que inventar palabras para hacerlo, además de hacer una genealogía de los múltiples términos marítimos que usó Herman Melville en su novela. Y todo eso para una población de no más de dos millones de lectores potenciales que, además, viven en un lugar sin mar. Èemerski había llevado a cabo una enorme empresa para transmitir una experiencia ajena a sus destinatarios. Pero fue ahí que a Álvarez le cayó la teja, como dice: 'Toda literatura se trata de comunicar una experiencia que el lector no conoce', escribe en un ensayo del libro El curso que hice al revés.

Autor de libros de crítica, editor de obras completas de Baldomero Lillo y Manuel Rojas y profesor de la Universidad de Chile, Álvarez tiene una vida en Twitter como @Espelunco y en este nuevo título que publica ediciones Laurel muestra una faceta más libre, en la que se mueve entre el cronista y el ensayista. Habla de sus lecturas juveniles, de su labor como profesor y analiza sin pedanterías un puñado de títulos y autores canónicos de la literatura chilena. Son ensayos breves que, tal como él descubrió a la luz del traductor Ognen Èemerski, comunican una experiencia, aunque quizá esta vez no tan ajena, sino una que hermana a cualquier persona cercana a los libros: la lectura.

El curso que hice al revés es parte de una camada de libros que en los últimos meses han estado renovando el panorama del ensayo en Chile. Así como el libro de Álvarez, en estos días ha llegado a librerías una serie de textos de una amplia gama de registros, pero todos con una vocación común: son lecturas personales, alejadas del tono académico y que a través de hitos literarios y artísticos iluminan ánimos sociales, políticos y culturales. La lista va desde Una historia posible (Hueders), donde el historiador Manuel Vicuña sigue las obsesiones de escritores, hasta Contra el cliché (Mundana), en el que la poeta Julieta Marchant desmonta lugares comunes sobre la escritura de poesía, o incluso El desierto avanza (Ediciones El Mercurio), en que Cristián Warnken echa mano de la historia literaria para hacer un diagnóstico político sobre la actualidad, y la serie de libros en que Carlos Peña utiliza la historia de la filosofía para iluminar el presente.

Pensar por la libre
Se trata de un recurso de larga tradición, con representantes clásicos en Chile, como Martín Cerda, y que como sabemos tuvo su exponente icónico en Michel Montaigne, que en 1580 publicó sus famosos Ensayos. 'Quedaba establecida a partir de aquel momento la diferencia moderna entre un pensar sistemático, sujeto a una voluntad protocientífica o científica, que es el que se vuelca en el ‘tratado' -y, contemporáneamente, en el ‘artículo' y en el paper, que no son sino sus descendientes legítimos y de la última hora- y un pensar libre, o por la libre, el del ensayo', dice Grínor Rojo, crítico y académico que sistemáticamente ha aportado al género en los últimos años.

Rojo acaba de lanzar con Ediciones Universidad Alberto Hurtado La novela chilena. Literatura y sociedad, una colección de ensayos sobre 14 novelas, desde Martín Rivas, de Alberto Blest Gana, a El sistema del tacto, de Alejandra Costamagna, pasando por El obsceno pájaro de la noche, de José Donoso; El desierto, de Carlos Franz, o Los detectives salvajes, de Roberto Bolaño. 'Es una selección que no tiene intenciones de ser un canon, pero incluye novelas destacadas por su valor intrínseco, es decir estético, y subrayando en cada caso la conexión que ellas tienen con la historia social y cultural de Chile cronológicamente, desde mediados del siglo XIX hasta hoy', dice Rojo, que también acaba de lanzar con Editorial Universitaria el libro Proposiciones. Ensayos de teoría crítica.

Aunque con la libertad del ensayo, los textos de Rojo también tienen el tono del profesor de crítica que ha sido. En ese sentido, en Una historia posible Vicuña se aleja diametralmente de libros como el histórico Voces de ultratumba y asume una voz de sustancia biográfica para asomarse a la mixtura de obra y vida de varios creadores particulares: de William Burroughs a Catherine Millet, pasando por Donoso, Diamela Eltit, Enrique Lihn, Trotsky, Gonzalo Millán, Lampedusa y tantos otros, Vicuña se mueve como un explorador sin brújula en una biblioteca buscando pistas sobre la enfermedad, la adicción, la intimidad, los celos o la muerte. Son versiones posibles que él fue hallando: 'Respondemos al mundo con historias que les contamos a los demás y también a nosotros mismos, en monólogos despelotados que siguen extraños derroteros. Esas historias nos mantienen con vida en medio de la desgracia y nos conducen a la ruina aunque todo resplandezca alrededor', anota Vicuña.

'Leer es una experiencia solitaria, y a uno le dan ganas de compartirla. Las reseñas son eso, las conversaciones con amigos o compañeros', dice Ignacio Álvarez, describiendo el ánimo que mueve El curso que hice al revés, un volumen hecho de varios materiales dispersos en que se anudan testimonios personales, como por ejemplo la lectura que lo marcó de El señor de los anillos, de J. R. R. Tolkien, pero también análisis que van más allá: en un texto titulado 'Nuevos narradores viejos' escribe sobre tres autores chilenos actuales y jóvenes que parecen operar en un modo pasado de moda, Cristián Geisse, Isabel Bustos y Andrés Montero. 'Narradores con muchas ganas de hechizarnos o engrupirnos que parecen puestos al medio de un corro de espectadores, de esos que suelen decir ‘cuento corto' justo en el momento más emocionante para puro alargar el cuento', escribe Álvarez.

Un tono cercano
El curso que hice al revés también incluye textos de perfil más académico, como algunos dedicados a Manuel Rojas o uno que se ocupa de los aspectos más básicos de los estudios literarios. 'Porque pese a su fama de oscuros, tienen mucho que aportar a los lectores', advierte Álvarez, que mantiene siempre un tono cercano y hasta coloquial. 'Es una recopilación heterogénea y se nota, me parece. Todos comparten el hecho de que hablan a personas que no tienen un acercamiento formal a los estudios literarios, y la esperanza de que algo de lo que hacemos puede interesarles. También están los costados menos intelectuales, como esa sensación de triunfo que experimentamos cuando conseguimos un libro difícil o los cruces improbables entre autores como Lillo y Melville. Todo eso es enjundia lectora. Como los programas radiales sobre fútbol, que uno puede seguir apasionadamente sin ir nunca al estadio', explica.

'La pregunta por cómo escribir sobre el cuerpo, siendo al mismo tiempo lo que queda radicalmente expulsado de la escritura, está presente en todos los textos', dice la académica Andrea Kottow de su libro Fronteras de lo real (Hueders), otro volumen de ensayos recientemente publicado que, echando mano de lecturas de Roland Barthes, Augusto D'Halmar, Susan Sontag, Eltit, Freud, Donoso, Joan Didion y varios otros, explora cómo la literatura puede iluminar espacios tan opacos o inexplicables como el deseo, la enfermedad, el duelo o el secreto. Es un texto hecho de conexiones de lecturas muy personales, tal como La transparencia sobre las ventanas, de Macarena García Moggia, que acaba de lanzar Ediciones UV. Ganador del Premio de Mejores Obras Literarias del Consejo del Libro en categoría inédito en 2019, se trata de un volumen de ensayos que, apoyados en autores y artistas como Charles Baudelaire, André Breton, Paul Cézanne, Berthe Morisot, Marcel Duchamp, Walter Benjamin, Mark Rothko, Nemesio Antúnez y Eduardo Vilches, reflexiona sobre la figura y símbolo de las ventanas en la historia del arte y la literatura.

Kottow y García Moggia tocan un amplio rango de temas; se mueven por la historia de la literatura y el arte sin cronologías, acaso como también lo hace la poeta y editora Julieta Marchant en Contra el cliché (Mundana), un texto sin pausas que avanza desmostando los lugares comunes sobre el genio, la técnica y la inspiración en la escritura de poesía. Es un texto erudito y lleno de referencias literarias, pero la voz de Marchant es la de una profesora que habla a veces en un tono coloquial, incluyendo anécdotas e historias. 'Para mí el libro es una especie de llamado entusiasta a pensar la poesía, a no claudicar ni dejar los textos por clichés como ‘no tiene dedos para el piano' o no tiene talento. Mi intención es remecer esos lugares comunes, agitarlos, sacarles la cáscara para ver lo vacíos que están o lo poco fructíferos que son para la labor de un poeta', dice Marchant.

La amenaza del paper
La paleta de libros de ensayo chilenos es más amplia aún y habría que incluir en el conteo títulos recientes que, apoyándose en referencias literarias, abordan múltiples temas: Hacer la noche (Paidós), de Constanza Michelson; Travesías (Roneo), de Ana Pizarro; Velar la imagen (Mundana), de Paz López, o Vida animal (Metales pesados), de Valeria de los Ríos. Y también Combustión espontánea (Ediciones UDP), de Roberto Merino, un volumen de crónicas de diferentes épocas, todas sobre libros y lecturas que en conjunto forman un tomo sólido sobre sus obsesiones literarias: 'Me gusta el hecho de que textos breves como estos, escritos con un par de semanas de diferencia -puestos unos junto a otros- discurran en un flujo continuo y acumulen un espesor', dice Merino.

Pero aunque el número de libros de ensayo parezca alto, hay quienes no son tan optimistas. En su rol de editora en los sellos Bisturí 10 y Cuadro de Tiza, Julieta Marchant cuenta que les cuesta mucho hallar autores chilenos que 'estén dedicándose seriamente al ensayo. Como lectora, me interesa poquísimo el libro que reúne columnas de por aquí y por allá, o que junta textos de prensa, o fragmentos de entrevistas, que es un tipo de libro bastante común en nuestro medio y que a ratos me parece insustancial. El nicho de ensayos literarios me parece medio desértico', sostiene. A la vez, Grínor Rojo aún teme el avance del paper ante el ensayo: 'Creo que lo enferma sobre todo su confusión con el paper de presunciones seudocientíficas, de emulación de las ciencias fisicomatemáticas o incluso biológicas. Esos escritos son obra de los llamados ‘expertos', con los cuales los ensayistas no tienen nada que ver'.

Para Ignacio Álvarez, la cosa se ve mejor aspectada: 'Soy muy optimista. Por un lado, creo que el paper académico ya no es una construcción seca y abstrusa, y muchos de esos textos son perfectamente legibles por un lector que está, por su lado, cada vez más a caballo de las obras y de la crítica. Nuestro campo es cada vez más denso, variado y heterogéneo. Los estudios literarios han ganado cuando se los considera una más de las aproximaciones posibles a la literatura', concluye.

Recuadro
'Leer es una experiencia solitaria, y a uno le dan ganas de compartirla. Las reseñas son eso, las conversaciones con amigos o compañeros'.
Ignacio Álvarez, ACADÉMICO Y ESCRITOR.

'Lo que enferma es la confusión del ensayo con el paper de presunciones seudocientíficas. Esos escritos son obra de los llamados ‘expertos', con los cuales los ensayistas no tienen nada que ver'.
Grínor Rojo, CRÍTICO LITERARIO.

EL CURSO QUE HICE AL REVÉS
Ignacio Álvarez
Laurel,
217 páginas,
$13.900.

LA NOVELA CHILENA
Grínor Rojo
Ediciones UAH,
422 páginas,
$15.000.

UNA HISTORIA POSIBLE
Manuel Vicuña
Hueders,
109 páginas,
$12.000.

CONTRA EL CLICHÉ
Julieta Marchant
Mundana,
96 páginas,
$10.000.

FRONTERAS DE LO REAL
Andrea Kottow
Hueders,
107 páginas,
$12.000.

LA TRANSPARENCIA DE LAS VENTANAS Macarena García Moggia
Ediciones UV, 140 páginas, $10.000.
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ROBERTO CAREAGA C.-