Llegó al panel de Bienvenidos en agosto, siendo un aporte desde la vereda periodística y los datos duros. Hoy, además, destaca por su sencillez y empatía, que muestra en la pantalla desde las 5.45 a.m., que es cuando parte 3X3, y luego a las 7.45, cuando comienza el matinal de Canal 13. Es la periodista Ángeles Araya, que tras haber desarrollado una carrera en prensa, por primera vez llega a un espacio con un formato más lúdico y versátil. Partió en Canal 13, luego pasó por Mega, 3TV, UCV-TV y radio Bío Bío de manera paralela, pero cuando cerró UCV volvió a Canal 13 a conducir el programa 3x3. Después se sumó a 'Bienvenidos' y hoy se mantiene en ambos segmentos, lo que la tiene muy contenta por lo que está aprendiendo y, principalmente, por el aporte que puede llegar a ser.

"Trato de que todas mis opiniones no sean de guata, sino que bajo un dato real y concreto que existe", dice. Considerando tu amplia trayectoria como periodista de prensa, ¿cómo recibiste la propuesta de pasar a Bienvenidos? Fue bien sorpresivo porque nunca había trabajado en otro programa que no fuera prensa. Además, originalmente era por tres días y terminó siendo mucho más, ahora llevo tres meses. Es distinto, pero lo tomé como un desafío. Es algo nuevo y de mucho aprender. Mi aporte, en el fondo, es tratar de darle una mirada más periodística al programa desde mi vereda. ¿Qué ha sido lo que más te ha costado? El ritmo del matinal no es fácil, en el sentido de que el contenido tiene que llegar a todo tipo de público. Entonces, una tiene que tener esa capacidad de simplificar los contenidos. Precisamente eso es lo difícil del matinal, que pasa por entretención, drama, noticia dura y contingencia. Hay que estar disponible para todas esas áreas, siendo mucho más versátil.

¿Cómo han vivido como equipo lo que está pasando hoy día en el país? Hace mucho rato, desde que yo llegué -en agosto-, que Bienvenidos viene con un cambio, en el sentido de apuntar a lo social y a los problemas a los que nos enfrentamos a diario. Si analizas el matinal desde antes de este movimiento social, se venían tratando esos temas todos los días. Para nosotros no ha sido nuevo, ya habíamos hecho un diagnóstico. Teníamos todos los días a los alcaldes, personas de las organizaciones civiles y autoridades invitados al programa. Claro que enfrentarse a un movimiento como el que estamos viviendo es completamente distinto. ¿Cómo toman las críticas que han recibido los matinales y canales de televisión? Siempre va a haber críticas, nadie puede quedar contento ciento por ciento. Además se debe entender que hay distintas miradas y que la gente de repente quiere ver otra cosa, pero soy una convencida de que si una tiene una línea y un propósito en la vida tiene que mantenerlo, y eso ha hecho Bienvenidos.

Pongo como ejemplo a los alcaldes que hoy están en la palestra; son los mismos que habían estado en el programa antes, que habíamos tenido la posibilidad de entrevistar y conversar. Por lo mismo, yo sería justa en decir que nosotros sí habíamos tratado temas sociales antes. Ahora... ¿falta? Mucho. ¿Podríamos hacer más? Tal vez, pero creo que nunca nadie dimensionó lo que podía llegar a pasar con este movimiento. Respecto a las denuncias del CNTV, ¿se han sentado a definir una postura? Como equipo somos los primeros críticos frente a lo que pasa y tenemos la posibilidad de decir cuándo algo no nos parece. Yo he tenido plena libertad para manifestar mi pensamiento con el equipo. Insisto, una puede hacer muchas más críticas porque se quisiera que todas las cosas fueran perfectas, pero es imposible estar en todos lados por una cuestión de logística.

¿Cómo te sientes en lo personal con todo lo que está pasando? Comparto absolutamente las demandas de este movimiento. Soy una convencida de que no vivimos en un país equitativo, bajo ningún punto de vista. Qué lástima que haya tenido que pasar esto para que todos como sociedad reflexionemos sobre cuál es el país en que queremos vivir. Y lo miro desde todos los lados, desde la política, desde las organizaciones sociales, desde las personas y lo más interno de una; este es un momento para que todos reflexionemos y mejoremos, y eso implica los cambios políticos que sean necesarios para conseguir ese país más justo y equitativo. No hablo de igualdad, sino de equidad, que es distinto.

LO SIMPLE DE LA VIDA

Por razones laborales es que Ángeles no solo vive con su hija Joaquina, de 8 años, sino también con su padre, con quien comenzó a vivir por primera vez hace un par de años. Él la ayuda en temas de cuidado y crianza; por ejemplo, levantando a Joaquina para ir al colegio mientras Ángeles cumple sus labores en el canal.

"Yo salgo a las 4.50 h, entonces alguien tiene que levantar a mi hija, y esa pega la hace mi papá", cuenta. ¿Cómo es vivir con tu papá por primera vez, ya de adulta y con una hija? Difícil, yo amo profundamente a mi papá y me siento muy amada por él. Es exquisito, un oso de peluche, y no tengo ningún problema con él. Pero a esta altura de la vida es difícil, sobre todo conocerse en la convivencia. Yo tenía tres años cuando mis papás se separaron, entonces nunca vivimos juntos.

Mi papá es bueno como el pan, es artista y desordenado, y yo soy histérica, estructurada; obviamente que chocamos, pero no tenemos grandes peleas. De hecho, mi papá no pelea, soy yo, y a él no le importa. Es maravilloso y me ayuda muchísimo, yo no podría hacer lo que hago si no estuviera él. ¿Sacaste alguna faceta artística de él? Nada, porque no tengo paciencia y para ser artista hay que tener paciencia. ¿Y tu hija? Sí, mi pajarito es artista y sensible. Ella tiene espíritu de artista, toca violín desde los tres años. Cuando mi hija estaba chiquitita yo trabajaba en un programa en la noche en la radio, pero cuando salíamos temprano yo llegaba a la casa y estaban escuchando ópera. Entre los dos se potencian, en ese sentido son mucho más cómplices.

¿Qué hacen cuando están los tres? Disfrutamos de las cosas simples de la vida. Si hay algo que yo destaco de mi papá es la simpleza con la que ve la vida, su capacidad de disfrutar las cosas más mínimas. Eso lo aprendí y lo valoré mucho, y lo comparto. Jugamos dominó o carioca, ellos juegan ajedrez. Cuando estamos en el patio los tres se da esto: la Joaqui jugando con sus 'Polly Poquet' y nosotros con mi papá conversando de la vida, mientras me tomo una copa de vino.