Hay dos dimensiones importantes en los resultados de la encuesta Casen 2020. En primer lugar, confirman las tendencias que tanto Cepal como el banco Mundial habían formulado-respecto de los efectos de la crisis social y sanitaria por la cual ha atravesado nuestro país. La tasa de pobreza sube a 10,8%, lo que nos hace retroceder a los umbrales de pobreza que teníamos hace cinco años atrás. Por su parte, la pobreza extrema prácticamente se duplica en los últimos tres años. Finalmente, la distribución del ingreso también empeora a la situación que teníamos hace casi dos décadas atrás. La mayor explicación está en el efecto de la pandemia en el mercado laboral, con una disminución en el empleo y una significativa caída en la participación de los ingresos provenientes del trabajo, particularmente en el quintil de más bajos ingresos, aunque también en los segmentos intermedios.

Lo más relevante para recuperar los niveles socioeconómicos pre conflicto social y prepandemia es recobrar los ingresos provenientes del trabajo. Esto no se ve tan fácil. Si bien el banco Central ha dado señales alentadoras respecto a una recuperación de la economía, también señala que la mejoría del empleo ha beneficiado mayormente a personas de más escolaridad y a los hombres. Por lo tanto, se requiere consolidar las medidas de estímulo a la creación de nuevos empleos, apoyo a la
pyme y al emprendimiento.

Un mecanismo concreto es la nueva versión del "Ingreso Mínimo Garantizado" que aumenta el monto de subsidio para trabajadores y flexibiliza su acceso. Este instrumento, asociado a una remuneración laboral con seguridad social, da una sostenibilidad de mediano plazo, más allá de medidas asistenciales-que puedan complementarlo.

Respecto al empleo femenino, sabemos que la crisis las ha afectado diferencialmente, teniendo un rezago en sus niveles de empleabilidad y un mayor costo emocional debido a la desigual distribución de las labores domésticas. En este sentido, es urgente el retorno a la escuela y fortalecer la educación inicial y el cuidado infantil.

Los datos de Casen 2020 también muestran, a partir del análisis de Cepal, que el significativo esfuerzo de mitigación social de la crisis no ha sido en vano. La tasa de pobreza habría sido casi tres puntos porcentuales más alta de no haber mediado las transferencias monetarias y bonos. Mas aún, de acuerdo a la misma fuente, Chile es el país de menor aumento relativo de la pobreza durante esta crisis en comparación con Argentina, Costa Rica, Colombia, Ecuador y Uruguay. Sin duda, el IFE ha cumplido su rol de atenuar los efectos de las actuales dificultades, pero es difícil de mantener en el tiempo debido a su alto costo: un solo mes de IFE es superior al costo de todos los subsidios al empleo.

En suma, la Casen 2020 nos trae una mala noticia que en verdad podría haber sido peor. El desafío está ahora en ir transitando desde lo asistencial hacia una inserción laboral formal. Esto es lo que permitirá revertir la tendencia en pobreza y avanzar hacia mayor seguridad social.