Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2021-07-25
Tipo:   Prensa Escrita
Página(s):   E4
Sección:   Artes y Letras - Historia
Centimetraje:   36x27
El Mercurio
BICENTENARIO | Opiniones:
O'Higgins, San Martín y la INDEPENDENCIA DEL PERÚ
Este 28 de julio Perú celebra el bicentenario de su independencia, acaecida en 1821 con la proclamación que realiza José de San Martín en Lima. El militar argentino iba al mando de la Escuadra Libertadora del Perú, que había partido desde Chile, organizada por el gobierno de O'Higgins. Será el inicio de una conmemoración que tendrá diversos hitos hasta el 2024, año en que se conmemoran los 200 años de las batallas de Junín y Ayacucho que consolidaron la independencia de país vecino. Preguntamos a cuatro historiadores: ¿Cómo se valora en Perú la participación de la Escuadra Libertadora en la emancipación de ese país en 1821?
Fernando Wilson: 'El liderazgo de Bolívar empalidece el esfuerzo del sur'

La valoración de la Expedición Libertadora y de la Campaña de 1820-21 en la historiografía peruana es mixta, combinándose diferentes interpretaciones. Primero que nada, debemos recordar que el proceso gestionado desde Chile y puesto al mando de San Martín y Cochrane fue solo el inicio de un proceso que concluyó de la mano de Bolívar y su ejército proveniente desde la Gran Colombia. Luego, el rol político de San Martín en sus relaciones con las élites locales, y de donde se deriva su nombramiento como 'Gran Protector del Perú', pero que es seguido por su abrupto abandono del proceso tras la reunión de Guayaquil, generan miradas ambivalentes o complejas.

Solo quedándonos con Basadre y su clásica 'Historia de la República del Perú', vemos que el proceso es valorado de forma reiterada en su primer volumen, pero al mismo tiempo la posición de O'Higgins es colocada explícitamente en condición complementaria o secundaria ante San Martín. Incluso se llega a plantear dicha relación como modelo al que debieron aspirar algunos caudillos peruanos en relación con Bolívar. El esfuerzo económico y logístico que implicó para Chile la expedición es colocado en el contexto mayor de un proceso independentista integral y no es mirado de forma aislada. Por otro lado, se tiende a valorar permanentemente el rol personal de O'Higgins, de quien se recuerda reiteradamente su período de exilio peruano. Cochrane, por el contrario, es una figura más contradictoria. Por un lado, se recuerda su osadía, agresividad y brillantez profesional, pero los choques con San Martín, y en particular la captura del tesoro virreinal (para pagar los sueldos a las tripulaciones de la Escuadra) es considerada una acción reprobable. Su rivalidad con Guise, su subordinado que se convertiría en el fundador de la Marina de Guerra del Perú, es recordada de forma constante en la Historiografía marítima peruana. El hecho de que San Martín había buscado que Cochrane entregara la Escuadra chilena al Perú es poco mencionado.

En términos gruesos, por tanto, el proceso y función es valorado, pero colocado dentro de una dinámica mayor y más compleja. Mientras Chile representó un peldaño fundamental en el proceso sur de la independencia americana, el Perú constituyó el punto de fusión final de la independencia americana, con la confluencia de ambos procesos, en que el liderazgo de Bolívar se impuso incuestionablemente. Esto hace palidecer, en términos comparativos, el esfuerzo sur en el que nuestro país, sus recursos y esfuerzos fueron comprometidos de forma tan contundente.
* Doctor en Historia, Profesor Departamento de Historia Facultad de Artes Liberales Universidad Adolfo Ibáñez.

Cristián Guerrero: 'Se planeó en el marco del respeto de la autodeterminación'

El himno nacional del Perú -que data de la época del gobierno de San Martín y cuya letra es de José de la Torre Ugarte-, contiene una estrofa de origen desconocido que fue agregada en la década de 1840 y que es representativa del sentido americanista del proceso de independencia: 'Largo tiempo el peruano oprimido la ominosa cadena arrastró; condenado a cruel servidumbre largo tiempo en silencio gimió. Mas apenas el grito sagrado ¡Libertad! en sus costas se oyó, la indolencia de esclavo sacude, la humillada cerviz levantó'.

Como todos los procesos de independencia hispanoamericanos, el del Perú no fue obra de una individualidad y tampoco estuvo exento de vinculaciones con otros similares y coetáneos, y así como la independencia de Chile se vinculó a través de José de San Martín a la acción de las Provincias Unidas del Río de la Plata, el de Perú muestra esa misma vinculación, agregándose la figura de Bernardo O'Higgins y de Chile.

San Martín, vencedor en Chacabuco y Maipú, lideró la expedición que le permitió proclamar la independencia el 28 de julio de 1821. El segundo fue el organizador -político, militar, naval y económico- de esa fuerza y de la escuadra que pudo hacerse del control de mar, requisito indispensable para lo anterior. Todo era parte del plan de San Martín que empezó a concretarse en 1817 con el cruce de los Andes: para destruir el poderío realista en Sudamérica era necesario un ataque directo al corazón del realismo; para ello primero se debía lograr la independencia de Chile y luego desplazarse por mar hacia Perú, llevando a esas costas 'el grito sagrado ¡libertad!'.

Si bien San Martín proclamó la independencia del Perú, solo independizó a una parte. En 1824 las fuerzas de Simón Bolívar terminarían esa labor venciendo en Junín y Ayacucho. O'Higgins, quien ya vivía exiliado en Lima, también se presentó a las filas del ejército para luchar por la libertad del país en el que residiría hasta fallecer en 1842. Su recuerdo fue, y aún es importante para Perú, tal como el de San Martín.

Los restos mortales de O'Higgins fueron exhumados en Lima en 1868; en esa ocasión, el canciller peruano, José Antonio Barrenechea, expresó: 'Vuestro Capitán General nos pertenecía: pero él era, ante todo, vuestro. Por eso os lo devolvemos. Sin embargo, esas cenizas os dirán que están naturalizadas en el Perú. Ellas son el glorioso recuerdo de una gloriosísima unión'.

La acción independentista en Perú se planeó en el marco del respeto de la autodeterminación y no como una imposición por la fuerza. Así se manifestó en el acuerdo que para ese fin lograron en 1819 los gobiernos de Santiago y Buenos Aires y también en una proclama bilingüe -español y quechua- que en 1819 se distribuyó en las costas peruanas, en la que O'Higgins expresaba: 'Seréis libres e independientes, construiréis vuestro gobierno y vuestras leyes por la única y espontánea voluntad de vuestros representantes'.
* Profesor asociado Ciencias Históricas. Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile.

Ricardo Cubas: 'Hubo reconocimiento de la deuda contraída por Chile'

¿Cómo percibieron los peruanos de 1820 los proyectos de la Expedición Libertadora que partió de Chile? Al igual que en otras partes de América, ellos estaban divididos entre la fidelidad al rey y a la causa de la emancipación, la cual fue ganando progresivamente más adherentes. El célebre escritor Ricardo Palma, en sus sabrosas 'Tradiciones Peruanas', daba cuenta de manifestaciones populares contra los expedicionarios, como cuando en las corridas de toros en Cañete y Chancay (en el actual departamento de Lima) se exhibían listones con injurias contra los libertadores y en el circo se 'se ponían figurones representando al Porteño (San Martín) y a Cleucón (Lord Cochrane) para que fueran destrozados por los toros'. Pero también en sus relatos se muestran las manifestaciones en favor de los libertadores, como la labor de un médico estadounidense llamado Pablo Jeremías, agente de O'Higgins y San Martín, que se convirtió en un activo y efectivo propagandista de la emancipación, o el papel de indígenas que auxiliaron la labor de espionaje para favorecer la llegada de las fuerzas patriotas.

Recientemente, el historiador argentino Pablo Ortemberg ha analizado cómo la conmemoración del centenario de la Expedición Libertadora en Perú, en plena época de disputa por la Cuestión de Tacna y Arica con Chile, estuvo centrada en la exaltación de la figura de José de San Martín y la amistad con Argentina.

Sin embargo, después de la firma del Tratado de Lima en 1929, historiadores peruanos (como José de la Riva-Agüero, Jorge Basadre, y más recientemente, José Agustín de la Puente, Scarlett O'Phelan, entre otros), desarrollaron una visión más inclusiva del papel chileno en la organización y financiamiento de la Escuadra Libertadora. Este ha sido considerado como un hito decisivo, aunque no fundante en la emancipación del país. Al mismo tiempo, el análisis de esta expedición, junto con el de las otras intervenciones libertadoras, generó un amplio debate en torno a la pregunta sobre si la independencia fue un logro impuesto por fuerzas extranjeras (Heraclio Bonilla, Karen Spalding) o un auxilio necesario para completar un proceso que ya había empezado en el país pero que no podía lograrse autónomamente debido a que el virreinato era el centro del poder realista en la Sudamérica hispana (O'Phelan).

José Agustín de la Puente destacaba que los gobernantes peruanos manejaron siempre con dignidad el tema de la deuda contraída con Chile por los gastos de la expedición. Ella fue reconocida casi inmediatamente después de establecido el Protectorado en 1821. Luego, fue ratificada por el gobierno de Ramón Castilla en 1849, estableciendo los plazos e intereses de los pagos en coordinación con los delegados chilenos. Finalmente, la deuda fue saldada enteramente en 1856. Como señala Scarlett O'Phelan, este reconocimiento también se tradujo en la acogida y mantenimiento de Bernardo O'Higgins en el Perú, quien recibió una pensión permanente del gobierno y se le concedió la propiedad de las haciendas Montalván y Cuiba en Cañete. De hecho, como señala el historiador Antonio Zapata, los únicos descendientes directos del héroe en la actualidad son peruanos.

Hoy se tiende a considerar que la Expedición Libertadora, lejos de ser vista desde una perspectiva nacional o local, ella debe ser interpretada como parte de un movimiento continental que involucraba a toda la América Hispana y que convergió en el Perú. En esta empresa confluyeron el genio de José de San Martín, la cooperación argentina, la participación de marinos y militares británicos y europeos, destacando de manera notable Lord Cochrane, la decisiva acción de Bernardo O'Higgins a cargo del naciente gobierno chileno, y el significativo apoyo de crecientes sectores de la población peruana, lo que permitió tomar Lima sin grandes derramamientos de sangre.
* Historiador peruano. PhD in History, University of Cambridge y profesor del Instituto de Historia de la Universidad de Los Andes.

Gabriel Cid: Entre lo transnacional y lo local

Cuando se comparan las celebraciones de 1921 con las que se han realizado y se están preparando este 2021 para conmemorar el Bicentenario de la independencia peruana, resulta evidente que las interpretaciones han variado significativamente. Dos cambios me parecen notorios en este nuevo contexto conmemorativo. Por una parte, el esfuerzo en poner en perspectiva continental el proceso independentista peruano, considerando el rol clave que jugó el virreinato en aquella época: era el 'nudo del imperio', al decir de Bolívar. Esto ha permitido evaluar experiencias como la Expedición Libertadora menos desde un escenario de rivalidad con Chile -como lo fue en las celebraciones del Centenario peruano, donde Chile fue el gran ausente de las festividades- y más como una empresa transnacional, no solamente desde la composición burocrática y militar de la Expedición, sino también porque el mismo objetivo lo era: la liberación del Perú afianzaría también las independencias de Chile y el Río de la Plata.

En segundo lugar, es sugerente que la ampliación del marco de comprensión del proceso independentista peruano y la Expedición Libertadora haya ido de la mano con un mayor interés de conocer cómo las historias locales incidieron en la gesta independentista y se articularon con el proyecto sanmartiniano y o'higginiano. En ese sentido, instancias como el concurso 'Narra la independencia desde tu pueblo', o la amplia agenda conmemorativa del Proyecto Especial Bicentenario, que ha sido especialmente nutrida en regiones, permite entender la elaboración de una memoria histórica más compleja y heterogénea. Compleja en dos sentidos. Por un lado, en situar estos procesos en interpretaciones que rebasen las agencias individuales de los 'grandes hombres' como O'Higgins y San Martín (este último, apoteósicamente homenajeado en 1921, con un monumento en Lima) y subraye la actividad de actores colectivos -como los sectores populares- o releve la importancia de otros personajes menos conocidos, como María Valdizán, heroína recientemente homenajeada en Pasco. Por otro lado, resulta relevante considerar el esfuerzo historiográfico por articular la historia transnacional con la historia local de la Expedición Libertadora. En un libro colectivo de reciente publicación, 'La Expedición Libertadora: entre el Pacífico y los Andes', quedan en evidencia los distintos niveles de análisis que convergen en la actualidad para interpretar dicha experiencia: la dimensión continental del conflicto, la organización transnacional de la Expedición, las dinámicas de integración entre la Expedición y los movimientos insurreccionales locales, etc.
* Historiador y académico de la Universidad San Sebastián.
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MAUREEN LENNON ZANINOVIC-