Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2021-09-02
Tipo:   Prensa Escrita
Página(s):   D4
Sección:   Innovación - Especial Desarrollo Sostenible
Centimetraje:   56x28
El Mercurio
Estudio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo también detecta desafíos pendientes:
PNUD evalúa como “avanzado” el nivel de desarrollo de la inversión de impacto en Chile y proyecta al país como líder regional
El ecosistema nacional de finanzas sostenibles, clave para allegar recursos para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible, no solo ha crecido, sino que está logrando artuclarse con el impulso del sector público, privado, sociedad civil y organismos de cooperación. Expertos coinciden con esta mirada y plantean los aspectos fundamentales a mejorar para consolidar esta tendencia.
Tanto las movilizaciones sociales que comenzaron en octubre de 2019 como la pandemia del covid-19 evidenciaron una serie de desafíos que nuestro país debe enfrentar para alcanzar el desarrollo sostenible.

En este contexto, el informe 'Inversión de Impacto en Chile, oportunidades y desafíos en un mercado con gran potencial', elaborado por investigadoras e investigadores independientes con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) entrega claves para entender el desarrollo de las inversiones de impacto en nuestro país y los desafíos a vigilar para potenciar su crecimiento, estrechamente relacionado con la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y el logro de la Agenda 2030.

Características únicas y propicias

El Global Impact Investing Network (GIIN) define las inversiones de impacto se definen como 'aquellas inversiones en compañías, organizaciones y fondos con la intención de lograr un beneficio social o medioambiental para la comunidad, y a la vez un retorno financiero para el inversionista'. Esta concepción va un paso más allá de las inversiones responsables y sustentables ya que exige al inversionista la intencionalidad de este doble objetivo de resultados.

Según el informe del PNUD, nuestro país se encuentra en un nivel de desarrollo 'avanzado' en inversión responsable y finanzas sostenibles, además de contar con actores clave para impulsarlo desde el sector público, privado, así como también desde la sociedad civil y organismos de cooperación internacional.

María Laura Tinelli, autora del estudio, directora AcruxPartners y trustee del Global Steering Group on Impact Investment (GSG), explica que el mercado chileno de inversión de impacto presenta características únicas y propicias para convertirse en uno de los líderes de la región en la materia: 'Se destaca la presencia de diversos actores que impulsan las inversiones de impacto, como organizaciones intermediarias, NAB Chile, fundaciones, academia y organismos de gobierno; un marco regulatorio adecuado para el desarrollo del mercado de capital privado y sistema financiero estable; una apertura del Gobierno a innovar para resolver problemas sociales; la presencia de organismos internacionales; un liderazgo en la región en capital emprendedor y fondos de impacto funcionando como un ejemplo exitoso y punta de lanza para conformar nuevos; un Estado abierto, que desde 2012 promueve la transparencia en la generación de datos, y una articulación público-privada que usa de metodologías participativas para diseñar estrategias inclusivas a mediano largo plazo'.

Un mercado en crecimiento

Según datos del último informe del GIIN, el tamaño del mercado de inversión de impacto global estimado al final de 2019 es de US$ 715 mil millones, incrementándose notablemente durante 2020 la cantidad de activos administrados bajo esta lógica a nivel internacional como respuesta a la necesidad de reconstrucción de las economías en un mundo pospandémico. Esta tendencia y auge de los fondos catalogados como 'impacto poscovid' corrió en paralelo con un marcado incremento e interés del sector financiero por las inversiones consideradas sustentables.

Así lo explica Tinelli, quien agrega: 'Los inversores asignan capital a nivel mundial, destinando un 55% de los activos totales a mercados desarrollados y un 45% a mercados emergentes. América Latina figura como el tercer destino en interés inversor, después de Estados Unidos, Canadá y Europa. En términos de inversiones de impacto, América Latina presentó una tasa de crecimiento anual del 21% entre 2015 y 2019 detrás de Europa y el sudeste asiático, según el último informe de GIIN (2020)'.

En este sentido, María José Montero, directora de ACAFI y socia y gerenta del primer Fondo Inversión Social Ameris (FIS Ameris), complementa: 'Si bien falta mucho por avanzar en la entrega de más instrumentos financieros que incorporen información sobre sus prácticas ASG (ambientales, sociales y de bobierno corporativo), existen avances destacables'.

Por ejemplo, explica que actualmente existen 11 administradoras generales de fondos, todas asociadas a ACAFI, suscritas a los Principios de Inversión Responsable (PRI), los que apuntan a incorporar estos criterios en sus enfoques de inversión. Estas administradoras manejan recursos por más de US$ 16 mil millones, que representan alrededor del 61,7% de los activos totales de los fondos públicos agrupados en ACAFI. 'Si bien esto no implica que todos sus activos incorporen prácticas reportadas ASG, habla de un compromiso para avanzar a entregar cada vez más instrumentos financieros con esta mirada', agrega.

Para Montero, la pandemia dejó en evidencia que estamos interconectados en todo sentido y el mundo de las inversiones no queda ajeno a esto: 'No considerar los riesgos ASG o incluso no ver el potencial de impacto positivo que pueden tener las inversiones en nuestro entorno es no entender que estamos interconectados. Por lo mismo, tenemos que considerarlo en nuestras decisiones de inversión y administración de activos. A nivel global, esta industria representa una oportunidad para el sector financiero. Tiene un papel relevante que desempeñar en la mitigación de los efectos de la crisis sanitaria'.

Lili Manns, directora de Comunidad de The ImPact, sostiene que con posterioridad a la crisis social y en el contexto de pandemia, hubo una aceleración en el crecimiento del mercado de inversiones de impacto a nivel nacional y global que ya venía al alza: 'Tenemos emprendedores sociales más preparados, fondos que están incorporando variables ASG o temáticos e inversionistas más conscientes que están exigiendo otros estándares. Se está poniendo de moda y se está haciendo mainstream. Es esperanzador ver a instituciones financieras tradicionales hablar de estos temas y priorizar proyectos y recursos para incorporar variables sociales y ambientales. Ahora el desafío es acelerar el proceso y reflexionar como inversionistas cuáles son las empresas que se necesitan para el futuro y cuál es el rol de cada uno.'

En este sentido, Manns agrega que es necesario educar más consistentemente a las personas acerca de este tipo de inversiones: 'Desde 1950 hemos operado con una lógica de la variable de riesgo y retorno para el análisis de las inversiones, sin embargo, las inversiones no están aisladas de lo que sucede en el entorno social y ambiental, por lo que incorporar la variable de impacto es esencial; entonces, hay que comunicar, seguir educando y, por otra parte, el Estado tiene que tomar un rol aún más activo'.

Articulación y colaboración

Si bien el estudio concluye que en nuestro país están dadas las condiciones para lograr un mayor desarrollo de las inversiones de impacto, advierte que es necesario atender ciertos desafíos, como por ejemplo, generar una visión de política pública que priorice la movilización de inversión privada para el desarrollo de proyectos sociales con impacto positivo, a la vez que sumar y asociar iniciativas que por el momento funcionan aisladas, para abordar globalmente los logros obtenidos y relacionarlos con la Agenda 2030.

Rafael Rodríguez, gerente de Proyectos de Fundación San Carlos de Maipo, afirma que el desafío del Estado y los gobiernos es poder promover ciertos incentivos para que exista inversión, capital o subsidio a la producción o compra de este tipo de productos o servicios en la medida que aporten al desarrollo del país. 'La fuerza que puedan aportar las leyes y programas sociales es también clave para incentivar la inversión de impacto. La última de las fuerzas la da la colaboración y articulación que podamos hacer quienes somos parte del ecosistema de inversión de impacto para ayudar a los emprendimientos, productos y servicios no solo a generar un impacto positivo, sino que a ser competitivos en el mercado. Si logramos que los proyectos generen impacto positivo y, además, que sean competitivos en precio, la escalabilidad será exponencial', asevera.

A su juicio, es importante aprovechar las ventajas comparativas que cada uno de los actores dentro del ecosistema: 'Nosotros, desde la fundación, tenemos un rol que jugar que es ir cerrando las brechas que tanto el Estado como el mundo privado no pueden llenar. Y debemos mantenernos en ese rol hasta que el mercado y/o el Estado vayan generando las eficiencias suficientes para que la filantropía pueda aportar en otros temas'.

Además, sostiene que es fundamental generar instrumentos que permitan verificar el real impacto social y medioambiental de este tipo de inversiones. 'Hay que generar herramientas que además estén validadas por la comunidad y ese camino ya se está recorriendo, hay instrumentos que se están utilizando y ahora queda afinar esas herramientas para que puedan demostrar objetiva y confiablemente que lo que se está haciendo es realmente impactar positivamente y no otra cosa', afirma.

Un vehículo para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible

Por su parte, Sebastián Salinas, fundador y director ejecutivo de Balloon Latam, afirma que dado el avance de la crisis climática los parámetros de inversión de impacto no pueden ser los mismos: 'Las inversiones no sólo deben buscar una rentabilidad financiera única sino contribuir, por ejemplo, a reducir emisiones, a aumentar biodiversidad, regenerar ecosistemas, etc. Es mejor poder entender y dimensionar la magnitud de nuestras decisiones, desde lo que compramos hasta donde invertimos tiempo, dinero, etc.'

En este sentido, agrega que la inversión de impacto es un 'vehículo' para cumplir con los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible; sin embargo, advierte que el acceso a este tipo de financiamiento en el país sigue siendo escaso: 'Hay pocos recursos, poca confianza y se confunde con la filantropía, desde una concepción caritativa de parte de las empresas más que un compromiso. La industria de capital de riesgo está en un estado emergente en nuestro país y a nivel de riesgo social mucho más, se les cargan ciertas condiciones que son igual o más exigentes que las de inversiones tradicionales y emprender socialmente es más difícil'.

En esta línea, concluye que si bien hoy este tipo de inversiones 'pueden ser un diferencial, a largo plazo van a ser la base, o cambiamos ahora y hacemos esa transición o después lo vamos a tener que hacer de una manera mucho más forzada y algunos quedarán prácticamente fuera'.

Recuadro
'No considerar los riesgos ASG o incluso no ver el potencial de impacto positivo que pueden tener las inversiones en nuestro entorno es no entender que estamos interconectados'.

María José Montero

Socia y gerenta de FIS Ameris.

'Esperanzador es ver a instituciones financieras tradicionales hablar de estos temas y priorizar proyectos y recursos para incorporar variables sociales y ambientales'.

Lili Manns

Directora de Comunidad de The ImPact.

'La fuerza que puedan aportar las leyes y programas sociales son también clave para incentivar la inversión de impacto'.

Rafael Rodríguez

Gerente de Proyectos de Fundación San Carlos de Maipo.

'Hay pocos recursos, poca confianza y se confunde con la filantropía, desde una concepción caritativa de parte de las empresas más que un compromiso'.

Sebastián Salinas

Fundador de Balloon Latam.

Educar en finanzas responsables, no confundirlas con filantropía, elevar la transparencia y contar con mecanismos para verificar el real impacto social y medioambiental de este tipo de inversiones son parte de los retos para el ecosistema nacional.
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Antonia di Filippo-