Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2021-09-16
Tipo:   Prensa Escrita
Página(s):   D2
Sección:   Innovación - Comunidad i
Centimetraje:   33x28

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María Ignacia Jofré, de Clay.

Cristóbal Griffero, de Fintoc.

Gustavo Ananía de RedCapital.

Sebastián Ovalle, de Fintual.
El Mercurio
Fintoc, Clay, Fintual y RedCapital evaluan los pro y contras:
El proyecto de ley de Innovación Financiera bajo la lupa de cuatro fintech chilenas
La iniciativa busca poner al día a la regulación financiera chilena, reconociendo el surgimiento de nuevos modelos de negocio —como el crowdfunding , sistemas alternativos de transacción y la intermediación de instrumentos financieros—, los cuales a través de la tecnología permiten ofrecer nuevas y más soluciones a personas y empresas para acceder a créditos, alternativas de ahorro, inversiones y seguros.


En un mundo marcado por la transformación digital, los días son como años y los años como siglos. Por eso cualquier traspié que derive en no contar con normativas dinámicas y actuales puede ser un freno irreversible para la economía nacional. En este contexto, resulta clave el reciente envío del proyecto de ley de Innovación Financiera por parte del Gobierno al Congreso, porque si bien ya pasaron dos años y medio desde que se anunciara la idea de presentar esta normativa, actores del ecosistema valoran que finalmente se haya hecho y ahora esperan que su tramitación sea expedita. Sobre todo considerando que a la fecha existen 230 fintech en el país y que las expectativas apuntan a que se seguirán sumando nuevas opciones a medida que avanza la digitalización e inclusión financiera.

En general, el proyecto busca entregar mayor certeza jurídica a las fintech, facilitando su desarrollo, su relación con los clientes y sus procesos de financiamiento, además de establecer exigencias regulatorias en materia de información y seguridad. Ante esto, cuatro referentes del sector —Fintual, RedCapital, Clay y Fintoc— se refieren a los pros y contras de la iniciativa.

María Ignacia Jofré, CGO y cofundadora de Clay y directora de FinteChile

Lo bueno

'Lo bueno es que salió. Tenía la dificultad de juntar dos industrias: una instaurada, con historia y poder; la otra nueva, creciendo rápido y con incertidumbre regulatoria. Este proyecto de ley reconoce nuevos modelos de negocio, que tienen valor para la sociedad y buscan un sistema financiero más abierto, seguro y transparente. Ahora la invitación es a participar activamente en un proceso de discusión de una ley que tiene el potencial de hacer de Chile un país líder en innovación financiera para más personas y más empresas. Tenemos muchos ejemplos de empresas fintech que son líderes a nivel mundial. Eso es lo que tenemos que empujar'.

Lo malo

'Registro, acreditación y autorización. Todo esto en manos de la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), lo que suma una cuota de incertidumbre en los costos y requisitos que deban incurrir las empresas para operar. Esto podría desincentivar el desarrollo de las fintech. La ley le entrega a la norma secundaria, a cargo de la CMF, los detalles del proceso, por lo que queda tiempo, y esto suma un grado mayor de incertidumbre.'

Lo feo

'Tardío. Tomó dos años y medio el ingresar el proyecto al Congreso y no sabemos el nivel de urgencia que tendrá. Las fintech van mucho mas rápido que la regulación: Un proyecto que tome mucho tiempo en tramitarse podría quedar desactualizado cuando vea la luz'.

Gustavo Ananía, cofundador y gerente general de RedCapital y director de FinteChile

Sebastián Ovalle, oficial de cumplimiento en Fintual

Lo bueno

'Lo positivo es que finalmente llegó. En Chile estábamos (estamos) al debe en esta materia, por lo que es una buena señal en el mundo fintech. Adicionalmente, la declaración de proporcionalidad que se incluye surge como un aspecto positivo, puesto que determina y establece diferencias dependiendo del riesgo y las actividades de cada entidad. Finalmente, es necesario destacar que el proyecto da un margen a la Comisión para el Mercado Financiero para que dicte normas de carácter general para ir regulando'.

Lo malo

'Al estar en una etapa inicial, el proyecto aún es muy difuso, no existe claridad con respecto a las exigencias exactas que tendrá. Tampoco se determina desde qué tamaño será necesario ser regulado, ni una definición con respecto a cuándo y dónde aplicarán las exigencias de capital. Si esto no se resuelve de manera positiva, se estará impidiendo y limitando el emprendimiento y la innovación, por ejemplo, si se exige a una startup en etapa inicial, 5.000 UF de capital. Tampoco aclara cuáles son los requisitos y tiempo para ser autorizados a operar'.

Lo feo

'Está, principalmente, focalizado en restricciones, donde no se logran visualizar acciones que potencien el desarrollo de la industria. En esa línea, algunas de las propuestas es que podría ser una obligación que los bancos deban enviar a estas plataformas operaciones que rechazan, tal como se hace en Inglaterra. También sería clave que se autoricen pagarés digitales o algún otro instrumento de deuda digital'.

F Lo bueno

'Reconoce los beneficios que traen las fintech para simplificar la vida de las personas y la mayor inclusión financiera. Potencia el funcionamiento de las fintech, promoviendo el trabajo colaborativo entre empresas financieras tradicionales (bancos) y otros actores de la industria, por ejemplo, compartiendo información de clientes necesaria para agilizar procesos. De hecho, el proyecto incluso restringe los costos que eventualmente puedan cargar las empresas tradicionales por habilitar el esquema de open banking, al tiempo que prohíbe establecer obstáculos o requisitos discriminatorios a fintech que puedan usarlos'.

Lo malo

'Incorpora requisitos contrarios a la flexibilidad que caracteriza a las empresas en etapa de desarrollo como las fintech. Un ejemplo es la exigencia de ser de giro único para poder inscribirse, cuando muchas pueden prestar más de un servicio. Adicionalmente, las obligaciones que deberá asumir la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) para elaborar la normativa, sumada a sus labores de fiscalización, podrían generar una sobrecarga a la entidad que dificulte su labor para aterrizar las disposiciones de la ley dentro del plazo de 18 meses establecido'.

Lo feo

'Considera exigencias más altas respecto de las mismas materias que lo requerido a empresas tradicionales de la industria financiera. Por ejemplo, pide presentar a la CMF en máximo 10 días un plan de regularización en caso de que el patrimonio baje, mientras que a AGF y corredoras solo se les pide informar el déficit, no el plan de regularización'.

Cristóbal Griffero, cofundador y CEO de Fintoc

Lo bueno

'Aplaudimos que la ley sea procompetencia. Esto dará espacio a la creación de más y mejores productos y servicios financieros. Con un escenario así vamos a tener mayor inclusión financiera, mejores precios para los consumidores y mayor innovación como país en general. Sobre lo que nos compete a nosotros como Fintoc, que es el eje respecto de las finanzas abiertas, vemos dos cosas bien positivas que no esperábamos: Lo primero es que incluye iniciación de pagos. Esto significa que los usuarios podrán darle instrucciones de pago a empresas para pagar por transferencia electrónica con la misma facilidad que cuando pagan con tarjeta. Esta nueva competencia a las tarjetas significa más facilidad para mover la plata con nuevas aplicaciones de pagos y menores costos tanto para las personas como los comercios. Otro aspecto positivo es que se optó por un modelo de Open Finance y no de Open Banking. En otras palabras, no solo se le exigirá a los bancos a compartir la información de los clientes si estos lo piden, sino que también al resto de las instituciones financieras. Tendremos interoperabilidad a nivel de todo el sistema financiero'.

Lo malo

'No es tan neutra tecnológicamente como dice ser. Me explico: los bancos deberán crear mecanismos que permitan que otras instituciones financieras puedan interactuar con los datos de los usuarios cuando este lo requiera. Esto se traduce en que los bancos terminarán desarrollando APIs, que vienen a ser como una especie de autopistas de datos. Hasta ahí todo bien. El problema está en que la ley habla de que solo en el caso de que esta autopista falle, se podrán usar mecanismos alternativos para que los datos transiten. Es importante que ambas rutas estén abiertas siempre. Asegurar esta neutralidad tecnológica le quita riesgo al proyecto'.

Lo feo

'Para muchos temas, la CMF es quién termina aterrizando la implementación mediante normas de carácter general. Una implementación incorrecta por parte de la CMF podría transformarse en una especie de letra chica o condiciones imposibles de cumplir para algunos actores. Si esto pasa, terminaríamos con una industria regulada, pero sin los incentivos para operar, quedando potencialmente peor que como estamos hoy'.
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Marisa Cominetti-