Naciones Unidas indica que más de 700 millones de personas en el mundo viven en situación de extrema pobreza. Es decir, una de cada diez. La pobreza no sólo se define como falta de recursos económicos, sino que considera un abanico de características interrelacionadas que no permiten satisfacer las necesidades básicas.

Estar por debajo del umbral de la pobreza significa no tener acceso a la salud, educación, agua potable, saneamiento, alimentos saludables o electricidad y exposición a trabajos de alto riesgo. Es por esto que poner fin a la pobreza en todas sus formas, y en todo el mundo, es el primer Objetivo de Desarrollo Sostenible.

En Chile debemos contextualizar que el desarrollo, según indicadores internacionales, determina una posición de progreso respecto de otros países. Según el Banco Mundial, Chile es considerado un país de ingresos altos.

A pesar de lo anterior, nuestro país tiene una elevada tasa de inequidad. En 2019, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) afirmó que Chile es un país desigual, donde un 1% concentra el 26,5% de la riqueza.

En este Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, es necesario reflexionar sobre cómo podemos generar cambios y en qué áreas. Cada uno tiene un rol que puede asumir para actuar y minimizar la pobreza.

Desde el mundo empresarial nació el Desafío 10X, en el que tomamos la iniciativa de luchar por el cambio hacia sueldos más dignos con dos iniciativas. Por un lado, que el sueldo mínimo sea 22 UF bruto y por otro, que entre los sueldos mayores y menos de una empresa no exista una diferencia de más de 10 veces. Esto último se basa en que la brecha promedio entre los sueldos de una empresa es de hasta 32 veces, según cálculos de la OCDE.

Por otro lado, el Observatorio del Ministerio de Desarrollo Social de Chile estima que una familia promedio en situación de pobreza tiene 4,43 integrantes y solamente un sostenedor. Mejorar el ingreso hacia 22 UF bruto, permite sacar a familias con 5 integrantes del umbral de la pobreza.

El cambio ya empezó, pero debe crecer y mantenerse en el tiempo, con el compromiso de empresas de todos los sectores del sistema productivo apuntando a mejorar sus políticas salariales. La recuperación económica que se avecina debe tener, como parte de sus ejes, una mejor repartición de los beneficios de las empresas a favor de los trabajadores. Sinergias como esa van a fortalecer la amalgama entre las empresas y sus colaboradores.