Tal como está ocurriendo con otras patologías y tumores, el impacto de la pandemia de covid-19 también se hará sentir en el cáncer de mama: producto de los confinamientos y el temor a salir para no contagiarse, durante 2020 se realizaron 61% menos mamografías en el país. Esto ha provocado que ahora muchas pacientes estén siendo diagnosticadas con tumores en mayor estado de avance, lo que dificulta su tratamiento y cambia el pronóstico de sobrevida.

La OMS proyectó que para 2040 las muertes por esta patología en Chile alcanzarán los 2.600 casos, pero se calcula que la cifra de decesos anuales será aún mayor, lamenta María Eugenia Bravo, cirujana oncóloga y presidenta de la Sociedad Chilena de Mastología.

'Hay un porcentaje importante de mujeres que no consultó o no se controlaron y que recién están apareciendo, pero con cánceres en etapas más avanzadas que lo que solíamos ver'. Esto implica, agrega, necesidad de recurrir a terapias más complejas, más posibilidad de mastectomía y menor calidad de vida.

A lo anterior se suman aquellas pacientes que estaban en tratamiento por un cáncer de mama y que lo interrumpieron producto de la pandemia, agrega Laura Itriago, oncóloga y jefa del Centro del Cáncer de la Clínica Las Condes. Según las características del tumor, 'la persona puede requerir uno o más tratamientos, y estos necesitan una continuidad para que sean eficientes. Si se interrumpen, eso tiene un efecto en su evolución'.

Detección precoz

En 2020 se diagnosticaron 5.331 nuevos casos de cáncer mamario en el país y murieron por esta causa más de 1.600 mujeres, según cifras del Global Cancer Observatory (Globocan). Y aunque se trata de la primera causa de muerte femenina por cáncer en Chile, lo habitual es que el 95% de las mujeres que se someten a un chequeo anual y que son diagnosticadas a tiempo se recuperen de la enfermedad.

En cambio, solo el 60% de aquellas que tienen esta patología y que no se realizan exámenes logra superar el cáncer.

Por ello, enfatiza Bravo, la urgencia de retomar los controles preventivos y tratamientos (ver recuadro).

'La detección precoz del cáncer de mama, mediante el uso de la mamografía, ecografía mamaria y el examen clínico es fundamental, ya que cambia el pronóstico de la enfermedad, permitiendo aumentar significativamente las posibilidades de curación', dice Damián Hannois, oncólogo de la Clínica Indisa. Además, 'detectar el cáncer de mama en forma temprana facilita la realización de tratamientos oncológicos menos complejos y más efectivos', agrega.

En 2020, pese a la pandemia, se lograron realizar más de 23 mil mamografías, según cifras del Ministerio de Salud. Durante este año, el número de estos exámenes se ha cuadruplicado gracias a la Célula de Mamografía del Hospital Digital: los mamógrafos digitales (hay 34 en el país) permiten que en regiones un especialista realice este examen y se envíe al Hospital Digital para que analice e informe el resultado en pocas horas.

'Esto ha permitido obtener diagnósticos rápidos y certeros, y no ha retrasado el acceso a estos exámenes', dice Bravo, a diferencia de lo que ha ocurrido con otros cánceres, como el gástrico, en que, debido a la mayor demanda, la posibilidad de acceder a una endoscopía se ha retrasado semanas y meses.

'La mejor estrategia para detectar un cáncer precoz es la mamografía, que ha demostrado disminuir la mortalidad por cáncer de mama', precisa Itriago, quien agrega que la autopalpación mamaria es una herramienta adicional pero que no se recomienda para una detección precoz, pues si ya es posible palpar algún bulto o anomalía, significa que el tumor está en una etapa más avanzada que va a requerir un abordaje mayor.

'Llegar tarde no implica necesariamente muerte —puntualiza Bravo—; hoy tenemos tratamientos y drogas que permiten una sobrevida de cuatro años o más tras una metástasis (gran parte está financiado por el GES); pero si lo que buscamos es calidad de vida, lo mejor es prevenir'.