Después de más de cuatro meses en que la mayor parte del país y toda la Región Metropolitana no conocieron sino de avances en el plan 'Paso a paso', logrando el mayor desconfinamiento que se ha vivido en la pandemia del covid-19, el alza de contagios obligó a la autoridad sanitaria a retroceder a todo Santiago a la fase de preparación, en un intento de controlar el incremento que ayer elevó los nuevos contagios a 1.753, 45% más que hace siete días.

No obstante, hay quienes cuestionan si esta medida puede tener un impacto en la disminución de los contagios, ya que el retroceso solo contempla una disminución en los aforos permitidos. Por ejemplo, en las reuniones en casas particulares puede haber un máximo de 10 personas y 25 si todos los asistentes tienen el pase de movilidad. Hasta ayer, con el pase se permitía un límite de 50.

Para Mabel Aylwin, infectóloga de la Clínica Universidad de los Andes, 'el impacto principal de este retroceso no va a ser en números directamente, como lo fue anteriormente con las cuarentenas, pero sí va a crear un efecto en la población de la sensación de que si no nos ponemos las pilas, vamos a seguir bajando y bajando de fase'.

Agrega que 'el impacto mayor va a ser en las actividades que son multitudinarias, porque no va a influir en el día a día de la gente, porque en el fondo no va a cambiar la libertad para ir a trabajar, para ir al colegio, para tener reuniones pequeñas, pero sí para reuniones masivas'.

Por su parte, Cristóbal Cuadrado, secretario técnico del Colegio Médico, concuerda en que 'la percepción de riesgo de la ciudadanía ha ido a la baja, lo cual es predecible después de varias semanas pasando un buen momento epidemiológico, dando una sensación de seguridad y de regreso a la normalidad'. Advierte, con todo, que 'por lejos lo más importante que hay que hacer en la actualidad es volver a fortalecer nuestra capacidad de trazabilidad y aislamiento de casos y contactos. Eso implica que hay que volver a transferir mayores recursos a la atención primaria, hay que dar pie atrás a esta estrategia, claramente fallida, de que las seremis se hagan cargo de toda la identificación, estudios epidemiológicos y seguimiento de casos y contactos'.

El ministro de Salud, Enrique Paris, dice que 'el cambio en el aforo es importante, porque nosotros hemos notado que el aumento de casos se ve justamente cuando hay fiestas, cuando hay reuniones masivas y la gente se saca las mascarillas. Entonces, cuando hay un aforo mayor es mucho más difícil controlar eso. Con aforos menores, más gente se pone a controlar a la persona que no se comporta bien'. Añade que 'esto va dirigido sobre todo a los espacios cerrados, a las discoteques, a los bares, a los lugares donde hay fiestas, donde la gente toma y se saca las mascarillas. Se ha perdido, en esas circunstancias, en un ambiente de jolgorio, el uso de mascarilla, porque si se mantuviera, no tendrían por qué contagiarse'.