Señor Director: Como subraya su editorial del jueves pasado, el nuevo período presidencial representa una oportunidad para avanzar en un ámbito en el que Chile está en deuda: la igualdad de género. El mercado del trabajo, en particular, exhibe escandalosas brechas cuyas causas deben ser abordadas, a lo menos, en tres dimensiones.

En primer lugar, urge desarticular los estereotipos que reducen la participación femenina en sectores más rentables y las relegan al espacio doméstico. Para ello, deben promoverse intervenciones tempranas en la educación y se debe transversalizar la perspectiva de género en las políticas públicas.

También es fundamental apoyar a las familias en las tareas de cuidado, asegurando el derecho a sala cuna universal, mejorando la información sobre la oferta existente y diversificando las modalidades de servicio para atender distintas necesidades y preferencias. Finalmente, la calidad de los trabajos a que acceden las mujeres alimenta un círculo de precariedad que debe ser interrumpido.

Para ello, se debieran extender los pactos de adaptabilidad y otros mecanismos de flexibilidad a todos los trabajadores y trabajadoras, establecer reglas de transparencia sobre remuneraciones, y promover la adopción de protocolos para situaciones de violencia de género en las empresas. Estas y otras propuestas forman parte de un trabajo realizado por el Centro de Políticas Públicas UC junto a un grupo interdisciplinario de académicas y académicos, bajo la convicción de que solo a través de reformas en estas dimensiones será posible que todas las personas puedan desarrollarse a la par, sin importar su género. Ello no solo beneficiará a las mujeres, sino a toda la sociedad.