Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2021-12-09
Tipo:   Prensa Escrita
Página(s):   B6
Sección:   Economía y Negocios
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La Fundación Forja ayuda, a través de múltiples talleres, a escolares a desarrollar sus habilidades socioemocionales.
El Mercurio
Estudio de la Comunidad de Organizaciones Solidarias, el Centro de Políticas Públicas UC y la Unión Europea:
72% de las fundaciones crearon nuevos programas a raíz de la pandemia, dirigidos a enfrentar la crisis
Estudio demuestra que la capacidad de adaptación al trabajo remoto permitió a las organizaciones de la sociedad civil seguir funcionando a pesar del covid-19.
Forja es una fundación que, a través de múltiples talleres, ayuda a escolares a desarrollar sus habilidades socioemocionales. Llevaba 12 años trabajando presencialmente en los colegios, cuando la pandemia del covid-19 los obligó a reformular completamente su estructura. 'Fue como un balde de agua fría, una sorpresa. Cuando pasó el tiempo, y sabíamos que no íbamos a poder trabajar como veníamos haciéndolo, lo primero que hicimos fue decir: ‘Ok, lo que hacemos es una necesidad de las escuelas hace mucho tiempo'. Entonces nos preparamos para ver cómo podíamos trasladar nuestra metodología de trabajo a lo virtual', comenta Ángela Abello, directora de la institución.

La Comunidad de Organizaciones Solidarias (COS), en conjunto con el Centro de Políticas Públicas UC (CPP UC) y con el apoyo de la Unión Europea, realizó un estudio llamado ‘Impacto y adaptación de las fundaciones en el contexto de pandemia de covid-19'. Como el grupo explica, el estudio trata sobre 'el impacto que ha tenido la pandemia en las fundaciones y corporaciones chilenas que trabajan en temas de vulnerabilidad y protección de derechos y/o con población en situación de pobreza'. Este estudio muestra que, a pesar de la crisis económica que trajo consigo la pandemia, las organizaciones de la sociedad civil (OSC) encuestadas no solo lograron sostenerse, sino que además aumentaron el número de personas al que llegaron e incluso, en varios casos, incrementar sus ingresos —que se vio de la mano con un aumento de gastos aún mayor—.

El estudio divide a la muestra en fundaciones pequeñas ($0 a $100 millones) medianas ($100 millones a $1.000 millones) y grandes (más de $1.000 millones). A pesar de la crisis económica que trajo consigo el covid-19, el análisis de la CPP y COS muestra un aumento en los ingresos de las organizaciones, aunque el incremento de los gastos fue mayor, lo que se percibe de manera más significativa en las organizaciones grandes.

Según se explica en el estudio, 'la pandemia obligó a las organizaciones a flexibilizar y adaptar la ejecución de sus programas'. El 72% de las OSC encuestadas crearon nuevos programas a raíz de la pandemia —casi todas iniciativas creadas para enfrentar la crisis— y el mismo porcentaje realizó modificaciones a sus programas. Sumado a esto, el 30% de las organizaciones tuvo que cerrar programas que venían implementando antes de la pandemia.

El director del CPP UC, Ignacio Irarrázabal, menciona la flexibilidad como una de las características principales de las OSC. 'Tienen la capacidad de adaptación con o sin pandemia y lo que refleja este estudio es que cumplieron con ese atributo, pues un porcentaje importante tuvo que adecuar su oferta de servicios de apoyo y bienes que entregaban a las comunidades'.

Una de las OSC calificadas por su nivel de ingreso como ‘pequeña', que fue parte del estudio, es la Fundación Eres, que trabaja en el área de accesibilidad e inclusión de personas con discapacidad. La pandemia significó que sus recursos se vieran significativamente disminuidos, pues dejaron de recibir el monto correspondiente a un proyecto estatal que aseguraba su funcionamiento durante el año 2020. 'Hicimos convenios con universidades para que vengan estudiantes en práctica de psicología, empezamos a generar proyectos, a pensar en las donaciones que estaban escasas, y a conseguir nuevas alianzas para poder suplir las necesidades básicas de las familias, pues gran parte de los recursos que logramos reunir fueron para alimentos. Tuvimos que anticipar el escenario, planificar, poner énfasis en el aprendizaje y mirar desde ahí las oportunidades que ofrecen los distintos escenarios. Más que quedarnos en la dificultad, decidimos buscar oportunidades', comentó la directora de la fundación, Glenda Durán.

Según Hans Rosenkranz, director de la COS, el Ministerio de Desarrollo Social aumentó significativamente los fondos concursables para las organizaciones, llegando a multiplicar la disponibilidad de fondos anuales cinco veces; sumado a esto, disminuyeron los requisitos de postulación —que dificultaban el proceso para las organizaciones más pequeñas—. Por otro lado, hay aristas que desde el Estado no sintonizaron totalmente con las necesidades que surgieron en pandemia. 'Hay muchas otras cosas que probablemente no se adaptaron y no se hicieron los cambios que se requerían hacer, pero también esperamos que esto vaya ocurriendo. Que el ministerio haya dado el primer paso permite pensar en un futuro donde más organizaciones y más estamentos estatales simplifiquen las cosas para las OSC, porque no es mala fe, simplemente es burocracia'.

En esta misma línea, la sociedad civil a través de la COS y en conjunto con el CPP UC impulsó un proyecto de ley que pretende facilitar las donaciones a las OSC. 'Pensamos que son muy buenas intermediarias, y el país necesita de la sociedad civil, por eso, si hay personas que están dispuestas a donar, es importante que el Estado facilite ese camino y no lo obstaculice', comenta Irarrázabal, director del CPP UC. Según comenta el especialista, Chile tiene varias leyes de donación, pero hay ciertos ámbitos que no están cubiertos, como salud, medio ambiente, equidad de género, etcétera, que actualmente no tienen incentivos tributarios. Según Rosenkranz, director de la COS, el proyecto ha contado con apoyo transversal del oficialismo y la oposición en ambas cámaras. 'Estamos esperando los últimos trámites la próxima semana en el Senado', comentó.

En cuanto al número de beneficiarios de cada fundación, las organizaciones pequeñas fueron las que más disminuyeron el número de beneficiarios entre el 2019 y 2020 en mayor proporción, con un 53% menos. Las organizaciones medianas, por otro lado, fueron las que más aumentaron las personas beneficiadas, con 54% más, y las organizaciones grandes no tuvieron mayor cambio, pues en la misma proporción aumentaron y disminuyeron sus beneficiarios en un 41%. Las directoras tanto de las fundaciones Forja y Eres, ambas calificadas como pequeñas, señalan haber disminuido significativamente el personal de sus organizaciones debido a la pandemia, pero a pesar de esto, en ambos casos lograron ampliar su público e incluso internacionalizar sus profesores, en el caso de Forja, y sus talleres, en Eres.

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El 30% de las organizaciones tuvo que cerrar programas que venía implementando antes de la pandemia.
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Gabriela Méndez-