Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2021-12-29
Tipo:   Prensa Escrita
Página(s):   3
Sección:   Cartas
Centimetraje:   19x20
La Tercera
Detección temprana de la Deserción escolar
SEÑOR DIRECTOR

Ante el enorme riesgo de ampliar la deserción escolar producto de las consecuencias de la pandemia, diversos expertos han valorado la implementación de un sistema de alerta temprana de deserción, e incluso han discutido por la necesidad de su implementación obligatoria. Al respecto, como Fundación nos queda de esta discusión una sensación mixta, como de un vaso medio lleno o medio vacío.

De vaso medio lleno: es celebrable que pongamos acento en la detección temprana. La discusión no es si esta es o no una buena política pública, sino si debe o no ser obligatoria, y si las escuelas están o no en condiciones de implementar esta medida. Una detección temprana nos acerca a la proactividad y nos permite buscar soluciones para una complejidad que tiene enormes costos: los 40.000 niños, niñas y adolescentes que dejaron el sistema escolar tienen un impacto estimado, en valor presente, de casi un punto del PIB.

De vaso medio vacío: por mucho que nos tomemos la glicemia todos los días no prevendremos la diabetes si no vamos a los factores de riesgo y protectores que están en la base de esta patología, como la alimentación o el sedentarismo. Con la deserción es lo mismo. Las ciencias de la prevención nos dicen que detrás de la deserción escolar están los mismos factores de riesgo y protectores que están detrás de la violencia, la delincuencia, el consumo de drogas y alcohol y otras conductas. Estos factores se refieren a la manera en que conviven las familias, las comunidades, las escuelas, los pares, con las reglas que establezcan, con el fomento del desarrollo socioemocional y cognitivo.

La Fundación ha trabajado por el desarrollo positivo de la infancia por casi 10 años, donde a través de la implementación de modelos preventivos y con evidencia, como Comunidades que se Cuidan de la Universidad de Washington, o Familias Unidas de la Universidad de Miami, o el PMTO de la Universidad de Oregon, ha logrado fortalecer los factores protectores de las comunidades intervenidas, permitiendo evitar el desarrollo de conductas problemáticas en los niños, niñas y adolescentes (NNA).

Si queremos llenar el vaso, es muy importante que trabajemos con los mejores programas que podamos disponer en la política pública, que cuenten con evidencia de su impacto. Solo así se prevén este tipo de problemas. Solo así realmente dejamos de llegar tarde.
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Raúl Perry Gerente de programas Fundación San Carlos de Maipo-