Señora Directora: A pesar de los constantes mensajes de inestabilidad, contracción e incertidumbre, hoy sabemos que Chile recuperó 1.6 millones de empleos desde el peor momento de la pandemia. Tenemos razones para estar contentos, pero también debemos ser precavidos.

Si analizamos más a fondo los resultados, podemos ver que los puestos de trabajo que se han recuperado más rápido son los de carácter informal y destinados a mujeres. El alza del índice de empleabilidad femenina es sin duda positivo, sin embargo, durante la pandemia retrocedimos más de 15 años la brecha de género, razón por la cual necesitamos sostener un crecimiento acelerado en la cantidad y calidad del empleo femenino para ponernos al día y, en un futuro, lograr realmente emparejar.

Por otra parte, el crecimiento del empleo informal resulta preocupante, ya que tiene menos limitaciones para concretarse, pero suele no ofrecer a los empleados seguridad social, prestación imprescindible para los trabajadores en tiempos de pandemia.

A pesar de todo, Chile se está recuperando antes que sus pares de Latinoamérica. Si bien alcanzamos los niveles de actividad económica que teníamos, y hay razones para ser optimistas, es imprescindible definir cómo sostener el crecimiento y recuperación que tanto trabajo nos costó alcanzar.