Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2022-02-13
Tipo:   Prensa Escrita
Página(s):   A2
Sección:   Opinión - Cartas
Centimetraje:   23x6
El Mercurio
Estado regional
Señor Director:

En estos días se han aprobado los artículos que la comisión Forma de Estado propondrá próximamente al pleno de la Convención Constitucional, en lo que se refiere al ordenamiento territorial.

Se han formulado varios principios, que hacen mucho sentido para avanzar en el proceso de descentralización en el cual está inmerso el país. Por ejemplo, la necesidad de que toda competencia transferida a cualquier entidad territorial, debe ir siempre acompañada de los recursos necesarios para su ejecución, que el Estado de Chile promoverá un desarrollo territorial equitativo.

Sin embargo, la mayor atención ha estado puesta en si el modelo de Estado regional propuesto corresponde o no a un esquema federal. Una parte importante de las normas aprobadas no solo corresponden a un modelo federal, sino que son peligrosamente desacertadas. Algunos ejemplos: la Asamblea regional puede establecer su propio Estatuto regional (Constitución regional), sin la necesaria coherencia con el resto de las regiones; la región podría por sí sola cambiar la organización político-administrativa creando provincias y comunas, con el posible crecimiento inorgánico de la burocracia regional; la Asamblea también tendrá como competencia concurrente la regulación de la organización sindical, negociación colectiva y la huelga, ¿existirán distintos regímenes laborales por región?; la misma Asamblea podría fijar tributos, crear empresas públicas regionales o contraer préstamos, sin ninguna cláusula de resguardo o coherencia con las finanzas públicas nacionales. En este último caso, estamos más cerca de Argentina y la experiencia de sus provincias, las que tienen amplia autonomía en sus mecanismos de financiamiento, lo que permitió que la deuda pública provincial llegase a un 22% del PIB en 2002, sin un sustento en el plano económico, sino solo político-estratégico.

Con el modelo propuesto, no solo quedaríamos peligrosamente cerca de lo peor del modelo argentino, sino que, con un Estado fuertemente desmembrado y heterogéneo, en que perderíamos muchos de los beneficios históricos que han puesto a nuestro Estado unitario en el mejor sitial de América Latina en muchos ámbitos.
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Ignacio Irarrázaval Centro de Políticas Públicas UC / Mario Waissbluth Centro de Sistemas Públicos U. Chile-