SEÑOR DIRECTOR

Días atrás se presentó el tercer reporte de indicadores de género en las empresas en Chile 2021 del Ministerio de la Mujer y Equidad de Género, que sintetiza la información de 447 organizaciones privadas y públicas que informan a la Comisión para el Mercado Financiero (CMF). La participación femenina pasó de 40,2% en 2020 a 40,7% el año pasado, mientras que en las gerencias de primera línea se mantuvo en 21%. En el caso de los directorios, subió de 10,5 a 12,7%.

Por supuesto se nota un avance, pero falta. Como comunidad empresarial debemos abrir la mirada y darnos cuenta de que la meritocracia y las buenas intenciones a veces no son suficientes para generar el cambio.

Las cuotas de género han sido efectivas en Alemania, Francia y Bélgica. Hace años atrás era enemiga de ellas, porque la discriminación positiva me parecía que iba en contra de la meritocracia. Con el tiempo, estoy convencida de que sin estos indicadores no se logrará jamás acortar la brecha de participación femenina en posiciones de liderazgo, entendiendo a las cuotas como a igualdad de condiciones y de capacidades, se elige a una mujer.

La meritocracia debe ser "un desde", pero la cuota, quizás por un tiempo, hará romper la inercia.