Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2022-04-07
Tipo:   Internet
Sección:   Blogs & Opinion
URL:   Link
Autor:   Antonia Rivera
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La difícil realidad de las escuelas rurales

Cada 7 de abril se conmemora el Día de la Educación Rural, una fecha designada en honor al natalicio de Gabriela Mistral, poetisa chilena, Premio Nobel y destacada maestra rural. Excelente día para reflexionar sobre el rol que juegan los establecimientos educacionales en la vida fuera de las ciudades. Las escuelas rurales no sólo son un centro de formación, sino también un punto de encuentro comunitario y el lugar donde los alumnos reciben alimentación, higiene y cuidado. A pesar del relevante rol que cumplen para las comunidades, lo cierto es que en Chile, la escasez hídrica está afectando a más del 40% de las escuelas rurales.
¿Cómo poder ofrecer educación de calidad en este contexto? El estudio “Educar sin agua: una realidad invisible” de Fundación Amulén arroja que hay 1.350 establecimientos rurales en Chile que se encuentran en situación de carencia de agua potable, con lo cual son más de 27.000 los alumnos afectados.
En casos donde los establecimientos no pueden asegurar un abastecimiento confiable, se deben buscar nuevas fuentes de suministro, solicitar ayuda externa o incluso cerrar las escuelas, lo que implica perjuicios importantes para los docentes y estudiantes, ya que no sólo deben preocuparse de la educación, sino que también de encontrar las mínimas condiciones para ello. Ausentismo, deserción, entre otras dificultades están perjudicando el aprendizaje y experiencia educacional de casi la mitad de las escuelas rurales en Chile. Esto aumenta la brecha ya existente entre el mundo rural y la educación en las ciudades.
En dichas escuelas carentes, más de 760 alumnos pierden al menos 15 días de clases al año por consecuencia del cierre de los establecimientos por cortes o mala calidad del agua; el 44% presenta interrupciones en el suministro; el 34,9% no utiliza agua potable para la manipulación de alimentos.
Estos resultados nos obligan a reflexionar, especialmente en este día, sobre la necesidad de establecer y visibilizar requerimientos mínimos en infraestructura básica que permitan asegurar las condiciones base para que los alumnos y alumnas rurales puedan educarse en mejores condiciones. La disponibilidad de agua potable en los establecimientos es urgente y de vital importancia para el buen desarrollo de toda persona y toda comunidad. Es de esperar que las políticas públicas se orienten en este sentido, con foco en las personas y en la vida rural, donde más de 1 millón de personas no tiene acceso seguro a agua potable. Esta realidad, dolorosa e invisible, no puede seguir esperando.
El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.