Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2022-05-03
Tipo:   Suplemento
Página(s):   6-7
Sección:   Suplemento
Centimetraje:   27x43
El Mercurio - Revista Ya
Carmen Gloria Larenas
“Las madres tienen el derecho de hacer una carrera y una vida familiar”
La directora del Teatro Municipal de Santiago habla de como ha crecido en su carrera profesional de la mano de sus dos hijas y de los retos que significa ser madre en la escena del ballet y del canto lírico.
A mediados de agosto del año pasado, después de casi dos años en que el Teatro Municipal de Santiago permaneció cerrado al público, su directora regresó a las instalaciones del principal teatro y centro cultural del país. Ese día, mientras recorría un edificio vacío, se dirigió a su oficina y la invadió una sensación de pena. Pensó que había estado mucho tiempo alejada de algo que definía su vida. La sensación duró poco. Le bastó salir a recorrer todos los salones, las salas de ballet y el escenario para recuperar su energía. 'Voy a vivir cada minuto este teatro', se dijo.

En 2019 cuando Carmen Gloria Larenas llegó a la dirección del Teatro Municipal rompió con 165 años de liderazgo masculino y marcó un avance femenino en la escena cultural chilena. En noviembre, al asumir su cargo oficialmente, lo primero que hizo también fue subir al escenario. El acto tenía un significado personal: gran parte de su vida se gestó en este edificio de arquitectura neoclásica levantado en 1873. Llegó ahí a los 13 años para formarse como bailarina profesional y luego integró el elenco estable del Ballet de Santiago, donde estuvo hasta los 24 años. Estudió Periodismo y escribió sobre danza en distintos medios. En 1999 regresó al teatro como parte del equipo de prensa y luego asumió como directora de Comunicaciones. Era 2003, el mismo año que nació Emilia y dos años después tuvo a su segunda hija, Colomba.

—Creo que el liderazgo, relacionado con mi maternidad, tiene que ver probablemente con un sentido práctico que he desarrollado en el tiempo (cuando así viene) como en mi vida personal y en particular en la crianza con mis hijas. Mi carrera ha ido de la mano de ellas.

Tras seis años en el Municipal vinieron otros cambios profesionales entretejidos con su crecimiento personal: En 2007 Carmen Gloria Larenas asumió la gerencia general de la Corporación Cultural de Lo Barnechea y en octubre de 2009 la convocaron del Teatro del Lago que recién se estaba construyendo en Frutillar, donde partió en la subgerencia artística y después asumió como directora artística. Durante esos años su vida personal también se había transformado.

—Fue una experiencia que cambió totalmente. Cuando empecé ese trabajo ahí, me había separado y mi criterio pasó a ser sumamente práctico, eficiente y efectivo respecto de muchos temas del trabajo y también de mi vida con mis hijas. No digo que mis decisiones hayan sido siempre las mejores, pero mi manera de liderar mi vida en ese momento era ser práctica y por eso tengo hoy día dos mujeres al lado mío, que son dos hijas (hoy de 18 y 16 años) que son muy adultas en muchos sentidos y que tienen criterio propio, porque aprendieron de muy chiquititas a gestionar soluciones.

En esa época, tal como ocurre ahora, cuando Larenas debía viajar por trabajo conversaba con sus hijas y les decía: 'Si ustedes tienen algún problema, traten de pensar en una solución'. Esa lógica la aprendió en el desarrollo de su liderazgo y la mantiene hasta hoy.

—Me tomo tiempo para conversar con mis hijas y entender sus dinámicas, que no siempre es fácil. Pero nunca me he dado demasiado tiempo para deprimirme o sentir que no puedo, por el contrario; me ha tocado el desafío como mamá con mis hijas y, con mi hija mayor en particular, de darme cuenta que su modo de ser es distinto al mío y que ella necesita otros caminos para poder avanzar como ser humano y solucionar los problemas de su edad. Eso ha sido una gran lección.

La maternidad en el teatro

En la plantilla total de trabajadores del Teatro Municipal de Santiago casi un 50 % son mujeres y de ellas el 80 % son madres. Según Carmen Gloria Larenas en el teatro, en las artes clásicas musicales —salvo en algunos lugares como las orquestas— existe la paridad de género.

—Las mujeres del ballet y la danza siempre han sido muchísimo más protagónicas y mucho más numerosas que los hombres. En los coros, las mujeres y los hombres tienen una presencia totalmente equiparada. En las orquestas, aunque todavía hay más hombres, las mujeres tienen una presencia muy importante, a excepción del podio de orquesta, donde sigue siendo un lugar mucho más masculino que femenino, porque predominan los hombres directores. En mi equipo más cercano, artístico y de comunicaciones, hay muchísimas mujeres.

—¿Pero la maternidad implica costos en algunas disciplinas?

—Sí, en el canto lírico cuando creas una carrera de solista es un tema, porque tener una guagüita te cambia la voz, cambias físicamente y anímicamente. Muchas cantantes tienen que empezar nuevamente su trabajo técnico, por eso algunas postergan la maternidad. Pero hay otras cantantes que tienen hijos y no les pasa nada o muy poco. Sonya Yoncheva, la soprano búlgara y probablemente hoy la más importante del mundo, tuvo hace poco otra hija y está cantando como si nada. Pero en las trayectorias artísticas tener una hija o un hijo puede significar poner en pausa una carrera. Para las bailarinas es lo mismo, ponerse en training después de un embarazo es complejo. Entonces la maternidad en las artes musicales que nosotros cultivamos acá, la danza o el canto, es algo que las mujeres sopesan y planifican por lo que puede significar. Pero la mayoría, muchas de las cantantes y muchas de las bailarinas, tiene hijos.

—Cuando fue ascendiendo en su carrera, ¿sintió barreras por ser mujer y madre?

—Es difícil de contestar. Aunque no sentí barreras para avanzar, sí sentí que costaba más que me vieran en todo mi potencial que si yo hubiera sido un hombre. Como que notar mi potencial era dos veces más difícil que lo que le costaba a un hombre, que en ocasiones, no tenía la capacidad que yo tenía. Y respecto después de ser mamá, no fue una barrera para mí (…) Yo creo que uno transita, sobre todo cuando los niños son más chicos y estás en una carrera con alta exigencia, necesariamente hay cosas que tienes que ir dejando de lado. Hay decisiones que tal vez no son las mismas que habría tomado. Es un tránsito que es complejo y desafiante, pero la culpa es algo que está muy presente y que a las mujeres nos persigue mucho… Creo que hay mirar todas las opciones y tomar la que a uno le parezca mejor, porque las madres tienen el derecho de hacer una carrera y una vida familiar que implica todos los ámbitos.

—Y ser una mujer en un puesto de liderazgo, ¿cómo ha influido en sus hijas?

—Creo que sí y mis hijas me han dicho que he sido una influencia positiva para ellas. Pero lo importante y que siempre les digo es que tienen que hacer el mejor esfuerzo por la vida que ellas quieren tener. Mi papá siempre me crio con una visión avanzada. Él siempre quería transmitirnos a mi hermana y a mí la necesidad de que fuéramos mujeres independientes, que tuviéramos un trabajo, que fuéramos lo mejor que pudiéramos en lo que hiciéramos y que nunca dependiéramos de otra persona, para que realmente pudiéramos tener la mayor libertad posible. Ese discurso caló muy profundamente, porque creo que saber que uno puede estar de pie con su capacidad, con sus medios, tener una familia, la que sea, aportando activamente, es una enseñanza maravillosa, y es la que yo, mediante mi ejemplo, he tratado de traspasarle a mis hijas.

Recuadro
'Aunque no sentí barreras para avanzar, sí sentí que costaba más que me vieran en todo mi potencial que si yo hubiera sido un hombre'.
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Por Juan Luis Salinas T.-