Pais: Chile
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Región: Metropolitana de Santiago
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Fecha: 2022-05-18
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Tipo: Prensa Escrita
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Página(s): D3
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Sección: Salud y Bienestar
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Centimetraje: 35x27
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El tratamiento para el tabaquismo incluye terapias motivacionales y estrategias cognitivas, además de manejo de abstinencia y prevención de recaídas en los pacientes
El 31 de mayo se celebra el Día Mundial sin Tabaco:
Estos son los errores más comunes al intentar dejar de fumar
La primera barrera que deben superar los fumadores es reconocer que el tabaquismo es un problema, así podrán buscar ayuda profesional. Abandonarlo de forma abrupta o sin apoyo de expertos podría ser contraproducente para el paciente y terminar recayendo en el vicio.
Claudio Contreras (43) probó los cigarrillos por primera vez a los 23 años, cuando estaba en la universidad estudiando Diseño. A los 26 dejó de fumar, pero a los 32 volvió a hacerlo debido al estrés que sentía por su trabajo en esa época: diseñaba vestuario y tenía que presentarlo en diferentes pasarelas.
'Empecé a fumar en tercer o cuarto año de la universidad, mezcla entre ansiedad y conductas sociales, porque la mayoría de mis compañeros fumaba. Estuve harto tiempo en esa dinámica, de fumar cigarros en situaciones sociales, hasta que un día decidí no hacerlo más y boté a la basura una cajetilla que llevaba en el bolsillo del pantalón. Después volví porque estaba estresado en el mundo de la moda', recuerda.
Actualmente el diseñador fuma cuando, por ejemplo, comparte una cena y tragos con amigos. Y dice que, aunque eventualmente le gustaría dejar de hacerlo, 'primero tengo que llegar al punto de decir ‘ya, quiero dejarlo', pero como no fumo taaanto, no lo he hecho. Pero soy consciente de que esa es una decisión a la que tendré que enfrentarme eventualmente. Yo siento que tomar la decisión de dejar de fumar es más difícil que el hecho mismo de dejar de hacerlo', precisa.
¿Solo voluntad?
Según Rubén Valenzuela, cirujano de tórax de la Clínica Bupa Santiago, el inicio en el tabaquismo suele ser una acción voluntaria, habitualmente asociada a una conducta social —como en el caso de Contreras— pero el dejar de fumar 'requiere más que solo la decisión de dejarlo. Año a año, cerca del 70% de los fumadores manifiestan que quieren dejar el cigarro, pero solo el 3% lo logra en forma independiente'.
En esta línea, el experto señala que la primera barrera que deben 'vencer' los fumadores es 'reconocer que fumar es un problema. Todos hemos escuchado a algún fumador decir ‘yo lo dejo cuando quiera' y sabemos que eso no es verdad, la dependencia física y psicológica que produce el tabaquismo requiere asistencia, tanto terapéutica como a través de medicamentos', explica Valenzuela.
De hecho, 'uno de los principales errores que se comete al intentar dejar de fumar es que por parte del paciente o su entorno esto se suele entender como un tema que depende solo de la voluntad. Y es que la adaptación fisiológica es diferente en una persona que tiene un ‘hábito' de fumar y otra que ya se puede considerar ‘adicta', y en el contexto de la adicción hay también varias fases. Una persona que tiene un hábito esporádico o incluso una adicción leve tiene buenas probabilidades de abandonar el consumo solo queriendo hacerlo, mientras que ya existiendo una adicción mayor hay una dependencia física a la nicotina, por lo que el abandono brusco fácilmente puede dar sintomatología propia de los síndromes de dependencia, donde el paciente experimenta malestar a diversos niveles que solo se alivian mediante el consumo de tabaco', explica Luis González, magíster en Toxicología y académico de la Escuela de Medicina de la U. de Magallanes.
Por ello, coinciden los expertos entrevistados, no se debe simplificar una adicción al tabaco: se requiere de un diagnóstico para categorizarla y establecer si el paciente tiene probabilidades de éxito sin la necesidad de realizar una terapia formal en paralelo (ya sea psicoterapia o farmacoterapia con reemplazo de nicotina).
De acuerdo a Karina Vargas, psicóloga de Clínica RedSalud, los programas de tratamiento de personas adictas al tabaco 'son abordados por un equipo multidisciplinario, generalmente broncopulmonares, psiquiatras y psicólogos, a través de exámenes de diagnóstico y tratamientos que incluyen terapias motivacionales y estrategias cognitivas, además de manejo de abstinencia y prevención de recaídas'.
Sobre el último punto, la especialista advierte que es importante 'considerar factores preponderantes que apoyen y motiven el cambio. En este plano, existen variables que predisponen a las tasas de adherencia, como preparación para cambiar, autoeficacia, red de apoyo social, nivel de estrés y exposición a otros fumadores. Sin una adecuada consideración de dichos factores resulta imposible realizar un tratamiento adecuado'.
Otro error en este proceso, asegura González, es que las personas 'tienden a establecer metas demasiado ambiciosas sin considerar la realidad de cada uno, ya que, salvo en que la situación de salud lo amerite con urgencia, una rebaja escalonada en el consumo tiende a dar mejores resultados que la supresión brusca'.
'Como en toda acción, la motivación es fundamental para el éxito de cualquier intervención. Así que es relevante considerar los beneficios de abandonar este hábito, los que van desde mejorar la presión arterial, la función pulmonar, la capacidad deportiva y, a largo plazo, disminuir el riesgo de una serie de enfermedades graves como distintos tipos de cáncer y patologías cardiovasculares', afirma Vargas.
Y concluye: 'Finalmente, no está de más repetir que la mejor forma de dejar el hábito tabáquico es nunca haberlo iniciado, y es donde debemos poner énfasis en las campañas educativas al respecto'.
Recuadro
Año a año, cerca del 70% de los fumadores manifiesta que quieren dejar el cigarro, pero solo el 3% lo logra en forma independiente', afirma Rubén Valenzuela, cirujano de tórax de la Clínica Bupa Santiago.
Nex Prensa Escrita
El 31 de mayo se celebra el Día Mundial sin Tabaco:
Estos son los errores más comunes al intentar dejar de fumar
La primera barrera que deben superar los fumadores es reconocer que el tabaquismo es un problema, así podrán buscar ayuda profesional. Abandonarlo de forma abrupta o sin apoyo de expertos podría ser contraproducente para el paciente y terminar recayendo en el vicio.
Claudio Contreras (43) probó los cigarrillos por primera vez a los 23 años, cuando estaba en la universidad estudiando Diseño. A los 26 dejó de fumar, pero a los 32 volvió a hacerlo debido al estrés que sentía por su trabajo en esa época: diseñaba vestuario y tenía que presentarlo en diferentes pasarelas.
'Empecé a fumar en tercer o cuarto año de la universidad, mezcla entre ansiedad y conductas sociales, porque la mayoría de mis compañeros fumaba. Estuve harto tiempo en esa dinámica, de fumar cigarros en situaciones sociales, hasta que un día decidí no hacerlo más y boté a la basura una cajetilla que llevaba en el bolsillo del pantalón. Después volví porque estaba estresado en el mundo de la moda', recuerda.
Actualmente el diseñador fuma cuando, por ejemplo, comparte una cena y tragos con amigos. Y dice que, aunque eventualmente le gustaría dejar de hacerlo, 'primero tengo que llegar al punto de decir ‘ya, quiero dejarlo', pero como no fumo taaanto, no lo he hecho. Pero soy consciente de que esa es una decisión a la que tendré que enfrentarme eventualmente. Yo siento que tomar la decisión de dejar de fumar es más difícil que el hecho mismo de dejar de hacerlo', precisa.
¿Solo voluntad?
Según Rubén Valenzuela, cirujano de tórax de la Clínica Bupa Santiago, el inicio en el tabaquismo suele ser una acción voluntaria, habitualmente asociada a una conducta social —como en el caso de Contreras— pero el dejar de fumar 'requiere más que solo la decisión de dejarlo. Año a año, cerca del 70% de los fumadores manifiestan que quieren dejar el cigarro, pero solo el 3% lo logra en forma independiente'.
En esta línea, el experto señala que la primera barrera que deben 'vencer' los fumadores es 'reconocer que fumar es un problema. Todos hemos escuchado a algún fumador decir ‘yo lo dejo cuando quiera' y sabemos que eso no es verdad, la dependencia física y psicológica que produce el tabaquismo requiere asistencia, tanto terapéutica como a través de medicamentos', explica Valenzuela.
De hecho, 'uno de los principales errores que se comete al intentar dejar de fumar es que por parte del paciente o su entorno esto se suele entender como un tema que depende solo de la voluntad. Y es que la adaptación fisiológica es diferente en una persona que tiene un ‘hábito' de fumar y otra que ya se puede considerar ‘adicta', y en el contexto de la adicción hay también varias fases. Una persona que tiene un hábito esporádico o incluso una adicción leve tiene buenas probabilidades de abandonar el consumo solo queriendo hacerlo, mientras que ya existiendo una adicción mayor hay una dependencia física a la nicotina, por lo que el abandono brusco fácilmente puede dar sintomatología propia de los síndromes de dependencia, donde el paciente experimenta malestar a diversos niveles que solo se alivian mediante el consumo de tabaco', explica Luis González, magíster en Toxicología y académico de la Escuela de Medicina de la U. de Magallanes.
Por ello, coinciden los expertos entrevistados, no se debe simplificar una adicción al tabaco: se requiere de un diagnóstico para categorizarla y establecer si el paciente tiene probabilidades de éxito sin la necesidad de realizar una terapia formal en paralelo (ya sea psicoterapia o farmacoterapia con reemplazo de nicotina).
De acuerdo a Karina Vargas, psicóloga de Clínica RedSalud, los programas de tratamiento de personas adictas al tabaco 'son abordados por un equipo multidisciplinario, generalmente broncopulmonares, psiquiatras y psicólogos, a través de exámenes de diagnóstico y tratamientos que incluyen terapias motivacionales y estrategias cognitivas, además de manejo de abstinencia y prevención de recaídas'.
Sobre el último punto, la especialista advierte que es importante 'considerar factores preponderantes que apoyen y motiven el cambio. En este plano, existen variables que predisponen a las tasas de adherencia, como preparación para cambiar, autoeficacia, red de apoyo social, nivel de estrés y exposición a otros fumadores. Sin una adecuada consideración de dichos factores resulta imposible realizar un tratamiento adecuado'.
Otro error en este proceso, asegura González, es que las personas 'tienden a establecer metas demasiado ambiciosas sin considerar la realidad de cada uno, ya que, salvo en que la situación de salud lo amerite con urgencia, una rebaja escalonada en el consumo tiende a dar mejores resultados que la supresión brusca'.
'Como en toda acción, la motivación es fundamental para el éxito de cualquier intervención. Así que es relevante considerar los beneficios de abandonar este hábito, los que van desde mejorar la presión arterial, la función pulmonar, la capacidad deportiva y, a largo plazo, disminuir el riesgo de una serie de enfermedades graves como distintos tipos de cáncer y patologías cardiovasculares', afirma Vargas.
Y concluye: 'Finalmente, no está de más repetir que la mejor forma de dejar el hábito tabáquico es nunca haberlo iniciado, y es donde debemos poner énfasis en las campañas educativas al respecto'.
Año a año, cerca del 70% de los fumadores manifiesta que quieren dejar el cigarro, pero solo el 3% lo logra en forma independiente', afirma Rubén Valenzuela, cirujano de tórax de la Clínica Bupa Santiago.
Pais: Chile
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Región: Metropolitana de Santiago
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Fecha: 2022-05-18
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Tipo: Prensa Escrita
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Página(s): D3
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Sección: Salud y Bienestar
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Centimetraje: 35x27
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