Pais:   Chile
Región:   Los Lagos
Fecha:   2022-05-22
Tipo:   Suplemento
Página(s):   4-5-6
Sección:   Portada
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EN LA PROVINCIA, ESPECIALMENTE EN LA COMUNA DE OSORNO, ABUNDAN LOS PROYECTOS CON PARCELAS DE AGRADO. MUCHAS SE EMPLAZAN EN ZONAS DE ALTO VALOR AGRICOLA.

EN LOS ÚLTIMOS CINCO AÑOS SE HA GENERADO UN BOOM EN LA MIGRACIÓN DE FAMILIAS CITADINAS A LOS SECTORES RURALES, PRINCIPALMENTE A PARCELAS DE AGRADO.

LOS LUGAREÑOS SE QUEJAN POR EL MAL USO DE LOS CONTENEDORES.

EL ALZA DE FAMILIAS EN EL CAMPO (EN PARCELAS) GENERA UN AUMENTO EN EL VOLUMEN DE BASURA.

UNO DE LOS PROBLEMAS DERIVADOS DE LAS PARCELACIONES ES EL DETERIORO CONSTANTE DE LOS CAMINOS VECINALES E INTERIORES.
El Austral El Diario de Osorno - Domingo
Parcelas de agrado: el boom que agudiza la crisis hídrica y social en los campos
Durante los últimos 5 años se ha registrado una creciente y descontrolada urbanización de zonas rurales a causa de la fragmentación de terrenos agrícolas para fines residenciales en parcelas de agrado y loteos irregulares. Según algunos propietarios, es un retorno "a lo natural", mientras que dirigentes de localidades campesinas describen que el fenómeno ha causado el colapso de los sistemas de Agua Potable Rural (APR), la alteración de la convivencia armónica entre comunidades, el deterioro de caminos y franjas públicas, incremento en la cantidad de basura, pérdida de suelo productivo agrícola, entre otros problemas.
El incremento de las parcelaciones y loteos para fines residenciales en terrenos rurales es un fenómeno que durante los últimos 5 años configura verdaderos centros poblados al margen de las ciudades, cruzando la débil línea de la planificación comunal determinada por instrumentos como los planes reguladores y las leyes de urbanismo y construcción, las cuales están acotadas en su gran mayoría a los límites urbanos de cada territorio. La provincia no está ajena a este boom que incrementa explosivamente la cantidad de habitantes en territorios que no están dotados de la infraestructura básica, como alcantarillados, plantas de tratamiento, sistemas de suministro de agua potable o electricidad, entre otros servicios.

Las parcelaciones y loteos irregulares han arrastrado forzosamente a las localidades rurales a una dinámica funcional propia de las áreas urbanas, cambiando el tradicional modo de vida rural sureño, con efectos en los caminos, en la generación de basura, en la contaminación ambiental y presionando la flora y fauna nativa. Se trata de un fenómeno que afecta a distintas zonas del país, tal como lo describe el estudio denominado "Parcelas de agrado desde la perspectiva censal y territorial", realizado conjuntamente por el instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la Pontificia Universidad Católica, el Observatorio de Ciudades de la misma casa de estudios y el instituto Nacional de Estadísticas (1NE).

Entre las conclusiones precisa que las parcelaciones han crecido 934% en regiones y un 371% en la Región Metropolitana, desde 2002 a la fecha, con un mayor crecimiento durante los últimos cinco años. La concentración de este tipo de viviendas se da principalmente en los radios rurales a una distancia de 5 kilómetros de los centros urbanos o con tiempo de viaje hada ellos no mayor a los 30 minutos. Esto, considerando la necesidad de contar con acceso a zonas de estudio, trabajo, salud y abastecimiento que no se encuentran en áreas rurales. Los datos nacionales están directamente relacionados con la experiencia local, donde las distintas miradas de una misma realidad quedan de manifiesto a través del relato de dos propietarios de parcelas de agrado, dirigentes vecinales de localidades rurales y representantes del mundo agrícola de la zona.


UN SUEÑO CUMPLIDO

Paula Arias junto a su marido Marcelo compraron hace poco más de un año un terreno donde comenzaron a construir lo que definen como la vivienda de sus sueños. "La verdad, tenemos dos niños pequeños y siempre pensamos que la vida de campo era mucho más sana y segura. Además, comprar la parcela y construir una casa es mucho más barato y de calidad que comprar una casa en la zona urbana. La verdad es como el sueño del campo, pero con las comodidades de la ciudad. Sabemos que es bien cuestionado este tema, pero la verdad puedo hablar por nosotros, no tenemos ninguna intención de pasar a llevar a nadie y sabemos que hay temas que irán más lento, pero para qué estamos con cosas, si estos terrenos no los habitamos, hace rato que tampoco eran usados para trabajos agrícolas. Al menos en nuestro caso no había rastro alguno de plantaciones o de animales. Era sólo un terreno más en el paisaje sureño", dijo Paula Atlas respecto a su propiedad emplazada en los alrededores de la ruta 215, en la comuna de Osorno.

Carlos Shonherr es propietario de una parcela de agrado hace más de 5 años, donde según explicó, ha logrado cimentar una vida familiar más tranquila y sin la presión propia de grandes urbes. "Cuando hablamos de suelo rural, creo que se confunde con suelo agrícola, porque entiendo que ese tipo de campos productivos están protegidos. Lo que sí es verdad que actualmente existe mucha venta de loteos inferiores a 5 mil metros cuadrados, donde la gente tiene derechos de uso, pero no son propietarios y es ahí donde quizás falta una mayor fiscalización de parte del Estado, porque también son un problema para quienes somos propietarios", indicó Shonherr Esto, debido a que efectivamente fuera de los límites urbanos, donde está vigente y regulado el plan regulador comunal, no se puede adquirir un terreno menor a 5 mil metros cuadrados, de lo contrario sólo se está comprando los derechos de uso de ese loteo. Ello está relacionado con el Decreto Ley N° 3.516 promulgado en 1980, que establece la normativa sobre la subdivisión de suelos rurales, que tuvo como objetivo permitir la división de los terrenos aptos para agricultura, ganadería y forestal en una superficie más pequeña (mínima de 0,5 hectáreas) y con la prohibición de cambiar su destino productivo. Salvo en casos como viviendas sociales o turismo, que son llamadas "parcelas de agrado".

En ese mismo decreto se establece que la vivienda principal de parcela debe tener como máximo una amplitud de 500 metros cuadrados; y como los terrenos tienen la denominación agrícola, deben realizar las tramitaciones en el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), que verifica que se cumpla la normativa legal y que cuenten con accesos de entrada y salida hacia un camino o faja pública. Además, los propietarios deben inscribir las propiedades en el conservador de Bienes Raíces y contar con permisos de edificación municipal. En el caso de los derechos de uso, están asociados a terrenos menores donde efectivamente se generan construcciones habitacionales. El propietario subdivide, ya sea entre familiares o compradores, el derecho de habitar en un espacio determinado, pero el dueño sigue siendo sólo uno y el resto forma parte de la comunidad conjunta. En este punto no es posible lograr los permisos de edificación ni las autorizaciones del SAG, ya que es un poblamiento irregular y fuera de la normativa legal. Ello les impide lograr, entre otras cosas, créditos bancarios o programas de inversión pública.


LA REALIDAD RURAL

Si bien ambas figuras en la teoría tienen grandes diferencias legales, en la práctica generan los mismos efectos en las zonas donde están emplazados, forzando la pérdida de suelo agrícola productivo, así como la pérdida de bosque nativo, destrucción de humedales, fragmentación de ecosistemas, pérdida de biodiversidad, entre otras consecuencias medioambientales negativas. Y también provoca una crisis social que no se identificaba en zonas rurales, donde la principal mirada es la unidad y apoyo entre vecinos para generar un orden al momento de avanzar en adelantos, como los Sistemas de Agua Potable Rural (APR) por ejemplo, que se formaron mediante comités vecinales que consideraban al número de familias y viviendas para elaborar la capacidad técnica de sus proyectos de abastecimiento del vital elemento.

Estela González, dirigenta del sector Agua Buena, en la ruta 215, explicó que el primer problema que comenzaron a resentir con la explosiva llegada de familias desde las zonas urbanas fue el colapso del APR. "En terrenos donde antes había entre 8y 10 familias, ahora fácilmente encontramos 30 a 40. Todos quieren tener acceso al mismo sistema de agua potable, pero no están dispuestos a adecuarse a la forma de uso o no se suman a los proyectos para ampliar la cobertura de los mismos. En los últimos 5 años hemos visto una explosión de residentes en el mundo rural, pero con costumbres y ritmos propios de las ciudades, lo que está destruyendo la vida campesina", manifestó la dirigenta. Explicó que existen dos tipos de familias: las que llegan a loteos irregulares donde los dueños originales fallecieron y los herederos optaron por subdividir entre hijos y nietos o a través de la venta de derechos. En esos terrenos se construyen viviendas de distintas características, pasando de 10 a 25 viviendas. A ellos se suman las parcelas de agrado, muchas de las cuales conforman condominios cerrados que excluyen al entorno, con los problemas que esto significa. "Los caminos rurales también terminan deteriorados, porque no son familias que hagan labores agrícolas, sino que viven en el campo, tienen vehículos grandes y circulan a altas velocidades. Al punto que debemos solicitar lomos de toro para que nuestros vecinos estén más seguros. Muchos de ellos actúan como que somos sus inquilinos o ignorantes, imponiendo temas como los muros o cercos de sus propiedades. Reclaman por los terrenos sin edificar a sus lados, siendo que en ellos las familias tienen cultivos o animales. Es un problema que no hay a quién pedirle que fiscalice. Genera un crecimiento de la comuna sin orden y con una evidente segregación hacia los que aparentemente tenemos menos recursos o educación", explicó González.

La presidenta de la Unión Comunal Rural, Mirta González, explicó que la sobrecarga para las zonas rurales es a todo nivel, partiendo por los APR, que están sobrepasados en más de 200 hogares en relación a su diseño original, así como la generación de basura. "La gente viene a vivir al campo, pero no están dispuestos a sumarse a las comunidades existentes, sino que las van aislando y sin ninguna empatía. En el campo es fundamental que las comunidades se entreguen apoyo mutuo, unos con otros, pero esa solidaridad se ha perdido, pues ya no sabemos quiénes son nuestros vednos. No tienen empatía al consultar sobre temas tan simples como levantar un muro o el manejo de la basura. No respetan los días que pasa el camión y simplemente sacan todo hacia los contenedores comunes, que son para depositar basura domiciliaria y no escombros, como pasa ahora. No todas las familias son iguales, pero un gran número de ellas no tiene esa mirada de respeto al otro y lleva al campo el individualismo de las grandes ciudades", expresó la dirigenta.

Agregó que otro problema que se agudiza es la crisis hídrica, ya que muchas familias quedan sin agua potable y se ven obligadas a recibir agua en camiones aljibe, lo que se podría evitar con una mejor planificación y fiscalización. Según explicó, en ese punto también está la elaboración de pozos profundos para las parcelas de agrado, cuyos residentes no usan de manera eficiente el agua, ya que riegan grandes extensiones de jardines ornamentales (pasto) y llenan piscinas en época de verano, lo que aumenta la presión sobre el recurso hídrico disponible. "En el caso de los loteos de menos de 5 mil metros cuadrados, no todos cuentan con fosas sépticas adecuadas y van sumando hoyos negros que también son focos de contaminación a las napas subterráneas y suelos, especialmente cerca de personas que cultivan la tierra para su abastecimiento y producción a pequeña escala comercial. No existen plantas de tratamiento, aunque es una necesidad que aumenta cada día. Como ejemplo está el caso de Pichi], donde el propio estado construyó un pequeño villorrio con una planta adecuada para ellos, pero el crecimiento a su alrededor obligó a trabajar en proyectos nuevos. La falta de alcantarillado y plantas de tratamiento es un tema ajeno a la planificación, porque como estas parcelaciones y loteos crecen sin control y ordenamiento, cuando quieran implementarlos se darán cuenta que no están los espacios necesarios en la faja pública y la propiedad privada será un freno, como ya ocurre", explicó la presidenta de la comunal rural.


SUELO AGRÍCOLA

Debido al impacto que genera este fenómeno en los campos de la provincia y el país, actualmente el Senado está analizando una moción que regula la división de los predios, con el objetivo de resguardar los terrenos que son agrícolas emplazadas en zonas adyacentes a las ciudades para evitar, por ejemplo, la subdivisión por derechos en loteos menores a 5 mil metros cuadrados con fines habitacionales y no agropecuarios. Entre los puntos que propone la iniciativa senatorial está que los predios rústicos, esto es, "los inmuebles de aptitud agrícola, ganadera o forestal ubicados fuera de los limites urbanos o fuera de los límites de los planes reguladores intercomunales, podrán ser divididos libremente por sus propietarios siempre que los lotes resultantes tengan una superficie no inferior a 5 hectáreas físicas". Agrega que "se podrá subdividir un predio rústico en menos de 5 hectáreas cuando el objeto de esta subdivisión sea para un proyecto habitacional de vivienda social, a ser construido con subsidios estatales y para equipamiento comunitario, incluyendo edificaciones propias de los servidos sanitarios rurales".

Sergio Willer, presidente de la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno (Sago) y vicepresidente de la Corporación de la Carne (Corpcarne), explicó que lo que ocurre en las zonas rurales, principalmente cerca-nasa las ciudades, está relacionado con la falta de planificación y ordenamiento por parte del Estado. "Esta falta de vinculación entre organismos públicos para planificar y ordenar oportunamente los territorios acarrea una serie de problemas, partiendo por dejar que se quite sin ningún problema suelo agrícola y del más valioso, porque tenemos que pensar que las ciudades en su concepción se asientan en tomo a los valles con los suelos más fértiles para abastecerse de alimentos justamente. Eso parece que pasa a un segundo plano, pero la verdad es que las zonas rurales aún conservan esas características fundamentales para la producción agropecuaria", dijo Willer.

Enfatizó que los problemas sanitarios generados por este tipo de crecimiento poblacional son evidentes, pero sin que sea detenido por los organismos del Estado pertinentes. Aseguró que al no existir sistemas de alcantarillado o plantas de tratamiento, la contaminación está siendo constantemente depositada en el suelo, lo que llega a las napas. "La crisis hídrica está reforzada por este poblamiento sin orden ni respeto a la realidad que existe en los campos, donde hay sectores con falta de agua y donde nunca ha estado disponible en abundancia. Entonces dicen 'no hay agua en el campo' y es efectivo, pero porque nunca tuvieron aguas superficiales o en abundancia. Además, para eso nacen los APR, pero como las parcelaciones de agrado y loteos de derechos aparecen como callampas por todos lados, impiden planificar el acceso al agua potable o de riego", explicó el diligente gremial del agro.

Agregó que también se generan problemas entre las comunidades que siguen realizando labores agrícolas en zonas destinadas para ese tipo de actividades con los habitantes de las parcelaciones de agrado. "Los agricultores o ganaderos pasan a ser una molestia por sus faenas propias rurales para quienes llegan a darle usos distintos a los campos y eso no es posible que ocurra. Esto también está ligado con la falta de oportunidades y apoyo a las labores agropecuarias, principalmente a menor escala por el mismo Estado, que no fomenta la transferencia de tecnología ni apoyo económico para desarrollar sus labores que son finalmente las que generan abastecimiento alimenticio. Es necesario que se amplíe la planificación hacia los campos, pero incluyéndolos no limitándolos, porque no podemos seguir en la senda de privilegiar la urbanización por sobre el campo y el medio ambiente. Los efectos futuros serán lapidarios y sin oportunidades de retorno, ya que estamos hablando de recursos no renovables, como es el suelo, que una vez perdido es muy difícil de recuperar", argumentó Willer.
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Verónica Salgado-