'Nada nos detiene' se llaman los concursos de un grupo de empresarios llamado G100, que premian periódicamente a emprendimientos que destaquen en todas las regiones y también por sus innovaciones sustentables. Ahora, con la fundación Red Egresa, llevaron adelante el concurso 'Emprende ex Sename', que reconoce a nivel nacional a los emprendedores que alguna vez en sus vidas pasaron por un centro de acogida del servicio Mejor Niñez (ex Sename). Jordana Varas, 37 años, quien desde los cinco y hasta los 16 años pululó por cinco centros de Santiago, Iquique y Arica, fue la ganadora de esta primera edición en la que participaron 76 personas (ver recuadro).

Varas es dueña del restaurante Hola Ola de Iquique (su web es holaolaiqq. com y se puede acceder en https://bit.ly/3cnOi0T), donde emplea a 17 personas y pertenece a la Asociación Gremial de la Asociación de Restaurantes de Tarapacá. Esa es la parte final de una historia donde se conjugan el abandono y pobreza, pero principalmente el coraje y las ganas de salir adelante. Ella nació en La Pintana, no conoció a su papá y a los dos años su mamá la abandonó. 'Mi mamá se fue al norte con una amiga y me dejaron con el papá de su amiga. Estuve dos días en esa casa. Volví donde vivían mis abuelos y toda mi familia.

Éramos como 16 personas en esa casa chica y la pobreza era mucha', dice. 'Al no tener cómo mantenerme, me llevaron a un centro del Sename. Fui internada en Santiago en tres centros entre los cinco y los nueve años, pero mi tía y mi abuela siempre me iban a ver los fines de semana', recuerda. Su mamá volvió cuando ella tenía diez años y más tarde se la llevó a Iquique: allá también terminó internada. 'Pasaron muchas cosas y yo prefería irme internada que estar en la casa.

Fui a un centro de Iquique y después en Arica. Ahí fue mi primer acercamiento con elaborar comida y el negocio. Hacíamos queques y pasteles y los vendíamos', cuenta Varas. A los 16 años salió del último centro del Sename. Se casó joven, tuvo una hija y cuando se separó de su marido, a los 21 años, volvió a Santiago, a Puente Alto. Fue ahí en que instaló su primer emprendimiento: un local donde vendía juguetes americanos, se llamaba 'El imperio del juguete'.

'Traía los productos de Iquique que eran baratos y me fue bien, pero me acostumbré al norte y volví con capital para levantar un negocio', comenta. Instaló una tienda de ropa de niños y conoció a su actual marido. Con él iban a comer al restaurante 'Hula Hula'. Estaba bien ubicado, en la zona turística de Cavancha, y como vieron que se iba deteriorando cada vez que lo visitaban, los dos decidieron comprarlo. La plata salió de la venta del negocio de ropa de niños. Todo un éxito fue el cambio, hasta apareció destacada en los medios por la remodelación del local, pero a los seis meses un escape de gas cambió la linda historia. 'Se incendió, lo perdimos todo', recuerda,

-¡Qué fuerte!

-Sí, pero yo no me quedo pegada en el proceso ni lamentándome. Yo soy creyente, así que siempre creo que si sucede un proceso malo, viene algo mejor.

-¿Y qué hizo?

-Trabajé de vendedora en ruta de Nestlé y un día me enteré en internet que en Canal 13 había un programa, 'El Momento de la verdad' se llamaba, y que estaban abiertas las inscripciones. Era concurso y pasé varias etapas. Me gané $10.000.000.

-Ahí vino algo mejor.

-Claro, pues, y esa plata la usé para instalarme con el restaurante, pero ahora con el nombre 'Hola Ola' y acá estoy feliz. Yo creo que todo lo que sufrí me da el ímpetu para enfrentar la adversidad, no echarme a morir, salir adelante y buscar oportunidades.

-¿Qué pasó con su mamá?

-Está bien, adoro a mi madre, nos vemos siempre. No tengo rencor ni con ella ni con mi papá, porque lo busqué por Facebook y lo encontré. Nos abrazamos, vive en Puerto Montt y tengo comunicación constante con él.