Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2022-08-01
Tipo:   Prensa Escrita
Página(s):   A16
Sección:   Vida - Ciencia - Tecnología
Centimetraje:   31x27

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'Hay cuatro tipos de hongos micorrízicos, dentro de esos hay decenas de miles de especies. Los dos tipos más frecuentes son las micorrizas arbusculares, que son microscópicas, y las ectomicorrizas, que no penetran en la célula de la raíz, y forman esporomas (cuerpo fructífero del hongo)', dice Kiers. En la foto el esporoma del Cortinarius lebre uno de los ectomicorrízicos que hay en Chile.

Giuliana Furci y Merlin Sheldrake sacan muestras del suelo durante la expedición. Furci destaca que una de las experiencias más emocionantes 'fue poder escuchar el trabajo de Cosmo (músico), quien grabó con micrófonos e hidrófonos los sonidos de lo que está ocurriendo en el suelo'.

Toby Kiers delimitando el lugar que muestrearon en el Parque Nacional Alerce Costero.
El Mercurio
La expedición fue portada de la prestigiosa revista Science y fue consignada por The New York Times:
Chile fue la primera parada de los exploradores que mapean hongos del mundo
Científicos internacionales buscan establecer la distribución de los fungi micorrízicos, un tipo que crece bajo tierra y podría dar indicios acerca de cómo repoblar la vida silvestre en el planeta. La excursión pionera fue en el sur del país.
Usan overoles azules con el mensaje 'Proteger lo subterráneo' y se denominan 'myconautas' —'myco' de hongo y 'nauta' de explorador—, para resaltar que están investigando ecosistemas de hongos bajo tierra, que dicen, pueden ser menos conocidos que el espacio exterior.

Son la Sociedad para la Protección de Redes Subterráneas, (SPUN, por su sigla en inglés) y su misión es mapear comunidades de hongos y abogar por la protección de los micorrízicos, un grupo de fungi formador de redes subterráneas que establecen asociaciones simbióticas vitales para las plantas (ver recuadro).

La organización de investigación científica internacional sin fines de lucro, fundada en noviembre de 2021, se enfoca en estos hongos, porque las redes que forman son 'los arrecifes de coral del suelo, ayudan a sustentar todas las plantas y los animales de los que dependemos sobre el suelo. Pero a diferencia de los arrecifes de coral, no tenemos una buena idea de sus patrones de biodiversidad', explica en exclusiva a 'El Mercurio' Toby Kiers, directora ejecutiva y científica jefe de SPUN, y profesora de Biología evolutiva en Vrije Universiteit Amsterdam.

Por ello, SPUN desarrolla algoritmos de aprendizaje automático para mapear y predecir la diversidad de hongos micorrízicos en todo el mundo, basándose en cerca de 10.000 muestras globales de GlobalFungi.

Estos algoritmos destacaron el sur de Chile como un potencial punto crítico de biodiversidad para los hongos micorrízicos. Un ejemplo son los asociados a las araucarias y alerces, y también vieron que es una de las regiones menos exploradas en cuanto a hongos del suelo.

Así decidieron que la primera expedición fuera a Chile, y esta llegó a la portada de la prestigiosa revista Science a inicios de julio y fue consignada por The New York Times la semana pasada.

Kiers cuenta que junto a Giuliana Furci, micóloga chilena, fundadora de la Fundación Fungi; Merlin Sheldrake, micólogo y autor de 'Entangled Life'; y Cosmo Sheldrake, explorador de paisajes sonoros y músico, 'desarrollamos un plan de expedición que involucró tanto el Parque Nacional Villarrica y el Parque Nacional Alerce'. También visitaron, durante su estadía en abril, 'puntos fríos' que suelen ser áreas de alto cambio de uso de la tierra, deforestación, urbanización o agricultura intensiva como 'campos agrícolas o zonas cerca de carreteras', donde tomaban muestras del suelo.

El fin de este tipo de expediciones es verificar en terreno las predicciones de sus mapas, para que estos sean adoptados en proyectos y políticas de conservación. Kiers señala que también servirán para encontrar 'puntos críticos de secuestro de carbono' o 'descubrir qué hongos son los mejores para apoyar nuestros cultivos'.

'Deslumbrantes'

La secuenciación del ADN de las muestras chilenas se está llevando a cabo en AUSTRAL-omics de la U. Austral. Un factor que César Marín, ecólogo de Suelos y Micorrizas y académico e investigador del Centro de Investigación e Innovación para el Cambio Climático de la U. Santo Tomás destaca, ya que evita la 'ciencia helicóptero' (recolectar muestras en un sitio y analizarlas en otro, publicando los resultados con poca o ninguna participación de investigadores nacionales) y estimula la participación local.

Además de llevar a Kiers a muestrear el suelo cerca del Alerce Milenario o Gran Abuelo, Marín también hizo una segunda recolección para SPUN, a través del Programa de Exploradores Subterráneos de la organización, en el que investigadores locales tienen la oportunidad de solicitar pequeñas subvenciones para tomar muestras de estos ecosistemas en regiones poco exploradas del mundo.

Por su parte, Furci, líder de la expedición a Chile junto a Kiers, y miembro de la junta asesora de SPUN —que incluye a figuras como Jane Goodall— predice que en el muestreo chileno 'vamos a encontrar pruebas de la existencia de montones de especies de hongo que probablemente no han sido colectados en su forma macroscópica'.

También considera que los mapas efectivamente 'van a cambiar el foco de áreas prioritarias para la conservación, mostrando que la diversidad de organismos bajo tierra no necesariamente es visible sobre tierra. Y se entenderá que es la diversidad de estas comunidades subterráneas de hongos la que sostiene la posibilidad de resilvestrar el planeta, por ejemplo aprendiendo el camino para poder repoblar plantas en áreas muy degradadas'.

Por su parte, además de destacar los 'ecosistemas deslumbrantes' de Chile, Kiers adelanta que buscan publicar sus primeros mapas en revistas revisadas por pares, entre finales de 2022 e inicios de 2023. En julio la exploración de SPUN se concentró en los techos verdes de Utrecht, en los Países Bajos, y para este mes irán a los Apeninos, en Italia.

Recuadro
- Simbiosis

Hasta la fecha, se estima que entre el 80 y 90% de todas las especies de plantas se asocian de manera simbiótica con hongos micorrízicos, una relación que beneficia tanto al hongo como a la planta. El primero le proporciona nutrientes a las plantas, tienen un rol en la protección contra patógenos, la tolerancia a metales pesados y la absorción de agua. A cambio, 'las plantas los alimentan con carbono de su sistema de raíces' lo que hace que estos hongos, que conectan las raíces bajo tierra, actúen como un gran sumidero de carbono, explica Kiers.
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Anna Nador-