Pais:   Chile
Región:   Coquimbo
Fecha:   2022-09-30
Tipo:   Prensa Escrita
Página(s):   19
Sección:   Negocios
Centimetraje:   30x22
El Día
CARLOS FOXLEY, PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN CHILENA- DE DESALINIZACIÓN
"La región está muy atrasada en desalación, lo que implica un grave riesgo de racionamiento"
El dirigente del gremio advirtió que la puesta en marcha de una planta de estas características tarda al menos 7 años. De no concretarse, estima que para 2027, y en caso de no haber lluvias, La Serena y Coquimbo podrían comenzar a sufrir los primeros cortes de agua.
Con el fantasma del racionamiento de agua despejado hasta, al menos, marzo del próximo año, surge la preocupación sobre lo que pasará después en materia hídrica.

En ese sentido, la desalación aparece como una alternativa cada vez más viable para asegurar el abastecimiento hídrico, lo que es destacado por el presidente de la Asociación Chilena de Desalinización, Acades, Carlos Foxley, quien detalló a El Día las oportunidades para la región que abre esta alternativa, aunque expresó su preocupación por el lento avance de este tipo de iniciativas que se aprecia en la zona.

-¿Cuál es la situación de la Región de Coquimbo respecto al desarrollo de la desalación?

"Aunque en el sur de la región se está avanzando en la construcción de la planta desalinizadora de Los Pelambres, en Coquimbo y La Serena, donde hay consenso en la urgencia de contar con una planta desalinizadora operando a comienzos de 2026, el avance es demasiado lento. Hoy no hay ningún proyecto admitido en el sistema de evaluación ambiental y eso es preocupante".

-¿Cuánto se tarda, en promedio, poner en marcha una planta desaladora?

"Si se parte desde cero, recolectando información necesaria para la aprobación ambiental, y no se cuenta con concesión marítima, estamos hablando de unos 6 a 7 años antes de que una planta desalinizadora pueda estar en operación. Si se cuenta con esa información, desde que se somete a evaluación ambiental hasta que se consigue el permiso, en condiciones muy favorables, se debe considerar un año y medio. A eso hay que sumar seis meses como mínimo a la licitación de las obras y firma de contratos y luego tres años para la construcción y puesta en marcha de la desalinizadora.

O sea, si el lunes se ingresara la solicitud de calificación ambiental de un proyecto y avanzara sin contratiempo, lo esperable sería iniciar la producción de agua desalinizada en octubre de 2027".

-En ese sentido, ¿son factibles las fechas que se han entregado al respecto, por ejemplo, en relación con el proyecto de Aguas del Valle (2026)?

"No lo veo factible. No antes de 2027, sí y solo sí, se ingresan las solicitudes de permisos ambientales en lo que queda de este año".

-¿Cree que la Región de Coquimbo aún está en pañales respecto al uso de estas tecnologías, teniendo presente, por ejemplo, que en Antofagasta ya se anunció que casi el 100% de sus habitantes sería abastecido con agua desalada?

"Yo no hablaría de estar en pañales, pero sí que está muy atrasada, y que este atraso implica un grave riesgo de racionamiento, lo que puede afectar seriamente la vida normal de la población: pensemos que si hay racionamiento deben cerrar colegios, restaurantes, oficinas. Es como volver a las cuarentenas más estrictas por falta de agua, y con todos los riesgos sanitarios adicionales que eso implica. Es inaceptable que se acepte como normal correr dicho riesgo por no avanzar a tiempo en el desarrollo de los proyectos".

-¿Cuáles son los principales mitos que giran en torno a la desalación de agua?

"Efectivamente, hay muchos mitos o ideas preconcebidas que en su mayoría son consecuencia del desconocimiento de los avances de la industria. No en vano hoy día hay más de 20.000 plantas desalinizadoras operando en todo el mundo.

El primero y más importante, tiene que ver con la devolución que se hace al mar del agua salada que resulta del proceso, la salmuera. Por cada dos litros de agua de mar, se produce poco menos de un litro de agua desalinizada y se retorna al mar algo más de un litro de esta agua salada o salmuera, de la que muchas veces se piensa que es algo tóxico y denso. Incluso algunos lo asocian a sal sólida, como la sal de mesa. Pero esto no tiene nada que ver con la realidad, la salmuera no es otra cosa que agua de mar con el doble de sales y hoy para su retorno al mar se toman una serie de medidas para garantizar que no tenga efectos en el entorno marino.

Por ejemplo, se diseña un sistema de tuberías con difusores que descargan esta salmuera lejos de la costa, en una zona con corrientes y condiciones adecuadas. De esta manera se consigue que la salmuera se disuelva rápidamente y que a pocos metros de la zona de descarga ya no sea posible distinguir una diferencia significativa en la concentración de sales en el mar. Con medidas como estas, el área donde la concentración del mar aumenta es muy reducida y totalmente compatible con la sustentabilidad del medio marino. Para eso se hacen los estudios necesarios y se somete a evaluación de la autoridad ambiental, y durante la operación se hace un monitoreo permanente en el tiempo.

Otros mitos dicen relación con el hecho de que la desalinización es muy intensiva en uso de electricidad, lo que actualmente es un error. Hace 40 años, efectivamente era así, pero hoy la tecnología ha avanzado mucho y permite desalinizar con 8 veces menos energía que a inicios de los 80s. Por ejemplo, hoy en Antofagasta, una familia de 4 personas, consume la misma cantidad de electricidad utilizando una hora o menos de algún electrodoméstico como el hervidor de agua o el secador de pelo, que lo que se requiere para producir el agua desalinizada que usa durante un día, que son alrededor de 600 litros. Es un mito que la desalinización emplea demasiada electricidad hoy en día.

Por último, muchas veces las comunidades ven con preocupación que una planta desalinizadora podría succionar, junto con el agua de mar que necesita, todos los peces, moluscos y vida marina de una bahía. Justamente para evitar eso, hoy se hacen estudios que permiten ubicar la toma de agua de mar a una profundidad adecuada, con mallas de protección, y lo más importante, asegurándose de que la velocidad de succión será menor que la velocidad normal de las corrientes naturales existentes en el área, de modo que este efecto se minimiza y controla para no afectar la vida marina".

-¿Cómo están trabajando en esa área?

"Estamos en contacto permanente con las autoridades y centros académicos y de investigación. En Chile como en el extranjero, para, por un lado, contar con datos duros de las plantas que hay instaladas en Chile, como también con datos de proyectos en otros países. Y la idea es difundir estos datos para que toda la población, no solo autoridades y académicos, puedan estar tranquilos que los proyectos que se hagan en Chile sean sustentables. Y para eso le agradecemos la ayuda que medios como este diario nos dan".

-En el caso de que la construcción de plantas desatadoras en la región no se agilice, ¿cuál es el panorama que se le viene a la región en los próximos años en materia de abastecimiento hídrico?

"No me puedo poner en ese escenario, pues sería catastrófico.

Si no se inicia pronto la construcción de una planta desalinizadora, y no tenemos lluvias abundantes, en enero de 2027 La Serena y Coquimbo tendrán cortes de agua que afectarán el turismo, la pesca y la vida de cotidiana de la población, y por muchos meses al año.

Antes de ponerme en ese caso, prefiero rogarle a las autoridades y desarrolladores de proyectos que pongan el pie en el acelerador y hagan todo lo posible por comenzar la construcción de los proyectos".

Recuadro
UF 30.09.22: $ 34.258.23

DÓLAR COMPRADOR: $ 967.40

DÓLAR VENDEDOR: $ 967.70

IPC AGOSTO: 1.2%

IPSA:-1,27%

Registró la Bolsa de Comercio en su índice principal, el IPSA, que cerró el jueves en 5.035,38 puntos.

Por su parte, el Índice General de Precios de Acciones (IGPA) presentó una variación de -1,52% y cerró en 27.216,82 puntos.
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Christian Armaza / Región de Coquimbo -