Cumplir objetivos, proyectar presupuestos, hacer evaluaciones son solo algunas de las tareas que comienzan a enfrentar los equipos de trabajo de cara al fin de año, por lo que aumenta la carga laboral y el estrés es más patente.

No en vano, el análisis de los especialistas coincide en que los últimos tres meses suelen ser más intensos, pues al cansancio que ya se experimenta por temas laborales y personales, hoy se añaden otros factores como la incertidumbre que genera la situación económica del país.

De ahí la importancia de que las organizaciones no solo monitoreen la salud mental de sus colaboradores, sino que promuevan iniciativas orientadas a evitar tanto el síndrome de burnout —respuesta al estrés laboral prolongado— como el boreout, que se entiende como un aburrimiento crónico en el trabajo.

Para Carolina Bernardi, socia de Spencer Stuart Chile, el primer paso es medir cómo están los colaboradores y entender cuáles son las causas que puedan estar gatillando los problemas de salud mental, pues 'cada empresa tiene realidades distintas y diagnosticar adecuadamente es clave para diseñar estrategias focalizadas'.

También es vital la modelación, donde los líderes son claves. Se requieren —detalla— 'líderes que observen y conversen cuando las jornadas de trabajo de sus equipos sean extensas de manera consistente, que se desconectan y respetan los tiempos de desconexión de los colaboradores, que de manera sistemática tomen sus descansos e incitar a sus equipos a utilizar las vacaciones son algunos ejemplos concretos de cómo se puede modelar consistentemente'.

Y agrega que si bien la flexibilidad es 'una herramienta muy valiosa para manejar el estrés y el burnout', no es suficiente cuando no se abordan los problemas de fondo que están causando estos cuadros.

'Las cargas de trabajo sustentables son esenciales para el equilibrio del ser humano. La sustentabilidad humana y la organizacional se encuentran intrínsecamente vinculadas', asevera.

La definición de límites es imprescindible, porque diversos estudios muestran que más de un tercio de los trabajadores se siente conectado 24/7, por lo que es esencial respetar las horas de desconexión.

'También tenemos que revisar la cantidad de horas que estamos trabajando y levantar bandera cuando estemos traspasando los límites de manera constante. Establecer o reforzar las normas de trabajo en este sentido tiene un impacto positivo', expresa la ejecutiva de Spencer Stuart Chile.

Pero no solo las largas jornadas laborales contribuyen al estrés. También lo hacen —señala Sergio Urbina, director de la Escuela de Alta Dirección de la Universidad Autónoma de Chile— 'la falta de oportunidades de promoción laboral, la existencia de ambientes laborales ‘tóxicos', relaciones laborales complejas e insatisfactorias, falta de participación en procesos de relevancia organizacional, cargos o funciones poco desafiantes que no incentivan el aprendizaje, ausencia de trabajo en equipo'.

Todo ello —agrega— 'incrementa del deseo de dejar el trabajo, impacta negativamente la productividad, se dispara el ausentismo, afecta la calidad de las relaciones laborales, del clima laboral, e incluso de los proyectos'.

Cómo avanzar

En este escenario, Miguel Gumucio, director de Mercer Marsh Beneficios Chile, plantea que 'las empresas deben tomar conciencia de la importancia de la salud mental de los trabajadores y abordarla de manera integral'.

Complementa Valentina Laval, cofundadora de Lifebox, al señalar que las organizaciones deben disponer de 'iniciativas que permitan que los colaboradores aumenten sus recursos personales para afrontar las circunstancias actuales'.

A partir de la experiencia de Mercer Marsh Beneficios Chile, Miguel Gumucio propone que las compañías apoyen 'el bienestar general con un enfoque en la concientización y la resiliencia e implementar programas de ayuda para el manejo del estrés, la ansiedad y las relaciones en general'.

En esta línea, propone —por ejemplo— que los colaboradores tengan la alternativa de tener terapias individuales o grupales y atención hospitalaria y entregar apoyo al tratamiento en curso y tener establecidas las políticas laborales, así como contar con apoyo psiquiátrico y/o clínico continuo.

Otra opción es la que entrega Lifebox, que facilita cursos y programas para el desarrollo de power skills o habilidades blandas desde un enfoque que proviene de la psicología positiva, lo cual permite que el colaborador se centre en sus fortalezas y en soluciones, en desmedro de las carencias y los problemas.

'Tenemos una solución de bienestar que combina experiencias autogestionadas y en vivo para que todos los colaboradores se sientan acompañados y apliquen la agilidad emocional (capacidad de leer las emociones y utilizarlas para adaptarse al cambio y afrontar la adversidad) en su día a día en el trabajo', detalla.