En Chile, las casas de apuestas deportivas online, están jugando "a piacere" en un césped gris. Si bien sus servidores se alojan en el extranjero, operan en Chile comercialmente auspiciando clubes, campeonatos y transmisiones de los canales que exhiben en su grilla la Copa del Mundo de Qatar.

Una verdadera "gambeta" a la fiscalización de la Superintendencia de Casinos de Juego y a la legislación doméstica: la Constitución prescribe que los juegos de azar y apuestas sólo pueden ser regulados por ley, el Código Penal castiga punitivamente a quien desarrolle juegos de azar sin la aquiescencia de la autoridad, y civilmente hay objeto ilícito en las deudas contraídas por juegos de azar afectando la validez del negocio jurídico.

Urge hacerse cargo de esta realidad para que este tipo de empresas participen en el mercado de manera regulada con un rol activo de la autoridad, pagando impuestos, protegiendo a ciertos grupos del flagelo de la ludopatía, regulando su publicidad (al igual que en el derecho comparado) compitiendo así en igualdad de condiciones con empresas señeras como la Polla Chilena, la Lotería de Concepción y los casinos de juego que sí cumplen las reglas.

Es imperioso que esta nueva industria que existe en el mundo, y en especial en el "planeta fútbol", juegue en un terreno con reglas claras y césped verde.

Es de esperar que los proyectos de ley que buscan regular la industria y que se están tramitando en el Congreso, avancen con celeridad (nota de redacción: el miércoles Cámara de Diputados aprobó por amplia mayoría el proyecto de ley del diputado Marco Antonio Sulantay que busca prohibir la presencia de publicidad de casas de apuestas offline en eventos y clubes deportivos.)
Como dijo el mejor de todos los tiempos, ojalá que "la pelota no se manche".