Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2022-12-06
Tipo:   Suplemento
Página(s):   14-15-16
Sección:   Suplemento
Centimetraje:   28x61
El Mercurio - Revista Ya
Premio Mujer Impacta 2022:
Tres historias de compromiso
Después de diez años impulsando a emprendedoras sociales, Fundación Mujer Impacta premió a una decena de mujeres que han logrado marcar la diferencia. Aquí, las historias de una deportista que reconvirtió su pasión en sororidad, la de una madre que transmutó su dolor en solidaridad y la de una arquitecta que lucha por revertir el estigma de la vejez.
- Mónica Hernández
Remar con conciencia

Nunca pensó Mónica Hernández (56) que su pasión por el remo culminaría en una obra de solidaridad. Hoy son más de 200 mujeres en todo el país que luchan contra las secuelas del cáncer de mama gracias a su empeño.

—Me gusta el contacto con el agua y necesito el mar, soy una apasionada de las olas, el viento. El mar te da sanación: si todos supieran del efecto sanador del mar y lo buscaran, el mundo sería un lugar mejor. Mónica Hernández se inició en el remo desde niña y llegó a ser seleccionada nacional de kayak olímpico durante 10 años. Compitió en eventos sudamericanos y panamericanos y participó en un mundial en Dinamarca. Hernández es profesora de educación física. Como docente, descubrió la variada gama de deportes que hay dentro del canotaje. Empezó a practicar canoa polinésica y stand up paddle (remo de pie). En 2021 participó en un mundial en Hungría como Master 50 y quedó entre las 10 finalistas. Este diciembre participará en un campeonato de canoa polinésica en Brasil con su equipo Master 50, compuesto por deportistas de cinco países.

Pero lo más importante en su vida ocurrió en 2016. En un viaje profesional a Río de Janeiro, conoció al médico canadiense Donald Mackenzie, quien partió en 1996 investigando a 24 mujeres sobrevivientes de cáncer de mama. Y llegó a la conclusión de que, con la técnica específica de remo del Bote Dragón —un bote milenario de China—, las diagnosticadas de cáncer de mama se pueden rehabilitar después de su tratamiento médico.

En 2016, al regresar de Río de Janeiro, inició en Chile el grupo de las sobrevivientes de cáncer de mama que remarían un Bote Dragón. Mónica Hernández comenzó su cruzada y consiguió apoyo. En 2018 la Municipalidad de Lo Barnechea regaló el primer Bote Dragón de su agrupación 'Remadoras Rosas', donde Hernández es directiva y entrenadora.

—Para ellas no solo es tratarse el cáncer. Cuando te extirpan los ganglios del brazo viene otra enfermedad peor: linfedema. Tu brazo se inflama de una manera amorfa y dolorosa, pierde fuerza. Mackenzie investigó y, durante tres meses, puso a las sobrevivientes a entrenar en un Bote Dragón. Después de tres semanas, con sesiones de 40 minutos, mejoraron sus síntomas de linfedema. Y eso también ha pasado con las mías en Chile. Cuando llegan, ninguna puede levantar el brazo, y después de dos meses de práctica, levantan el brazo por completo.

Además casi todas las enfermas de cáncer de mama terminan con depresión y otros problemas del ánimo, dice Hernández. Y casi todas se recuperan remando.

—De a poco nos hemos dado a conocer y ya hay sobrevivientes del cáncer de mama de todos lados de Chile y de todas las comunas de Santiago: son 11 equipos. Tenemos a muchachas remando en Temuco, en Laja; en Concepción, en la laguna San Pedro, y recién formamos el equipo 'Las Perlas' de Valdivia, que reman en el Calle-Calle. Tenemos a las de Concón remando en el río Aconcagua; a las de Santo Domingo, en la laguna del Tricao; a las de Talca, en el río Claro. En la Región Metropolitana practican en la laguna Carén.

Hoy remadoras rosas solo tiene tres botes dragones, en Santiago, Temuco y Quillón, Ñuble. Pero sus integrantes también reman en kayaks y canoas polinésicas.

—Lo más importante es conseguir los recursos para comprar más botes dragones. En Santiago hay más de 45 remadoras rosas y estamos decretando y convocando que necesitamos un bote dragón grande, para 22 personas, porque este de 12 ya se nos hizo chico.

La agrupación no dispone de los doce millones de pesos que cuesta cada embarcación. Mientras, cuenta Mónica Hernández, preparan más viajes. En 2019 fueron a Argentina al Primer Festival Náutico de 'Remadoras Rosas' y obtuvieron el quinto lugar. Y este octubre, 52 socias ganaron un tercer premio en Brasilia.

- Blanca Prat
Un hijo es para siempre

En 2011 Blanca Prat, licenciada en Historia y Estética, aprendió lo que era el dolor.

—Mi primer hijo, Benito, venía con una condición que le impidió desarrollar sus pulmones. Esto se confirmó al séptimo mes de embarazo, pero desde el cuarto sabíamos que algo no estaba evolucionando normalmente. Nuestro niño moriría poco después de nacer, o tal vez un poco antes.

Han pasado 11 años y Blanca recuerda el nacimiento de Benito como un momento difícil de explicar. Un momento duro, solemne, pero de contención y unidad plenas.

—La pediatra de neonatología estaba al lado y a pesar de mi negativa, antes y después del nacimiento, reiteradamente quería llevárselo. Me negué. Mi hijo debía morir en mis brazos.

Ante esa sensación de desamparo, Blanca Prat sintió que no podía seguir por la vida igual y luego desarrolló la idea de crear algo para acompañar a otros padres que sufren la pérdida de su hijo al nacer o poco antes.

—No se puede sobrevivir solos a un terremoto tan devastador como lo es la muerte de un hijo/a. Así también, la intención de terminar con tratos inadecuados o abiertamente violentos, especialmente en el área de salud, al atender a madres cuyos hijos han muerto antes de nacer o morirán al poco tiempo.

En 2014 Blanca Prat creó con otros padres la Fundación Amparos. Observó que, a pesar de distintas edades, profesiones y estratos socioeconómicos, todos compartían un sentimiento:

—La soledad que sentimos en este camino que comienza con diagnósticos desconocidos de aquellos hijos que esperábamos y no termina hasta años después de despedirlos.

Prat y su equipo entendieron que, si querían lograr un cambio a largo plazo, 'debíamos entrar al espacio donde ocurrían el nacimiento y la muerte de esos hijos y mostrar de qué manera impacta cada acto y cada gesto de un profesional de la salud en ese momento de la vida de esa familia'. Se reúnen en lugares de uso comunitario como colegios, universidades o municipios, pero añoran un espacio propio.

—Trabajamos con equipos de salud y psicosociales, sensibilizando, capacitando, promoviendo un trato informado y humanizado a partir de protocolos que adaptamos de países como España. Incorporamos la norma técnica de la Ley Dominga, de cuya redacción fuimos colaboradores. Ella mandata una atención respetuosa a las madres y familias en duelo gestacional y perinatal.

Una de las maneras que encontró la fundación para acompañar a padres sufrientes fue la Caja de Memoria.

—Es una cajita que se entrega a una madre o padre que debe despedir a su guagua, para que sepa que ese momento es único y no volverá. Contiene elementos simbólicos que invitan a vivir a conciencia los últimos minutos con tu hijo/a: una velita, un tarjetón para su nombre y fecha de nacimiento, un marco de fotos, una mantita tejida por voluntarias. Incluye también dos peluches idénticos: uno para poner en el cajoncito del niño y otro para la familia, como un lazo eterno.

—Ser una mamá con los brazos vacíos no debiera implicar que el entorno simule que ese hijo nunca existió. Eso lo reportan muchos testimonios de mamás, tanto en su paso por el hospital o clínica como frente a la sociedad en general. Por eso, la caja de memoria es una herramienta muy útil para los equipos de salud. Ellos también sufren cuando ocurre la muerte de una guagua en su servicio. Y no siempre saben qué decir o qué hacer. Entregar una cajita a los padres es decirles, sin palabras, que a ellos también les importa su dolor'.

- Constanza Daniels
Por una vejez autónoma

Arquitecta y madre de cinco hijos, a Constanza Daniels siempre la movió el trabajo social. Muy joven participó en Techo para Chile e investigó para Paz Ciudadana. Más tarde, como profesional en áreas comerciales de una empresa, junto con cumplir 40 años se dio cuenta que su vida debía hacer un giro:

—Poner los pies en la tierra y dedicar toda mi energía y pasión a cambiar la vida de otras personas.

Buscando, le ofrecieron la gerencia general de una fundación familiar orientada a la tercera edad.

—No muy convencida, un día me invitaron a un Eleam (establecimiento de larga estadía de adultos mayores), y recuerdo haber sentido tanta desesperanza y pena al pensar que yo tenía muchos sueños por delante, 5 hijas y todo un futuro, y para esas personas, sentadas frente a un televisor, el único proyecto que les quedaba en la vida era morir.

En octubre de 2019 la fundación familiar cerró. Constanza Daniels no podía resignarse a dejar de lado el sueño de mejorar la calidad de vida de personas mayores vulnerables.

—Un día amanecí y tomé la determinación de crear yo una fundación (...) Muchos me preguntaban si estaba loca, que las fundaciones no nacen de esa manera, que hay que tener recursos, que hay que tener un patrimonio comprometido y que las probabilidades de éxito y sostenibilidad eran bajas.

Con el apoyo de su marido, los dos directores iniciales y un aporte de Fundación Grandes, en enero de 2020 creó Revivir, una fundación que busca potenciar y aumentar la independencia de los adultos mayores, y enseñarles a vivir por sí mismos.

La idea, explica Daniels, no es albergar a mayores vulnerables para verlos morir. Con sus programas de intervención orientados a fortalecer la salud física y emocional hoy transforma la vida de casi 200 adultos mayores en el país. Hoy en Chile, el 20 por ciento de los mayores de 70 tiene algún nivel de dependencia funcional y más del 50% tiene dependencia severa.

—Cuando la familia no está en condiciones de cuidar, surge la necesidad de institucionalizar a la persona mayor en un Eleam, lo que provoca ruptura social, sensación de derrota, quiebre de cotidianeidad y un fuerte desarraigo.

En alianza con el Servicio Nacional de Adulto Mayor, Senama, Revivir administra siete condominios de viviendas tuteladas desde Punta Arenas a Santiago. Allí viven adultos mayores vulnerables, pero autovalentes.

—Cada uno de ellos compra y cocina sus alimentos, paga sus cuentas, y realiza sus actividades de manera autónoma. Nuestro foco está en mantenerlos activos y saludables, y para eso postulamos a fondos públicos y privados que hoy nos permiten tener kinesiólogos, terapeutas ocupacionales, psicólogos, odontólogos, podólogos y nutricionistas. Semanalmente profesionales fortalecen su salud física y los estimulan cognitivamente: luego de 12 meses de intervención, el 80% de ellos mejora o mantiene su funcionalidad

Revivir también desarrolla un programa de atención domiciliaria en María Pinto, Gorbea, Navidad y Villarrica y lo extenderán a más comunas a lo largo de Chile.

Para Constanza Daniels, su fundación ha sido un nuevo comienzo.

—Cada vez me hace más sentido nuestro nombre, porque creo que a los 70 u 80 es posible empezar a vivir de nuevo.
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María Cristina Jurado-