Señor Director:

El sábado se publicó una carta de la directora de Chile Sustentable, en la cual plantea una supuesta 'recomendación' que organismos internacionales habrían hecho sobre el retiro del gas natural de la generación eléctrica al año 2035. Reitero, tal como lo hicimos en la presentación de un estudio local encargado por dicha ONG, que no existe ninguna recomendación de la Agencia Internacional de Energía (AEI), ni de la OCDE —como lo indicaba originalmente el título del estudio, luego modificado—, respecto del retiro del gas en esa fecha.

El informe de la AIE referido por la directora de Chile Sustentable expone solo proyecciones. Una tabla —a la que alude la carta en comento— muestra una ruta de reducción del uso de gas a nivel global, hasta llegar a 0,4% del total generado al 2050. De hecho, consigna expresamente que 'la generación con gas sin captura de carbono aumenta en el corto plazo, reemplazando al carbón, pero empieza a decaer al 2030 y es 90% menor al 2040, comparada con el 2020'.

Si se quisiese eliminar el gas de la matriz eléctrica chilena, se requerirían inversiones por sobre US$ 50.000 millones e inutilizar infraestructura con la que el país cuenta (unos US$ 12.000 millones). Quienes insisten en este camino dicen que la nueva inversión se pagaría pronto, pues la electricidad de fuentes renovables es 'gratis'. Basta un simple análisis para entender que no es tan sencillo. Países desarrollados, como Alemania, avanzan sobre la base del costo-efectividad de distintas opciones, concentrando esfuerzos donde haya mayor retribución. En el caso de Chile, esto es eliminar cuanto antes la generación a carbón, principal fuente de emisiones.

Mientras no haya suficientes recursos que den fortaleza de red, capacidad de almacenamiento y líneas de transmisión, seguirá siendo indispensable la generación con gas, estabilizando al sistema durante las noches o cuando no hay viento.

Para mantener altos niveles de seguridad en el abastecimiento con una creciente presencia de energías renovables, la generación con gas natural —flexible y cercana a los centros de consumo— es un activo que el país no puede despreciar.