Las muertes de personas mayores de 65 años en Chile relacionadas con el calor han aumentado continuamente desde 2000 hasta 2021, así lo revela un informe de 'The Lancet Countdown on Health and Climate Change' en alianza con el Centro de Políticas Públicas UC (CPP) y que será dado a conocer hoy.

Se estima que entre 2017 a 2021 hubo en promedio 566 muertes anuales relacionadas con el calor en personas mayores de 65 años, lo que fue un 225% mayor en relación con el promedio anual del período 2000 a 2004, cuando la media de muerte por esta causa fue de 174 personas al año.

Las cifras se explican por una mezcla de factores demográficos y climáticos. 'Chile está envejeciendo porque las personas viven más. La población mayor tiene una serie de factores —entre ellos más número de enfermedades— que la hace más vulnerable al calor. A ese factor demográfico se suma una amenaza climática que cada año va empeorando, con años que cada vez son más calurosos', dice Yasna Palmeiro, investigadora de University College London y del CPP, y autora del capítulo chileno del informe, junto a Óscar Melo (UC) y Bernardita Achondo (U. de los Andes).

Entre las razones que el informe indica como potenciales causales de muerte está el desequilibrio hidroelectrolítico, insuficiencia renal, agotamiento por calor o golpe de calor. A esos factores son más susceptibles las personas mayores de 65 años, los trabajadores al aire libre y las personas con comorbilidades subyacentes como diabetes o hipertensión.

Según los investigadores, los cambios en la mortalidad en ese grupo coinciden con los datos climatológicos de la Dirección Meteorológica de Chile. Así, en los años más calurosos y con más eventos de calor extremo hay mayor mortalidad.

Un informe que saldrá en las próximas semanas mostrará el panorama regional. Y, a pesar de que Chile tiene una población que está envejeciendo, la cantidad de muertes atribuibles al calor no es mayor que la de Venezuela, Colombia, Ecuador o Brasil que tienen una población más joven. 'Esto se debe a que Chile tiene mejores condiciones socioeconómicas comparadas con el resto de la región, lo que ayuda a mitigar ese efecto', dice Palmeiro.

Otra arista que abordó el estudio es la pérdida en la capacidad laboral y sus impactos económicos. La investigación concluyó que como resultado de la exposición al calor, se podrían haber perdido cerca de 15 millones de horas potenciales de trabajo cada año, en promedio, entre 2017 y 2021, casi el doble de las horas potenciales perdidas en 2000-2004.

Bajo el sol

'Más del 80% de estas pérdidas habrían ocurrido solo en los sectores agrícola y de la construcción', dice el estudio. Estas son áreas en que las personas trabajan bajo el sol y con una alta carga de trabajo físico.

Así, la pérdida potencial de ingresos por la reducción de la capacidad laboral fue de casi US$ 77 millones en 2021.

Finalmente el estudio hace una serie de recomendaciones a las autoridades.

'Necesitamos una política nacional intersectorial que ayude a la reducción del riesgo del calor extremo. Y esta puede estar al alero de la Política Nacional para la Reducción del Riesgo de Desastres y que puede agregar al calor extremo como un riesgo', dice Palmeiro.

Otra estrategia de mitigación es el fortalecimiento de la atención primaria de la salud. 'Así, por ejemplo, se podría tener un profesional de salud especialista en el área, que pudiera actuar en forma temprana a nivel local', añade Palmeiro.

En cuanto a lo laboral, la recomendación es dotar de mejores equipamientos a los trabajadores, a la vez de planificar jornadas de trabajo en horarios de menos calor y que se incluyan descansos programados de hidratación.