Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2023-02-20
Tipo:   Prensa Escrita
Página(s):   22
Sección:   Política
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El plan del gobierno involucra trasladar a albergues a las personas que viven en carpas.

Sebastián Bowen.
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Director de Déficit Cero, Sebastián Bowen, analiza el plan para erradicar carpas del eje Alameda-Providencia
“Son más de 19.000 las familias en situación de calle en nuestras ciudades”
Desde su experiencia, el exdirector ejecutivo de Techo Chile entrega sugerencias para complementar el plan del gobierno.
Si hay alguien que conoce el tema de la vivienda en Chile es Sebastián Bowen. El sociólogo se ha dedicado a la búsqueda de soluciones concretas para el acceso digno a la casa propia, primero como director ejecutivo de Techo Chile y la Fundación Vivienda, y actualmente como director ejecutivo de Déficit Cero, organización sin fines de lucro que nace al alero de Techo Chile y la Cámara Chilena de la Construcción, y que desarrolla estudios, proyectos y propuestas sobre esta problemática.

Es por ello que Bowen analiza el recién anunciado plan del gobierno para erradicar las carpas y rucos en el eje Alameda-Providencia, que comenzó con un catastro de las personas que viven en situación de calle y dará paso a su derivación a albergues y residencias familiares.

-¿Cómo ve el problema?

-Estamos viviendo una crisis importante del acceso a la vivienda en Chile, la que lleva a niveles de exclusión habitacional cada vez más altos. Desde las más de 80.000 familias en campamentos hasta las que se encuentran en fragilidad habitacional, porque pagan arriendos muy altos en comparación con sus escuálidos ingresos y a quienes la inflación les está afectando directamente y que calculamos en más de un millón de personas.

-¿Cómo se expresa esto en la proliferación de carpas?

-Las personas en situación de calle son parte de la exclusión habitacional. Según un estudio que realizamos desde Déficit Cero en conjunto con el Centro de Políticas Públicas de la UC en 2022, son más de 19.000 familias, muchas de las cuales han llegado a vivir en carpas al centro de nuestras ciudades, a vista y paciencia de autoridades, medios, y la ciudadanía en general.

-¿Cómo observa el plan del gobierno?

-Es un avance que el gobierno ejecute un plan urgente al respecto, y que éste sea en coordinación con distintas reparticiones y autoridades. Será esencial sumar a la sociedad civil y al mundo privado en este esfuerzo. Para que los efectos sean sostenibles en el tiempo es importante tener una estrategia. La idea no es que las carpas se vayan del eje Alameda-Providencia hacia zonas más periféricas y visibles, o que vuelvan en 12 meses cuando el precio del arriendo se haga más inalcanzable.

-¿Cuál es el siguiente paso que se debería dar?

-Tiene el riesgo de no tener el efecto deseado si no se acompaña de dos estrategias esenciales. La primera, es una estrategia de apoyo sicosocial de inclusión para las familias. Los albergues deberían ser considerados una solución transitoria que permitan activar e insertar a las familias en la regularización e inclusión habitacional, laboral, legal, entre otras dimensiones.

-¿Y la segunda?

-Será necesaria una estrategia nacional de desarrollo urbano-habitacional y productivo en Chile para las próximas décadas que aborde la cuestión de la vivienda. Hay más de 19.000 familias en situación de calle en nuestras ciudades, pero más de 640.000 las que no tienen vivienda, y aproximadamente un millón y medio de personas hoy están en situación de fragilidad habitacional. Retirar las carpas, sin terminar con otras formas de exclusión habitacional como campamentos, hacinamiento o arriendos informales, sería tapar el Sol con un dedo.

-¿Cuáles son los perfiles de personas viviendo en esta situación?

-La Corporación Nuestra Casa señala que un grupo importante son hombres adultos, que duran mucho tiempo viviendo en la calle, con trabajos precarios e informales y, muchas veces, con problemas de salud mental. Últimamente también se han observado familias, principalmente extranjeras, instaladas en el espacio público mientras ajustan su situación habitacional y laboral, para ellos la calle es una transición.

-¿Qué problemáticas trae esto para la ciudad?

-Tiene un impacto directo en el desarrollo social, los indicadores de salud o educacionales de las familias sin vivienda también se ven afectados. En segundo lugar, hay una dimensión de convivencia urbana. Las carpas hacen un uso privado de un espacio que está destinado a lo público y para propiciar el encuentro. Sin duda que eso genera situaciones de inseguridad y riesgo, tanto para los transeúntes como para las mismas personas en situación de calle.

-¿Qué se debe hacer para que estas personas no regresen a esos espacios o se vuelvan a ocupar por otras?

-Es crucial diversificar e impulsar, por ejemplo, modelos de arriendo justo, co-residencia, viviendas de acogida, soluciones transitorias, entre otros. Si además van acompañadas por programas de apoyo sicosocial y laborales, tanto mejor. El Plan de Emergencia Habitacional del gobierno permite abrir la puerta a estos modelos. Lo segundo, será fortalecer la oferta de ciudad y de vivienda proyectando la necesidad que Chile tiene en los próximos 10 o 15 años. Nuestros primeros cálculos nos dicen que más de 1 millón y medio de soluciones habitacionales serán necesarias al 2030.

Recuadro
'Los albergues deberían ser considerados una solución transitoria'
Sebastián Bowen
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PATRICIA REY-