Pais:   Chile
Región:   Magallanes y de la Antártica Chilena
Fecha:   2023-05-08
Tipo:   Prensa Escrita
Página(s):   8
Sección:   Opinión - CARTAS AL DIRECTOR
Centimetraje:   18x9
El Pinguino
Una Política Nacional de Educación Socioemocional
Señor Director: Tras lo acontecido durante el estallido social y la pandemia, la salud mental de los chilenos se vio más perjudicada que nunca y una de las áreas donde quedó en total evidencia este problema fue en la educación, puesto que uno de los segmentos más afectados por las secuelas del encierro fue el de los jóvenes. Algunas cifras ilustran esta cruda realidad. El año pasado, más de 50 mil niños y niñas desertaron del sistema escolar, según datos del Mineduc. Asimismo, la Superintendencia de Educación informó que las denuncias por violencia escolar aumentaron un 21,7% en 2022 respecto de 2019. Por si esto fuera poco, un estudio de Elige Educar proyecta para 2025 un déficit de más de 26 mil docentes, ya que ha caído fuertemente el interés por ejercer esta profesión.

Con esos antecedentes a la vista, es absolutamente necesario y urgente crear una Política Nacional de Educación Socioemocional, que incluya a los distintos estamentos, abarcando desde la educación primaria hasta la superior, y que permita abordar de manera integral la situación antes descrita, porque se requieren acciones en toda la cadena formativa, incluyendo también a profesores y familias, siendo esta una política crucial y urgente, y más en instituciones de educación superior, considerando que hoy sus aulas cobijan a muchos estudiantes ciento por ciento pandémicos. Por lo que, la integralidad debe aparecer en los planes y programas de estudio dentro de la educación formal. Sobre esta problemática, cabe destacar el proyecto de ley de educación emocional impulsado por la Fundación Liderazgo Chile, y que en 2019 recibió el patrocinio de distintas parlamentarias y parlamentarios. Sin embargo, esta iniciativa todavía no ha podido ver la luz, pues no ha sido prioritaria para las diversas autoridades. No obstante, con toda la evidencia que tenemos a la vista, podemos concluir que la base del sistema no puede seguir manteniendo lógicas anacrónicas, pues los estudiantes han cambiado, al igual que sus familias y sus entornos.

En ese entendido, es urgente impulsar diferentes técnicas de autocuidado, que cuentan con absoluta evidencia científica, así como también es imperativo que las instituciones educativas aseguremos una formación que abarque lo emocional y social, velando por un buen ambiente construido a partir de una docencia creativa, innovadora y autónoma, con preponderancia en la afectividad, a modo de promover el desarrollo del estudiante en todas sus dimensiones, preparándolo para convivir en armonía con la comunidad.
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-Cecilia Echeverría Jaque Vicerrectora Académica de la Universidad del Alba