Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2023-06-10
Tipo:   Prensa Escrita
Página(s):   C7
Sección:   Nacional
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La Región de Coquimbo, que está bajo decreto de escasez hídrica, es una de las más golpeadas por la sequía. Hay localidades donde ya no hay agua, lo que también ha impactado al ganado caprino.

En la Región de Los Lagos la sequía ha provocado muerte de ganado y además, pérdida en los cultivos.

La localidad de Huatulame, en la comuna de Monte Patria, Región de Coquimbo, es una de las que se ha visto afectada por la escasez de agua.
El Mercurio
Más de seis millones de habitantes están bajo decreto de escasez hídrica, en 128 comunas
“Migración por agua”: Testimonios y datos revelan los graves problemas que genera la falta de líquido
De norte a sur, personas buscan mejores condiciones en medio de los inconvenientes causados por la sequía que afecta al país desde hace más de una década.
'Había más oportunidades, los suelos eran mucho más baratos, había mucha más agua. Hoy plantar algo en algunas zonas de Curicó es casi imposible, lo que hace que todas las oportunidades laborales o de negocio sean bastante más acotadas', apunta Camilo Orellana (35), ingeniero agrónomo que vivía en la ciudad del Maule, pero que decidió emigrar a Valdivia.

El profesional reconoce que su partida estuvo muy ligada a mejorar su calidad de vida.

'No creo que vuelva, tengo mi negocio aquí y una serie de proyectos agrícolas. Aquí hay mucho suelo cultivable, de muy buena calidad, a un precio accesible, y sobre todo, hay más agua', valora.

Como a Orellana, la sequía que afecta al país desde hace más de una década marca la cotidianidad de millones de chilenos a lo largo del territorio nacional, así como también inciden factores como la falta de redes sanitarias en localidades rurales o el poblamiento informal.

Daisy Cortés (72) nació y se crio en Huatulame, en la comuna de Monte Patria, en Coquimbo. Ha padecido en carne propia la crisis hídrica: actualmente, ella y toda su comunidad se abastecen de un estanque y de camiones aljibe, mientras algunos vecinos han optado por abandonar la localidad en busca de mejores condiciones.

'En cada casa tenemos agua potable que sale de un estanque. Cuando llegó la sequía, se notó, los ríos empezaron a mermar el agua, fue complicado. Todavía tenemos camiones aljibe que nos traen 60 mil litros diarios, más una noria que tengo en el río que me tira un litro o un litro y medio por segundo. Acá hay más de 1.500 habitantes, esos 60 mil litros diarios los usamos todos nosotros', comenta.

Y comenta que 'cuando el estanque tiene poca agua, no hay presión y no se puede usar el calefont, la lavadora. Entonces, vamos verificando a diario si está lleno o bajo el estanque, y si es así, la llave se corta en la tarde y la damos recién al día siguiente'.

También afirma que la escasez de agua ha afectado la forma en que trabaja: 'Soy dueña de casa y tengo un pequeño huerto de paltos, con eso me doy vueltas vendiendo por kilos. Tengo un pozo, pero también se me secó. Cuando se puede regar, se riega y cuando no, no. Los paltos consumen mucho agua; entonces, he perdido producción por lo mismo, por la falta de agua'.

Luisa Díaz (61) habita en el sector alto de Reñaca (Región de Valparaíso) hace casi 26 años. No tiene agua potable: 'Muchas veces me he cuestionado irme de acá, porque no cuento con ese servicio básico, que es una necesidad, me da impotencia. A veces tengo que estar reciclando, lo que no es malo, pero tenemos que estar comprando bidones'.

'Ahora nos trajeron un filtro porque el agua viene con mucho cloro y hubo un tiempo que no venía limpia, venía amarilla, con un gusto extraño, como a barro. Dicen que es agua potable pero es agua de la copa, ahí a nosotros nos trasladan esa agua para acá, para Villa La Cruz, a todos los campamentos de acá', expone.

'Tengo la esperanza de que pronto nos urbanicen, tantos años de esperar y esperar, la esperanza mía es ver esto urbanizado. Una vez lo pensé cuando mi hijo se enfermó de gravedad del estómago, no tenía dónde irme. En esta situación no tengo dónde irme, sería a otra toma', afirma. Y asegura que 'no tenemos agua, no nos podemos bañar seguido y tenemos que restringirnos de muchas cosas'.

Fenómeno global

El drama de la migración producto de la crisis hídrica se ha comenzado a dar en distintos puntos del planeta. Según datos del Banco Mundial, a mediados de 2021 se estimaba que eran alrededor de mil millones los migrantes alrededor del mundo y el fenómeno de la escasez del líquido se relacionaba con un 10% del aumento en la migración a nivel global.

Otro informe desarrollado por la entidad bancaria en esas fechas, aunque enfocado en Chile, expuso que 'las sequías registradas los últimos años en diversos puntos del país han dejado en evidencia una preocupante debilidad de los sistemas para operar en condiciones de escasez hídrica, y del orden de unas 400 mil personas han sido abastecidas mediante camiones aljibe, con un alto costo'.

La Dirección General de Aguas tiene la facultad de dictar decretos de escasez para hacer frente al déficit hídrico, a partir de la reforma al Código de Aguas, publicada el 6 de abril de 2022. Mediante dicha fórmula, se apunta a reducir los daños derivados de la sequía, especialmente, 'para garantizar el consumo humano, saneamiento y el uso doméstico de subsistencia (agua que extrae una persona para consumo personal, bebida de sus animales o cultivos hortofrutícolas de subsistencia)'.

Así, la DGA señala que 'actualmente son 128 comunas de las regiones de Atacama, Coquimbo, Valparaíso, Metropolitana, O'Higgins, Maule, Ñuble, Los Ríos y Magallanes las que se encuentran con decreto de escasez, correspondiente a una población de 6.389.624'.

En ese sentido, según el Censo de 2017, eran más de 383 mil las viviendas que no contaban con agua potable en el país. Más en específico, 47,2% de la población rural no poseía abastecimiento formal de agua potable, por lo que recibía el recurso mediante pozos o norias (27,7%); ríos, vertientes, esteros, canales, lagos (12,2%); o vehículos aljibe (7,2%).

Recuadro
'Muchas veces me he cuestionado irme de acá, porque no tengo ese servicio básico, que es una necesidad, me da impotencia. A veces tengo que estar reciclando'.
Luisa Díaz.

'Cuando llegó la sequía, se notó, los ríos empezaron a mermar el agua, fue complicado. Todavía tenemos camiones aljibe que nos traen 60 mil litros diarios'.
Daisy Cortés.

Mayor demanda para los municipios, granjas solares y cambios en números oficiales, entre fenómenos que observan expertos
Beatriz Bustos, académica del Departamento de Geografía de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la U. de Chile, comenta que en zonas rurales afectadas por la crisis hídrica puede apreciarse 'una separación cada vez más aguda entre aquellas grandes empresas, que tienen el capital y la tecnología para hacer pozos profundos para acceder a agua, y los pequeños productores, que no tienen esa capacidad ni esos recursos y que, por tanto, deben dejar de producir'.

Asimismo, expone que muchas personas en áreas rurales 'están vendiendo o arrendando sus terrenos y parcelas para paneles solares, porque no tienen agua para producir. Está surgiendo un nuevo tipo de granja: las solares'.

También señala que, relacionado con el fenómeno de las parcelaciones, se ha dado que personas que adquieren terrenos se dan cuenta de que estos no tienen agua: 'Se transforman en una carga para los municipios, que tienen que empezar a repartir agua en camiones aljibe a lugares donde antes no había nadie'.

Rodrigo Pérez, investigador del Núcleo Milenio Centro para el Desarrollo Integral de los Territorios (Cedit), afirma que, en cuanto a futuras mediciones sobre viviendas sin acceso a agua potable, pueden darse dos escenarios. 'Es probable que con el tiempo comience a aumentar el número. Empiezan a generarse zonas que están cada día más estresadas por temas de agua y si esa población se queda en el lugar, lo que va a pasar es que cada vez menos gente va a tener acceso a agua potable o a agua de cañería'.

Por otro lado, con la migración, dice que 'incluso es posible que el número caiga como consecuencia de que la gente se cambió de zona y ahora su vivienda está ubicada en un lugar donde sí tiene acceso al agua'.

A juicio de Patricia Matus, epidemióloga medioambiental y académica de la Facultad de Medicina de la U. de los Andes, 'tenemos un pie forzado en algunas localidades, porque se están concentrando más los metales y los agroquímicos que la gente usa, y que contaminan a veces las napas. Cuando hay harta agua en las napas, eso se disuelve, pero cuando falta agua se concentran los contaminantes'.
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ISADORA VARGAS Y FERNANDA AROS-