El 31 de agosto termina la alerta sanitaria emitida por el Ministerio de Salud con el objetivo de proteger la salud y el bienestar de los chilenos en medio de la pandemia por covid-19, que en enero aún estaba vigente. Sin embargo, con la decisión de la OMS de poner fina la crisis sanitaria mundial, dada a conocer en mayo, también se extingue la posibilidad de que la autoridad sanitaria nacional prorrogue la alerta sanitaria y con ello, una serie de medidas con implicancias en el mundo laboral, como, por ejemplo, la opción de que ciertos sectores productivos se desempeñen telemáticamente.

El tema preocupa a organizaciones de la sociedad civil como #YoQuieroEstar, que ha liderado una serie de acciones liderado una serie de acciones para que el teletrabajo y la jornada hibrida deje de depender de una alerta sanitaria y sea una alternativa disponible tanto para el sector público como para el privado.

"Buscamos que la ley resguarde a mujeres embarazadas, cuidadores de menores de edad, personas con discapacidad y personas con neurodivergencias. Queremos que estas personas tengan derecho a teletrabajo y jornada híbrida", explica Verónica Campino, cofundadora de #YoQuieroEstar.

La idea en general, explica, es que el colaborador que se encuentre en alguno de los casos mencionados y cumpla funciones compatibles con teletrabajo pueda solicitar este sistema de trabajo a su empleador. Los detalles de formas, plazos y correcta implementación deben establecerse en la normativa legal.

"Necesitamos que no quede a discrecionalidad de las jefaturas poder hacer bien mi trabajo de forma telemática total o parcial si tengo a mi cuidado personas que cumplen los requisitos antes mencionados. Necesitamos que sea un derecho, porque a través de muchas encuestas, en las que participan entre 1500 y 2.000 personas, nos hemos dado cuenta de que cuando se solicita teletrabajo total o pardal, aún existiendo la alerta sanitaria, en el 40% de los casos se niega el beneficio", afirma.

Y en la mayoría de esos casos, precisa, esa negativa tiene que ver con que en el mundo laboral prima la cultura de la presencialidad. "Este es un cambio cultural que como país necesitamos hacer. Muchas veces los cambios legales se anticipan a los cambios culturales. Necesitamos romper esa inercia", asegura

A renglón seguido, Verónica Campino comenta que el teletrabajo no solo significa un ahorro de tiempo y dinero importante para las familias, sino también la posibilidad de "avanzar hacia un cambio cultural de cómo entendemos el trabajo y el cuidado que necesitan las familias, nuestros hijos, las personas mayores o los niños con TEA, que muchas veces necesitan asistir varias veces a la semana a terapia".

Con todo, y previo al proyecto de ley de Conciliación Trabajo, Vida Personal y Familiar anunciado por el Presidente Gabriel Boric, el 1 de junio durante la Cuenta Pública, que próximamente presentará el Gobierno, y que abordará el teletrabajo, en el Congreso ya hay dos mociones parlamentarias sobre el tema, una del senador Karim Bianchi y otra de los senadores Gastón Saavedra, Paulina Núñez, Loreto Carvajal, Iván Moreira y el ahora ministro secretario general de la Presidencia, Álvaro Elizalde.

En este contexto y a la espera de que el Gobierno envíe su iniciativa legal, la Comisión de Trabajo del Senado se comprometió a poner en tabla el miércoles 14 de junio el proyecto de ley sobre teletrabajo y jornada hibrida, lo que fue definido por #YoQuieroEstar como un paso importante en la idea de contar con una normativa legal sobre la materia antes de que termine la alerta sanitaria vigente.

TEMA PRIORITARIO

De esta forma, el anuncio del Presidente Boric viene, de alguna forma, a hacerse cargo de un tema largamente debatido en el país.

En este sentido, Tomás Valles, director de la consultora Experta en empleabilidad y liderazgo People & Partners, afirma que "la conciliación de las distintas dimensiones de nuestra vida es hoy una tarea desafiante para todos, sobre todo cuando el escenario del mundo del trabajo y de la forma de relacionamos ha cambiado de forma radical".

A su juicio, si bien las políticas públicas definen "un mínimo", se requiere avanzar en construir una cultura, en la cual todos "desde los líderes, empresas y también los colaboradores y empleados, nos esforcemos y comprometamos más rigurosamente con el bienestar multidimensional, entendiendo esto como un esfuerzo para mejorar la calidad de vida para todos".

"Si bien la vida laboral y personal son temas diferentes, es la misma persona. Si bien hay que establecer los límites, no debemos olvidar que la persona que trabaja es la misma que llega a la casa", asevera.

Coincide Gonzalo Rivera, gerente general de la empresa experta en gestión de personas Teamwork, al señalar que Chile debe avanzar en todos aquellos derechos sociales que ayudan al fortalecimiento de la familia y que permitan que hombres y mujeres puedan compartir "equitativamente las tareas de cuidado y del trabajo doméstico".

"Hoy resulta prioritario posicionar a la persona en el centro de la gestión y en esto, las organizaciones juegan un rol determinante en el progre-soy en la vida de sus colaboradores, por lo que las empresas tienen el desafío de ser un instrumento eficaz para su desarrollo integral", afirma.

Agrega que existe evidencia de que buenas experiencias como repartir de igual forma los roles parentales han repercutido positivamente en la productividad de las empresas al contar con trabajadores más felices.