Señor Director:
El escándalo que envuelve a la fundación Democracia Viva y la Seremi de Vivienda en Antofagasta pone nuevamente en la palestra la falta de transparencia y probidad en la contratación pública. Nos sobran los ejemplos de corrupción donde se ha explicado incansablemente respecto de la importancia de implementar controles preventivos, rendición de cuentas, licitaciones, due diligence, etcétera, para prevenirla.
En esta ocasión se trata de una importante suma de dinero, entregada, además, a una fundación que no tenía giro de obras cuando ya se había adjudicado varios millones, y ni hablar del conflicto de interés evidente entre las partes involucradas.
En ese contexto, resulta insólito que el ministro Montes señale que recién el Minvu trabajará para cambiar el modelo de asignaciones por uno más transparente. No podemos esperar a que se sigan destapando casos de corrupción para hacer cambios que eleven los estándares éticos y de transparencia, y menos seguir beneficiando a los amigos con contratos millonarios y a dedo, porque el daño a la democracia es enorme. La prevención debe ser prioridad, más aún cuando se trata del dinero de todos los chilenos y en un contexto donde el gasto fiscal es vital para la dirección del país.