Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2023-08-14
Tipo:   Suplemento
Página(s):   6-7
Sección:   Suplemento
Centimetraje:   48x55

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Drina Rendic trabaja al menos ocho horas al día y la jardinería es su hobby , actividad que descubrió en pandemia. César Silva

El empoderamiento de mujeres y visibilizar el talento artístico femenino son los dos ejes principales que movilizan a Drina Rendic.

Drina participa activamente en distintos eventos. En la foto con el expresidente Ricardo Lagos.
El Mercurio - Edición Especial
Presidenta de International Women's Forum-Chile:
“Activista de la tercera edad”, la nueva cruzada de Drina Rendic
Es una mujer non stop , y pese a que lleva más de 40 años abocada a la gestión cultural y el empoderamiento femenino, hoy su mayor anhelo es contagiar a pares generacionales para que se activen. 'Mi causa favorita es cambiar la cultura y la percepción de que somos desechables', dice a sus 80 años.
'El amor no tiene edad', publicó hace algunos días la gestora cultural Drina Rendic en su cuenta de Instagram, junto a una foto en que aparecen Emilio y Liria, dos argentinos de 90 y 83 años, quienes se casaron después de conocerse por Tinder.
Esa publicación, junto con la historia de una novelista que empezó a escribir a los 70 o la de dos amigas que recorrieron los siete continentes a los 81, es parte de una cruzada personal que la tiene 'revolucionada'. 'Soy una activista de la tercera edad, sana y con ganas de aportar', dice al responder quién es Drina Rendic a los 80 años.
Tiene ojos brillantes y sus uñas pintadas de gris, color que combina en perfecta armonía con su pañuelo y maquillaje. 'La ropa que usa cada uno es un símbolo de autocuidado. Valoro la belleza, la simbología y la creatividad que hay detrás del vestuario', dice.
Sentada en uno de los jardines interiores en su 'casa-oficina' en Lo Barnechea, recorre con la mirada el techo cubierto por una colección de paraguas comprados en las tiendas de regalos de las distintas exposiciones que ha visitado alrededor del mundo.
La suelen identificar como socialité, pero es una etiqueta que no le incomoda. Al contrario, 'son herramientas que uso para causas que benefician a la sociedad. Hoy mi causa favorita es la tercera edad. Cambiar la cultura y la percepción de que somos desechables', agrega.
Hace más de 40 años, también la moviliza el empoderamiento de mujeres y visibilizar el talento artístico femenino. Sigue presidiendo —y muy activamente— el International Women's Forum-Chile, el Capítulo Chileno del National Museum of Women in the Arts y es miembro de distintos directorios de instituciones culturales y sociales.
—¿Es feminista?
'Sí, pero no radical. ‘Igual pega, igual paga'. Ese es mi lema. Soy gerofeminista, es decir, lucho contra la doble discriminación hacia las mujeres mayores'.
—¿Qué la anima a seguir tan vigente?
'Tengo unos pocos talentos. Uno es formar equipos y también tengo una habilidad organizativa natural. Me produce adrenalina estar organizando cosas. Entonces, me sentiría muy desgraciada si no pusiera en valor esos talentos'.
Estudiar a los 68
Es una mujer non stop que trabaja al menos ocho horas al día. 'Yo no tengo que motivarme, nací motivada. Si sigo sana, no pienso parar hasta el último día', ríe. Admite que gran parte de su ímpetu se explica porque creció en un ambiente familiar de alta exigencia. Todavía se acuerda cuando llegó orgullosa con su libreta de notas y le contó a su papá que era la octava del curso. 'Me dice, ‘¿la octava? ¡Pero qué es eso!'. Entonces, me convertí en la primera. Era así con nosotros. Nos obligaba a dar lo máximo', recuerda Rendic, la mayor de cinco hermanos.
Para ella todos los días son diferentes. Lo único rutinario es el desayuno. Si no está en su oficina contestando correos, está de viaje por trabajo u organizando —especialmente el menú— de algún encuentro. Y el poco tiempo que le queda lo dedica al paisajismo, un hobby que descubrió en la pandemia, a la ópera o se junta a ver series con su marido, el empresario Humberto Becerra.
Uno de sus más grandes orgullos personales es que a los 18 años decidió irse de Chile para estudiar Ingeniería Comercial en la Universidad de Portland, Estados Unidos, donde fue la única mujer extranjera de su generación. 'Sentí que era pionera', recuerda. Hoy cree que esa experiencia la marcó. 'Había una efervescencia por cambiar las cosas. Se estaba abriendo el mundo a las mujeres', dice.
Sesenta años después repitió la travesía. Quería volver a ponerse a prueba a sí misma. Le avisó a su marido que quería volver a estudiar y se inscribió en un curso presencial de relaciones internacionales de la Universidad de Harvard que duró 11 meses. Una experiencia que enfrentó sola y donde aprendió 'destrezas que no sabía que tenía'.
'Me enorgullece. Me saqué las mejores notas. Estudiaba como loca. Leía altos de libros. Estoy segura de que nadie los leía todos. Era por lejos la mayor del curso', cuenta.
—¿Y cómo era la relación con sus compañeros de curso?
'Me empezaron a pedir que estudiara con ellos, porque yo sabía muchas cosas. Terminamos amigos, tomando café. Una pena que nunca me hayan invitado a carretear, porque hubiera ido feliz. No sé cómo transmitir la felicidad que uno siente cuando se es autónoma, dueña del tiempo. Mi placer era sentir que yo era capaz'.
Eso es lo que está intentando contagiar a sus pares generacionales, haciendo un trabajo, por el momento, 'uno a uno', ya sea conversando o publicando en redes sociales. Es muy activa en Instagram y LinkedIn.
'Eleanor Roosevelt decía, ‘Cuando uno deja de producir, uno comienza a morir'. Es tan cierto. Cuando dejas de aportar, te sientes inútil y eso genera problemas de salud mental y otras enfermedades. Es un círculo vicioso. ¿Qué estás haciendo con tu tiempo? ¿En qué estás aportando?, le pregunto a mis amigas. A veces, puedo ser un poco reiterativa', ríe.
—¿Qué tipo de respuesta ha recibido?
'Bastante negativa, te diré. Como que no veo que haya entusiasmado a mucha gente. A lo mejor a un par, pero aunque entusiasme a uno, vale la pena, ¿no? ¡Que se activen!, ¡que se sientan valiosas!, eso es lo importante'.
—¿Por qué decidió iniciar esta cruzada?
'Hay una tremenda proporción de adultos mayores que están sanos y, sin embargo, está esa percepción de que son desechables. De que no sirven para nada'.
—¿De dónde viene esa percepción?
'Tiene que ver con la autopercepción también. Si tú te sientes desechable, obviamente los demás te van a ver así. Pero yo me pregunto, ¿cómo no sentir que todo lo que has aprendido lo puedes transmitir? Pero eso hay que buscarlo. Nadie te va a ir a buscar a la casa. Hay mucha gente de mi generación que tiene esa actitud, ‘ya no'. Esas dos palabras, ‘ya no', me irritan. Ya voy, hay que decir. ¡Ya voy! Hay que cambiar esa mentalidad, que las cosas nazcan de uno…como la película ‘El agente topo''.
—¿En qué sentido?
'Él es el héroe. La verdadera enseñanza para mí es el topo. Él fue a buscar pega, lo contrataron y trabajó en algo. Tiene que haber un cambio. Yo quiero aportar con un granito de arena hablando todos los días de este tema'.
—¿Cree que el mundo laboral está consciente de esto?
'Creo que tiene que haber un cambio cultural en las empresas y en la población. En las empresas se habla de diversidad de género, pero ¿por qué no se habla de diversidad etaria también?, ¿por qué no tener a una persona de 70 u 80 años, si tiene las condiciones y experiencia?, ¿por qué no tener a una persona mayor en los directorios? ¡Renovemos! Ay, yo creo que la juventud está sobrevalorada. No tiene que ver con que las personas sean viejas o jóvenes, sino con que estén capacitadas'.
—¿De qué manera las políticas públicas pueden hacerse cargo de esta situación?
'No es políticamente correcto, pero debería cambiarse la edad de jubilación. Si estamos sanos, podemos trabajar mucho más tiempo. También sabemos que hay que mejorar las pensiones, pero creo que una de las cosas más importantes es que la gente siga trabajando'.
—¿Qué es lo que más valora de la tercera edad?
'Es como cliché, pero la verdad es que la experiencia es irremplazable. De partida, sabes cómo leer a las personas, sabes juzgar las situaciones, hay conocimientos que son innatos, sabes cómo actuar'.
—¿Cómo describiría esta etapa de la vida?
'Llena de sorpresas. No he perdido mi capacidad de asombro. Estoy con una adrenalina que me acompaña todas las mañanas cuando me levanto. Yo me he sentido siempre relativamente joven. Cuando dejas de pensar en el futuro, ahí fregaste. Yo siempre estoy pensando en el futuro. No me asusta hacer planes a largo plazo'.
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MARÍA FLORENCIA POLANCO-